ARCO5.2

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Esa mañana, cosas extrañas sucedieron en la Federación interestelar de Edd-thar. El general al mando del primer cuartel de defensa planetaria, se levantó repentinamente de su escritorio y dejó la sala de reuniones a la velocidad de un rayo. En todo ese tiempo, el general Liu Zhouqing no cambió la expresión estoica de su rostro, pero si alguien se fijaba bien, notaría de inmediato un rastro de nerviosismo en sus ojos. Pasaron varios minutos hasta que todos los oficiales salieran del shock, se miraron los unos a los otros y descubrieron que todos tenían la misma expresión conmocionada.

Por otro lado, Liu Zhouqing no se molestó en detenerse para saludar a algunos de los líderes de la Federación, su cara inexpresiva y sus ojos estrictos seguían igual que siempre, con la leve diferencia de que sus pasos no se detuvieron ni por un segundo.

Antes de que se completará el primer minuto, el general Liu ya se encontraba en el estacionamiento. Entró a su auto, cerró la cabina y aceleró sin decir ni media palabra. Dejando estupefacto al encargado de seguridad que custodiaba el estacionamiento.

En el camino, Liu Zhouqing encendió su teléfono y volvió a leer el mensaje que Liu Wuchon le había enviado.

'Bro, será mejor que vuelvas rápido, algo extraño ocurrió con Ah'He, ¡Date prisa!'

Solo bastó leer esa pequeña frase para que el frío general Liu Zhouqing pisara el acelerador a fondo. Bueno, quién le pidió al general que tuviera una nave de transporte último modelo como auto. Su velocidad supersónica pasó por medio de los demás autos como una ráfaga de viento. Liu Zhouqing estaba seguro de que después de esto, definitivamente le llegaría una notificación de parte de la oficina policial de la ciudad, más tarde tendrá que pagar la factura por exceso de velocidad.

Ese mismo día, Liu Zhouqing recordaba haber llevado a Liu Qinghe a ver al doctor San Qi para el implemento de la medicina. Como hermano mayor, Liu Zhouqing sabía perfectamente los efectos secundarios que esas pastillas tendrían en el cuerpo de su hermano pequeño, pero aunque se encontraba muy poco dispuesto, ese método era el único que existía para alargar la vida de su hermano, incluso si el precio era una ronda insoportable de dolor.

Al pensar en su hermanito retorciéndose con el rostro pálido y los dientes apretados, el corazón de Liu Zhouqing dolió e inconscientemente volvió a presionar el acelerador.

No pasó mucho tiempo hasta que por fin llegara a casa.

¿Pero qué fue lo que encontró?

Lo primero que vió cuando llegó, fue a su segundo hermano Liu Wuchon sentado en el sofá con un tazón de palomitas en las manos mientras veía la televisión. Había tirado su saco a un lado y se aflojó la corbata, tenía las piernas cruzadas y su cara estaba llena de restos de comida. No importaba por dónde se lo viera, ese hombre parecía un vago mantenido que pasaba sus días viviendo como un cerdo en la casa de su padre.

El rostro de Liu Zhouqing se oscureció hasta el punto de casi gotear tinta, estiró la pierna y pateó el sofá en el que Liu Wuchon estaba sentado. Justo en ese momento, Liu Wuchon había estado masticando palomitas, se atragantó por la sorpresa y comenzó a toser como un loco. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras observaba a Liu Zhouqing, trató de decir algo pero aún no había terminado de toser.

Esto no fue suficiente para apaciguar la ira de Liu Zhouqing, el general estiró las manos y dobló los brazos de Liu Wuchon en un ángulo extraño, al instante, lo único que resonó en la enorme sala principal de la mansión, fue el lamentable grito de Liu Wuchon.

Después de haber desahogado su ira con su hermano menor, Liu Zhouqing sacudió las manos y se dirigió al segundo piso, olvidándose por completo del desdichado Liu Wuchon, quien aún se encontraba tirado en el piso.

Engañando Al Sistema De Dios: El Villano EscoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora