Charissa tiene dieciséis años, Zarek ventiocho.
Ella una chica que se niega a crecer, que se niega a madurar.
El un hombre de carácter, deseado por mujeres y fuerte en sus convicciones.
Un secuestro hizo que sus caminos se cruzarán y terminarán ena...
Zarek deposita lentamente a Charissa sobre una manta. Desde que supo que tenía que volver a viajar había planeado una escapada romántica, pero lo que menos imagino es que tendría el permiso de los padres de Charissa. Mientras la muchacha permanecía sumergida en sus pensamientos Zarek prepara una pequeña hoguera.
— Charissa — dice sentándose junto a ella. — mírame. Mira el hermoso paisaje que nos rodea.
Charissa que permanecía sentada con las rodillas pegadas al pecho mueve los ojos hacia Zarek.
Zarek sonrie al ver que lo miraba. Empezaba a reaccionar. Muy lentamente se inclina hacia ella y la besa en la mejilla cariñosamente. — no puedes seguir así. Mira en donde vamos a pasar la noche, piensa solo en mis besos — Lentamente Zarek empieza a llenarle el cuello y el hombro de tiernos besos.
Charissa nota un cosquilleo en el estómago y poco a poco una sonrisa empieza a dibujarse en sus labios. — Zarek — dice en un susurro al mismo tiempo en que gira la cabeza buscando los labios de su amado.
Zarek le sujeta con delicadeza el cuello al unir sus labios en un tierno beso. — Bienvenida — dice estrechándola con fuerza.
Charissa se refugia en el fuerte pecho de Zarek. — ¿Que hacemos aquí? — dice girando la cabeza y viendo el bello paisaje.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— pensé que después de lo vivido podría hacerte olvidar con una escapada romántica.
Charissa mira el lugar con emoción. — ¿como hemos llegado aquí? — pregunta Charissa al reconocer el lugar. — este lugar está a varios kilómetros de la Comarca.
— no pienses en nada más. Solo piensa que estamos solos y lejos de todos.
— pero como has tenido semejante idea. Mis padres se preocuparan por mi. No decías que no querías darle motivos a mi padre para que te odiase más.
— para tu información, tengo el consentimiento de tu madre y aunque no lo parezca el de tu padre también.
— no te creo — dice Charissa con asombro. — ¿mi padre dio el consentimiento?
— bueno también te voy a admitir que me amenazó con hacerme lo mismo que a los Cortés si te tocaba.
Charissa lo mira fijamente al recordar la horrible ejecución. — eso no lo digas ni en broma.
— pero me importa una mierda lo que diga tu padre — dice buscando los labios de Charissa y haciéndola posar la espalda en el suelo.
Charissa le rodea el cuello con los brazos mientras sus labios se amordan perfectamente en un apasionado beso. — ¿entonces voy a volver a sentirte? — dice Charissa avergonzada al imaginarse haciendo el amor con Zarek.
