Capítulo 4 - Confía.

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Makis Prov:

Raro, así mismo me sentía luego de que Juliana Pérez me dijera y básicamente se me declarara, había cosas que no podía entender, y que definitivamente, no podía sacar de mi cabeza. Cuando logré huir de los brazos de Juliana simplemente corrí, lo hice asustada, lo hice porque tenía miedo de que ella descubrirá lo mucho que me gustaba, tenía miedo de poder darle las herramientas para destruirme.

En ese momento, lo único que parecía se lo suficientemente lejos, era subir hasta la torre de la universidad y quedarme perdida en la terraza, dejándome envolver por los cálidos colores de la tarde, dejándome calmar por esos suaves colores que siempre me transportaban a un lugar diferente.

- ¿No crees que sería mejor dejar de esconderse – ahí estaba, otra vez la voz de Juliana Pérez, esa chica que parecía no rendirse; ella no venía sola, ella venía con otra chica, una de pelo largo, piel blanca y labios carnosos, esta chica venía ofreciéndole su brazo a Olgui, quien me miraba preocupada?

-¿Otra vez le dijiste Olga? – la voz me temblaba, tenía miedo y mi mejor amiga no era de mucha ayuda para esconderme o por lo menos para esconder mi miedo, idiota traidora.

-No, esta vez yo no fui la que le dije nada, ella te encontró – dice Olgui alzándose de hombros.

-Hey, sé que mi amiga es fea, pero tiene buenos sentimientos, si no quieres nada con ella, dile que es por ser fea y no corras después de besarla – dice esa chica, la cual, no sé su nombre, pero parece ser muy cercana a Olgui, la manera en el disimuladamente se acarician las manos, o como se las arreglar para tocarse, me hace pensar que las cosas son más intensas.

-Natalia Afanador, cierra el hocico si no quieres quedar calva – después su mirada se vuelve a fijar en mí, parece que ella me atraviesa con los ojos, pero lo hace de una manera dulce - ¿Podemos hablar? Solas, solo quiero eso, Makis, por favor, déjame hablar contigo.

-¿No te rendirás? – pregunto en tono cansino, esta persecución del gato y del ratón me está cansando, no porque me sienta un ratón indefenso, sino porque ya no le veía el motivo, ya sabía que huir sería completamente inútil.

-Si no me queda de otra – intento sonar desinteresada, solo para ocultar el miedo que ronda mis pensamientos en este momento, tengo pánico de que sus palabras me hagan caer.

-¿Pueden irse chicas? De verdad quiero solo hablar con ella, pero quiero hacerlo a solas – eso encendió mis alarmas, pero ya no podía retractarme, esa conversación se llevaría a cabo. Aunque sabía que las chicas eran mi salvación del momento, ya no había manera de dar paso atrás, lo sabía al ver sus ojos fijos en mí, ella me miraba de una manera intensa, pero sin faltar el respeto.

-Tú dirás – ella da pasos silenciosos hacia mí y simplemente se deja caer a mi lado, sentándose a mi lado, mirando en la misma dirección que yo, a ese anaranjado cuadro que se cernía frente a nuestros ojos.

-¿Por qué me tienes miedo? - ella parece acongojada, esa seguridad que por sus poros salía se había esfumado, ahora, solo quedaba una chica común y corriente, solo quedaba una chica vulnerable, una que se mostraba como un libro abierto frente al mundo.

-No es a ti, es a tu reputación, es por los rumores que te rodean, Juliana, eres la chica que tiene a quien quiere en su cama, eres la que va a fiestas, eres la que tiene a cuanta chica y chico quieres ¿Por qué te fijarías en alguien como yo? ¿Por qué? Yo no soy nada especial, solo soy invisible, yo soy la nerd, la que no llama la atención de nadie – su mano recorre suavemente mi brazo, hasta que su mano se entrelaza con la mía, sus dedos empiezan a jugar con los míos y simplemente se posa sobre la mía, tan delicada como una mariposa.

