T R E C E

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—Le has puesto ganas, eso no te lo puedo negar. Tienes potencial, niña. Pero creo que no es suficiente, lo siento. Gracias de todas formas por venir, Anna.

—Me llamo Rachel.

—Sí, claro, eso. ¿Cierras la puerta al salir?

Puse todo mi esfuerzo en fingir una sonrisa de despedida y salí del despacho de quien supuestamente iba a ser mi jefe.

Estaba enfadada. Muy enfadada. Todo mi esfuerzo tirado a la basura. Menuda manera de desperdiciar una buena tarde.

Dejé el uniforme sobre la barra y busqué a Carter entre las mesas. Estaba atendiendo a un grupo de cinco chicas que no paraban de sonreírle y batir sus pestañas sin parar. Rodé los ojos y eché a andar hacia él.

—Me voy a casa. No me han cogido.

Carter se giró al escuchar mi voz y frunció las cejas confuso.

—¿Qué? ¿Por qué?

—No me ha dado demasiadas explicaciones. Solo que mi esfuerzo no ha sido suficiente.

—Espera aquí, iré a hablar con él.

Antes de que pudiera dar un paso, le agarré de la muñeca.

—No importa, Carter. Ya has hecho suficiente.

Le dediqué una sonrisa para tranquilizarle. Él me la devolvió, pero no con demasiada convicción. Se respiraba un ambiente extraño entre nosotros, y eso me jodía enormemente. Carter estaba muy incómodo. Apretaba los labios en una fina línea y paseaba sus ojos por cualquier cosa, evitando mirarme. Al igual que hizo en la fiesta de Danna cuando Austin vino a hablar conmigo.

—Emm ¿hola? ¿Podría atendernos alguien? —Preguntó molesta una de las chicas de la mesa, acribillándome con la mirada. Qué poca paciencia tenían algunas.

—Sí, un momento —respondió Carter, tan amable como siempre. Después volvió a dirigirse a mí—. Bueno, ¿nos vemos mañana en clase?

—Claro. Hasta mañana.

Solté su muñeca muy poco a poco, deslizando mis dedos sobre su piel. Me despedí con un movimiento de cabeza y empecé a andar hacia la puerta, cabizbaja y con una incómoda presión dentro del pecho.

—Rachel, espera. —Volvió a posicionarse frente a mí—. Este sábado es el cumpleaños de Mel. Vamos a hacer una fiesta en casa con todos sus amigos. Tom está invitado. —Hizo una breve pausa—. Tú también puedes venir, si quieres.

Su oferta me pillo desprevenida. No es que no quisiera ir, por supuesto que quería. Todo lo que fuese saber más sobre él me interesaba, pero conocer a su familia me ponía un poco nerviosa. Según lo que me había contado, no eran una familia pequeña, sino más bien numerosa. Ya hasta había olvidado el número de hermanos que tenía. Apreté los labios nerviosa, meditando a velocidad de la luz qué respuesta debía darle.

—Me lo pensaré.

Lo sé. Utilicé la vieja confiable, pero era demasiado cobarde como para darle una respuesta clara tan pronto. Carter asintió elevando su comisura derecha. Era tan adorable cuando hacía eso...

The real youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora