« Incluso para la dinastía Malfoy, Pandora era un infierno andante »
Cuando Draco decidió retomar su último año en Hogwarts con una sola condición por parte de sus padres, jamás pensó que incluirían a Pandora Malfoy en sus planes.
Pandora Narcisa Ma...
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Con cada paso que daba entre las mesas sentía la mirada de cientos de estudiantes sobre ella, pero debido a que estaba acostumbrada a llamar la atención no se intimidó. Al otro extremo del camino la directora Minerva Mcgonagall aguardaba por ella junto con el Sombrero Seleccionador entre sus manos. Con movimientos coquetos se detuvo frente la mujer, saludó cortésmente con un ademán de cabeza y se sentó para proseguir con el sorteo.
Se hizo silencio durante unos cuantos segundos hasta que el sombrero habló:
– ¡Eres una Malfoy! Me lo esperaba por esos ojos grisáceos tan conocidos. Sin embargo, no eres una cualquiera: una dama con la inteligencia e ingenio de un Ravenclaw; la lealtad y osadía de un Gryffindor, la dedicación y carisma de un Hufflepuff; y por supuesto, posees la ambición, astucia y determinación de un Slytherin. –comentó el sombrero frunciendo el ceño.
Parecía ser una decisión demasiado complicada por el extremo silencio en que se había sumido el Sombrero Seleccionador. Era poco común que una estudiante entrara en su séptimo curso, y más cuando nadie sabía de la existencia de que la familia Malfoy había tenido una hija que tenía la misma edad que Draco; nadie podía quitarle la mirada de encima ni por un segundo.
– Es una decisión difícil, pero no imposible... ¡Slytherin!
La mesa de la casa anunciada comenzó a aplaudir con emoción, algunos alumnos se incorporaron para tenderle la mano y entonces Malfoy a los estudiantes sin expresión alguna en su rostro. Correspondió a los apretones con un pequeño ademán de cabeza. Asimismo, se posicionó junto a su hermano gemelo sin objetar palabra alguna y después de unas palabras de bienvenida por parte de la directora se dio inicio al banquete.
Todos dejaron de mirarla para concentrarse en sus propios asuntos, su momento de gloria ya había pasado. Draco le acarició sonriente los mechones de cabellos rubios y la muchacha correspondió con una sonrisa igual de esplendorosa, pero continuó sin mencionar nada.
– Una Malfoy, ¿eh? –saludó una joven sonriente de cabellos castaños–. Mi nombre es Astoria Greengrass, es un placer conocerte finalmente. Draco me ha hablado mucho sobre ti.
– Draco me ha hablado mucho sobre ti. –respondió la chica. Tenía una voz apacible y clara, con el ligero acento inglés marcado con un poquito de francés, pero de igual manera se le entendía perfectamente cada palabra que mencionaba–. Soy la gemela y hermana mayor de este rubio tonto que ves aquí, mi nombre es Pandora Malfoy.
– No habíamos oído hablar mucho sobre ti, aunque una vez Draco comentó que tenía un familiar femenino que quería mucho. –aseguró Astoria, sonriente–. Así que ahora supongo que eres tú.
Por supuesto, si no se refería a ella no podía hacer énfasis en nadie más. Se llevó una cucharada de estofado a la boca, se limpió los labios con una servilleta y posteriormente asintió a las palabras mencionadas por Astoria. A ella la conocía como la palma de su mano.