-Es que tú no te dejas ver, Makis, eres una persona hermosa, una que antes no había visto, y solo bastó una noche para que quedara prendada de tus besos, de tus brazos, de tu calor. Makis, eres hermosa, por fuera y por dentro, eres inteligente y por lo visto eres leal, sé que no puedo decir que estoy enamorada, porque sería una mentira, pero quiero conocerte, Makis, solo quiero la oportunidad de conocerte – sus dedos entrelazados con los míos me dieron un calor extraño, su vista se fija en mi perfil, logrando que mi mirada se desvié un poco para volver a ver sus ojos.

-¿Qué quieres decir con todo esto? – su pulgar comienza a hacer suaves círculos sobre el dorso de mi mano y una suave sonrisa aparece en sus labios, una que es contagiosa , porque de inmediato, se plasma una en mi rostro.

-¿Quieres tener una cita conmigo? Ahora – eso me deja boquiabierta, no me esperaba que ella me pidiera una cita, ella sigue dando esas suaves caricias en mis manos, algo que me hace sentir una ternura y un amor infinito – Sé que tengo una reputación y sé que pedirte que confíes en mi sería un poco irrisorio, pero quiero cambiar, quiero demostrarte que cambie, por ti.

-¿A...Ahora? – pregunto con las palabras atoradas en la garganta, pensar en la remota posibilidad de tener una cita con ella, me hacía saltar el corazón, era como un sueño hecho realidad, a pesar del miedo, era un sueño hecho realidad.

-Si, sé que es improvisado, pero quiero mostrarte quien soy yo, no la chica que se rumora que soy en los pasillos – trago en seco, abriendo la boca para decir que no, pero mis labios dejan escapar unas palabras que no tenía pensadas.

-Está bien – ella sonríe, pero como nunca, esa sonrisa alcanza sus ojos, dándole un brillo tremendo, un brillo que se esconde de mis ojos, pues ella tomó mi rostro y plantó un rápido beso en mi mejilla.

-Vamos entonces – ella se levanta para ayudarme a ponerme de pie, al parecer, sus manos se niegan a soltarme, porque empieza a caminar conmigo tomada de la mano, sin importar cuantas personas nos ven, ella solo camina conmigo a la par, llevándome a un lindo carro gris en el parqueadero de la universidad.

-Suba hermosa señorita, la llevaré a mi lugar favorito, a ese que únicamente ha sido mi mejor amiga ha ido conmigo y mira que la idiota le gusta decirme fea, así que espero que te guste – tiene la emoción de una niña de 5 años que han invitado a un parque, tiene una emoción y una vulnerabilidad que nunca había visto en ella, parecía que ella no era la Juliana de la que hablaban por los pasillos.

-¿Dónde sería eso? – sus blancos dientes aparecen en esa hermosa sonrisa, esa que vi aparecer tantas veces en tan pocas horas.

-Es una sorpresa, tiene que ser emocionante, tiene que ser una sorpresa linda, no se vale si te digo – un tono juguetón me hace pensar malas cosas, incluso, me hace pensar que las cosas que me dijo son mentira.

-¿Dónde vamos Juliana? – no pude evitar que la voz sonara un poco más temerosa de lo que quisiera, ella se para en seco y toma mis mejillas con sus manos, obligándome a verla, ambos marrones parecen luchar por la dominancia.

-Hey, tranquila, solo quiero llevarte a mi lugar favorito, ese que iba cuando era niña, Makis, solo quiero llevarte a ese lugar en el que en verdad me siento yo – sus dedos comienzan a acariciar mis mejillas, no puedo creer el increíble magnetismo que siento por ella – Makis, eres preciosa... ¿Puedo besarte?

-No sé qué demonios me estás haciendo, pero no puedo escapar de ti – todo el valor que tenía reunido para ese entonces se concentró en mis manos, en esas que se anudaron en su cuello y la atrajeron hacía mí, mis labios se encajan en los suyos, esta vez por mi cuenta, esta vez por deseo. Porque si, quería besar con todas mis fuerzas a Juliana Pérez.

Una Botella de Amor - (Ventino) [Julkis] [Nalga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora