Capítulo diecinueve

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– Si voy a morir, entonces vendrás conmigo al infierno

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– Si voy a morir, entonces vendrás conmigo al infierno. –gruñó Bellatrix con desquicio, apuntándola con su varita–. ¡Avada Kedavra!

Y entonces dos potentes rayos que emergían de las varitas chocaron entre sí, resplandores blanco y esmeralda derrochaban ímpetu con cada descarga. Una onda expansiva golpeó la barrera mágica que mantenía Minerva haciendo uso de toda su fuerza, causando que los estudiantes gritasen alarmados y llenos de miedo. Los profesores de Hogwarts tomaron sus varitas y se unieron al mismo hechizo de la directora, intentando guardar la calma de los estudiantes.

La familia Malfoy apenas expresaba palabra o movimiento alguno. Narcisa no ayudó con la barrera, pero Lucius sí levantó impeutoso su varita para conseguir fortalecerla.

– ¡Pagarás por todo lo que hiciste! –exclamó Pandora entre dientes sosteniendo su defensa con osadía e intrepidez–. No por nada dicen que tengo la astucia de Ravenclaw en mis venas, Bellatrix.

– Eres una jodida cría, ¿cómo podrías vencerme sin matar a la mugrienta alma que se encuentra en este cuerpo bajo mi poder? –se burló.

Realzó su varita e intensificó aún más su poder.

– Si crees que no puedo derrotarte, ¿entonces por qué te aferras a tu varita como si no tuvieras fuerzas de sostener tu propio hechizo? –contratacó la menor con sorna–. ¿Acaso tienes miedo?

Por supuesto que Pandora sabía que su tía no podría sostener el Avada Kedavra junto con el Possessioum Corporis por mucho más tiempo, fue por ello que sin desvanecer el resplandor níveo que emergía desde la punta de su varita susurró su propio hechizo con claridad e ímpetu. Sin embargo, nadie la escuchó: solo Draco Malfoy pudo leer sus labios con detenimiento.

– Cuando estés en el infierno, haz el favor de saludar a Voldemort de mi parte. –exclamó con sorna–. ¡Finnitius Possessioum! ¡¡Avada Kedavra!!

Dos encantamientos al mismo tiempo.

Las alas del halcón que permanecieron quietas todo ese tiempo, comenzaron a batir sus gruesas alas creando una fuerte brisa que causó como consecuencia el incremento del rayo blanquecino colmándolo de nuevas descargas eléctricas. Inmediatamente el hechizo que sostenía Bellatrix comenzó a perder potencia hasta que la chispa púrpura fue desvaneciéndose.

– ¿CÓMO DEMONIOS PUEDES HACER ESTO?

Vociferó Bellatrix, incapaz de continuar sosteniendo su maldición imperdonable. Pronto la chispa blanca se intensifica de manera gigantesca y es en cuestión de segundos cuando impacta directamente contra la mujer

– ¡NOOOOO!

El menudo cuerpo fue lanzado contra uno de los destruidos muros del castillo. Y el hechizo de protección que Pandora había lanzado muchísimo antes se desvaneció por completo.

The Malfoy Twin | Cedric DiggoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora