¡No puedo Perderla!

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Alec:

Luego de que la linda familia de esa pequeña loba llegara a su lugar de origen las cosas entre nosotros se complicaron. Mi hermana quería atacarlos sin previo aviso, pero le dije que tuviera en consideración que los neófitos no tenían mucha experiencia en combate con los Cullen.

Al final aceptó que los siguiéramos vigilando. Eso seguíamos haciendo.

Nuestro ejército de combate necesitaba más para remplazar aquellos que estaban heridos. Llevaba allí ya un par de horas cuando los escuché.

La pequeña había vencido a su padre haciendo una insignificante trampa. La madre se reía ante los reclamos de su hija... Era una escena realmente conmovedora, pero nada  podía evitar que dejara de mirarla.

Luego ella se dio cuenta, sus ojos se encontraron con los míos. Rápidamente ella cambió de dirección; mientras que yo la seguía observando. Me dolió un poco el hecho de que me ignorara por completo, pero sabía que no debía concentrarme tanto en ello. Aunque ella me obsesiona no puedo olvidar el hecho de que su familia completa destruyó todo lo que era.

Mi tarea en Forks era buscar a más neófitos para adiestrarlos en lo que es el combate, para así en unos años enfrentarnos a todos ellos.  Pero había una cosa que no me salía de la cabeza y era ella. No sé lo que me pasa; pero no puedo dejar de verla...

Es como una especie de frenesí, quiero verla pero al mismo tiempo deseo que esté muerta. Me obsesiona en un grado que ya no sé que más puedo hacer para controlarlo y dejarme llevar por el sentimiento que se supone que debe reinar... El Deseo de verla Muerta...

Jassie: 

Amaba estar con todos mis seres queridos. Nuestras risas se hicieron tan contagiosas que todo el resto de mi familiares se unieron a todo nuestro circo de diversión. Para aumentar la adrenalina en todo el grupo de seres sobrenaturales que formábamos decidimos pasarnos por todo lo que era nuestro territorio en busca de lindos animalitos que se ofrecieran para ser nuestra cena. 

A pesar de que mis familiares no hacían nada más que bromas sin parar; hubo algo que me hizo estar más nerviosa de lo normal. Antes de que todos vinieran a la gran reunión vi a Alec en una de las copas de los árboles. Para intentar que no se formara una terrible escena en tan bonito día, decidí ignorarlo. ¡Claro está que el miedo que sentí me hizo perder un poco la concentración!

Sabía la situación en la que vivíamos incluso antes de nacer. Era ya una adolescente, pero el temor de que le hicieran algo a mi mamá o peor de que me hicieran algo para poder torturarla. Ese era mi gran temor y por ello le temía y le guardaba un inmenso rencor por todo lo ocurrido a mi mamá y el dolor infligido a mis demás familiares hace algunos años.

Alec había conseguido lo que quería desde un principio. Meterme miedo, el suficiente como para dejar de concentrarme en lo que en realidad debía hacer...

—¡Eh! ¿Estás bien? — mis padres habían escogido la opción de ir en grupos y a mí me había tocado ir con mi mejor amigo peludo... Sebbas.

—Sí... Solo que estoy hambrienta. Más de lo que debería... ¿Qué esperas? — dije caminando y mintiendo a la vez. No dejaba de tener miedo porque algo malo pasara.

—Te conozco y sé que algo tienes. Puedes confiar en mí... ¿Qué me estás ocultando? — a él no podía mentirle. Me conocía a la perfección y sabía cuándo estaba mal y cuándo no.

—No sé que es lo que tienen mi papá y tú con respecto a las mentiras que mi mamá y yo les decimos pero la verdad es que no te puedo mentir.

—Ven aquí. — me hizo ir hasta dónde estaba para darme un abrazo — siempre puedes contar conmigo Jass. Para todo...

Hielo/FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora