Capítulo 16 - Esta es mi promesa.

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—¿Cómo lo hago? — Exclamó con cierto desespero Juliana, por primera vez en mucho tiempo, la morena parecía perdida en algo, incluso, insegura, y pese a ser la que siempre daba consejos, esta vez, no sabía que hacer.

Natalia se reía, esto era algo de nunca ver. — Lo dices como si nunca te hubieras embaucado a una pobre chica para que saliera contigo.

El primer golpe fue en el brazo. — Dos por moverte. — El segundo le dio en plena cabeza, dejando a la castaña un poco aturdida. — Con Makis es diferente, lo sabes muy bien, Makis es especial.

—Lo sé. — Natalia la abrazó en un mero gesto de compañerismo y comprensión. — Por eso te daré el mismo consejo de mierda que me diste tú, que no me sirvió para nada porque apenas vi a Olgui los ovarios se me fueron a la garganta y me dieron las ganas de correr a todo lo que mis piernas daban en dirección contrario. — La castaña solo se ganó una gran cara de confusión por parte de la morena. — A ella le encantas, solo toma su mano, bésala y llévatela de acá, te aseguro, que para cuando termine la jornada Makis vendrá de tu mano como novias.

—Eres una mierda dando consejos. — Juliana miraba a Natalia con ternura, quizás reflexionando sobre el hecho de que esa castaña había estado a su lado casi toda una vida, casi se podía decir que eran parte la una de la otra.

—Solo copio los tuyos amiga mía.

Ese era el empujón que le faltaba a Juliana, solo ese pequeño aire de energía para impulsarse hacia adelante, a las aulas del ala de D del tercer piso, donde se encontró con la tierna escena de Makis completando algunos apuntes con las piernas extendidas en el suelo. Makis se podía decir como toda una nerd, pero a la morena le encantaba, adoraba ese brillo en sus ojos cuando comprendía algo que le era difícil, adoraba como sus mejillas se teñían de rojo cuando le hablaban de exposición oral, le encantaba que doblara su peso en libros y cuadernos que de seguro no tenían ni una cuarta parte de lo que la pequeña guardaba en su cabeza, Juliana simplemente, adoraba a Makis.

—Hola. — Saludó al pararse con timidez a su lado.

Makis levantó la cabeza, aún un poco perdida porque alguien le estaba saludando en el pasillo, aún le costaba asimilar el hecho de que alguien más que sus mejores amigas la saludaran, entonces, como siempre, con ese rostro despistado la miró con el lápiz presionado entre los labios.

—¿Juli? —Y como si su cuerpo fuera llamado por la morena, sus pies se movieron para erguirse.

—Hola. — Volvió a susurrar la morena mientras tiraba con nerviosismo los tirantes de su mochila. — Es que, yo...yo quería invitarte a salir. — Susurró con nerviosismo. — Quería invitarte a cenar...y...y te traje flores. — Estiró con suavidad sus brazos, hasta que el gran ramo de rosas rojas cubrió con gracia su cara.

—Yo...yo...yo tengo clases. — Tartamudeó la pequeña.

Juliana se rascó la cabeza, intentando encontrar una solución a esto. — Es verdad. —Dijo con algo de decepción. —No lo pensé.

—Ni yo.

Ambas estaban tan nerviosas que ni siquiera eran capaz de mantener una conversación coherente, tanto que causaba gracia a quien había presenciado esa escena; Natalia Afanador sabía que ese comportamiento no era usual en Juliana, y que por ende, lo especial de esa chica para su amiga se podía ver a distancia, es por eso por lo que no soportó el hecho de que se quedaran viendo como idiotas, decidiendo intervenir.

—Siento lo inoportuna, — Dijo mientras cogía de los hombros a Makis. —Pero por favor dejen de mirarse con esa cara de bobas y vayan a su cita, saben que amabas quieren y una clase idiota no hará la diferencia en nada.

Una Botella de Amor - (Ventino) [Julkis] [Nalga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora