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El comandante de primera División, He Dong, era una de las figuras más respetadas del cuerpo de militares. Se graduó en una importante Universidad extranjera a los 17 años, pero lejos de formar parte de la empresa familiar de su padre, decidió integrase al ejército y comenzar su ardua carrera como soldado. Debido a las habilidades inatas de He Dong, en poco tiempo fue ascendido a teniente coronel y antes de los 20 ya ocupaba el puesto de teniente general, hasta que finalmente, a inicios de este año fue ascendido a comandante de las fuerzas militares. Él era uno de los Mayores más jóvenes de todo el ejército, esto atrajo la atención de muchas personas al igual que la admiración de miles de soldados.

A inicios del Apocalipsis, He Dong fue una de las primeras personas en enterarse sobre el virus zombie, pero antes de que el reporte escrito por él mismo llegara a manos de los superiores, la plaga de los no-muertos ya había salido disparada.

Sin más remedio, He Dong convocó a todos los oficiales bajo su mando, inicio una alerta de emergencia para evacuar las ciudades y poner a salvo a los sobrevivientes. Pero no cantaba con que el virus se expandiera más rápido que la pólvora, en poco tiempo más de la mitad de toda la ciudad ya había sido erradicada.

Días después de la catástrofe, He Dong consiguió la ayuda de uno de sus amigos y levantaron esta enorne fortaleza para todos aquellos que aún permanecían con vida. El ejército también se había movido eficazmente, cerrando todos los pasajes y caminos disponibles a la base para evitar el ingreso de los zombies.

Después de eso, la principal propiedad fue conseguir armas y alimentos. En la base, a parte de los soldados y sobrevivientes, también estaban los conocidos como super-hunanos, personas poseedoras de extrañas habilidades que les permitían controlar una gran variedad de elementos. Entre los usuarios, los que más se destacaban eran aquellos con el elemento rayo y fuego, ya que su ofensiva era comparable a la fuerza de una bomba. También existían usuarios se agua y planta, quienes mayormente ayudaban en la recolección de alimentos. Por último también estaban los usuarios de tierra  y viento, quienes mayormente actuaban en caso de una invasión zombie.

De esta manera, por mera naturaleza se creó una jerarquía dentro de la base: Primero estaban las personas con habilidades especiales, quienes recibían un tratamiento muy especial. Luego estaban los soldados, que a pesar de no tener habilidades, aún mantenían una vida estable y cómoda. Y por último estaba la gente normal, los que no tenían habilidades ni formaban parte del ejército, si alguno de ellos tenía alguna experiencia en medicina o en robótica eran bienvenidos y podían vivir tranquilamente sin preocuparse por la ropa ni alimento. Pero aquellos que no tenían nada de eso, simplemente se convertían en mendigos e imploraban un poco de comida para poder vivir.

A He Dong no le importó mucho este asunto, al fin y al cabo esa era la naturaleza humana. Un lado horrible de la humanidad, algo que no merecía la pena ver. El corazón de He Dong se volvió duro como una roca, en el fin del mundo pudo ver con sus propios ojos la crueldad de las personas, algunos mataban a sus padre y otros se olvidaban de sus hijos. En ese entonces He Dong se burló, el mundo ya era así antes del Apocalipsis, solo que ahora no existía el respeto ni la moralidad. Fue igual que el reporte que recibió hace algunos días, sobre la noticia de que su madre había vendido a su hermano menor por un saco de arroz, se sintió tan enojado que comenzó a reírse.

Creyó que este mundo ya no tenía salvación, tal vez la llegada de los zombies no fue una desgracia, sino el karma que cayó sobra la cabeza de cada ser humano. Se llegó a preguntar si en verdad valía la pena salvar este mundo, rescatar a todas esas personas de corazón negro y olvidar los malos entendidos que sin ninguna duda volverían a ocurrir.

Su mente era confusa y sus pensamientos se desordenaron en un caos absoluto. El estrés que había acumulado casi le provocó un dolor de cabeza, pero fue en ese momento, cuando de repente escuchó los gritos provenientes del pasillo.

Engañando Al Sistema De Dios: El Villano EscoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora