ARCO4.11

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Esa mañana, una explosión ocurrió sin previo aviso en la cocina de la base.

El rostro de He Dong era sombrío como una asura del infierno. Observo intensamente el horno que por alguna razón había estallado unos minutos antes, él recordaba perfectamente haber presionado los botones correctos, ¿Cómo es que terminó en esto? Después de unos minutos en silencio, He Dong decidió olvidarse del horno, ya llamaría a alguien para que lo reparara más tarde.

Se acercó a la mesa y cogió un cuchillo de cocina de entre todos los utensilios. Lo levantó en el aire, listo para cortar una cebolla, con los ojos fríos y aterradores, como si en lugar de cocinar estuviera descuartizando a alguien. Los oficiales que escucharon todo el alboroto vinieron a ver que ocurría, pero solo bastó hechar un vistazo al rostro de su comandante para hacerlos temblar, además, ¡¿Qué se supone que está haciendo el comandante?!

Uno de ellos reunió coraje y se acercó furtivamente a la cocina, allí se encontraba una gran olla con un líquido desconocido no identificado para los seres humanos. Se suponía que el color de esa sustancia era verde, ¿Por qué el humo que emanaba era negro? Además, ¿Es natural que la esa cosa fuera fosforescente? ¡El comandante planea matar a alguien!

El sargento de primera División se aclaró la garganta y preguntó, "Mayor, ¿Está usted haciendo un experimento?"

He Dong escuchó esa pregunta y dejó de lado el cuchillo, sus ojos no tenía expresión alguna y sus palabras sonaban secas, "Es sopa"

El sargento soltó un 'ohh' en compresión, su sonrisa se veía muy rígida, mientras nadie se daba cuenta, lentamente comenzó a acercarse a la puerta y, cuando estuvo allí, no se detuvo ni por un momento antes de salir corriendo.

¡Santa madre! ¡¿Eso es sopa?! ¡¿Por qué parece veneno?!

El resto de los oficiales también tenían pensamientos muy parecidos pero, ¿Quién en este mundo se atrevería a decirle algo al comandante? ¡Ellos aún querían vivir! Todos lloraron en silencio.

En el caso de He Dong, él ni siquiera se molestó en ver las expresiones de sufrimiento en el rostro de sus oficiales. Él también se sorprendió mucho por sus propias acciones, nunca en su vida había cocinado, además, su paladar no era para nada exigente, comer en el ejército no era precisamente el lugar más adecuado, aquí, si te dan un plato de gachas de avena ya era un lujo, ni mencionar carne o algo parecido.

Por alguna razón, He Dong tuvo un sentimiento de Déjà vu cuando comenzó a cortar los vegetales. Sintió que ya había hecho esta clase de cosas antes, pero no podía recordarlo. Era igual que enfrentarse a tú enemigo más viejo y ser derrotado patéticamente. Hasta aquí, He Dong se rió de sí mismo, ¿No podía ser que la cocina fuera su enemiga, verdad? Eso sería absurdo.

Aunque no sabía cocinar muy bien, no quería decir que fuera imposible, cierto? Él era un hombre capaz de sostener una metralleta para matar a decenas de zombies en segundos, ¿Qué tan difícil era cocinar?

He Dong estaba muy confiado.

🔹🔹🔹

Media hora después, el cuerpo de Tao Xi estaba rígido como un palo de escoba en mal uso. No se había movido ni un solo centímetro desde que el comandante le había traído el desayuno. Tao Xi sintió que quería llorar, llorar y maldecir a su mala suerte. ¡¿Por qué su hombre nunca aprendía la lección?! ¡¿Cuántas veces han sido ya?! ¡Esto es demasiado!

Solo aquí, Tao Xi descubrió la identidad del comandante He Dong, ni siquiera necesitaba preguntar por la marca roja en su nuca, ¡¿Quién en este universo es capaz de convertir una inocente sopa verde en un veneno con la habilidad de matar incluso a un dragón?! Tao Xi se sintió feliz pero a la vez miserable. Miró el tazón frente a él y cerró los ojos, preparándose para aceptar su destino.

Engañando Al Sistema De Dios: El Villano EscoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora