Capítulo nueve

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No les importó para nada cuando la puerta del dormitorio se cerró de golpe, tampoco les importó no ser cuidadosos deslizando la ropa por sus pieles ardientes de deseo

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No les importó para nada cuando la puerta del dormitorio se cerró de golpe, tampoco les importó no ser cuidadosos deslizando la ropa por sus pieles ardientes de deseo. Para ese momento sus bocas estaban unidas y sus lenguas danzaban en una lucha que ninguno de los dos quería perder. En medio de los lujuriosos besos, Cedric la cogió de los muslos para elevarla y luego la echó con cuidado en la cama.

– Deberíamos esperar hasta después de la boda. –jadeó él en medio del beso–. No quiero que tus padres me maten.

– No es decisión suya cuándo decida entregarme a ti. –respondió ella con los ojos grises cargados de lujuria–. Te doy permiso de tomarme.

No se necesitó de ninguna palabra más. Minutos después Pandora gimió cuando sintió la hombría del chico en su interior. El dolor desapareció conforme a los movimientos de Cedric hasta llevarlos mutuamente a un placer desbordante. Eran silenciosos en su totalidad, y es que si hacían ruido nadie los escucharía como consecuencia de estar en una inmensa mansión, pero preferían solo hablarse por medio de gestos y miradas.

Sería la última vez que se verían por unos meses, así que poco les importó sentirse por bastante rato. Hasta que finalmente un gruñido por parte del mayor avisó que todo había acabado.

Esa noche no se hablaron con palabras sino con caricias y besos, desnudos en la cama de Cedric y observando las estrellas mediante un hechizo aprendido hace poco por Pandora. Y entonces bajo esas constelaciones hechizadas, él volvió a tomarla...

Pandora despertó de sobresalto en medio de la noche, observando a su alrededor a sus compañeras que continuaban sumidas en un profundo sueño

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Pandora despertó de sobresalto en medio de la noche, observando a su alrededor a sus compañeras que continuaban sumidas en un profundo sueño. Llevó sus manos al rostro rogando a Salazar Slytherin no tener sus mejillas bañadas de lágrimas, cuando se dio cuenta de que no era así logró inspirar con tranquilidad. Se calzó las zapatillas azabaches para luego coger su varita y levantarse de la cama rumbo a la salida del dormitorio.

Sabía perfectamente que no debía estar despierta a esa hora, pero también sabía que no podía volver a dormir después de tener ese sueño. Lo que la profesora Trellawney comentó era cierto, el fantasma de Cedric estaba atormentándola hasta hacerle perder la razón.

The Malfoy Twin | Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora