Joey + Trabajo = Día dificil

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Las semanas pasaron en la mansión Kaiba, pero inesperadamente en vez de regresar a su típica tranquilidad, fue todo lo contrario. Sebak quien había estado tan molesto por la situación de Zane y Angela reventó al momento que el mayor intentó salir con su hija a un fin de semana. Fue una terrible situación en donde hubo gritos y peleas, que acabó con un Sebak castigado en su habitación sin la posibilidad de salir hasta nuevo aviso, algo que no molestó al menor que parecía tampoco querer ver el rostro de nadie.

-Sebak, soy Joey ¿puedes abrirme? – preguntó mientras tocaba la puerta - Necesito pedirte algo – fue Joey quien decidió intentar arreglar las cosas en la mansión, ya que al parecer Seto no tenía forma de conseguirlo y es que, dos orgullos Kaibas enfrentándose era lo peor.

-...- no hubo mayor respuesta por parte del chico, pero después de un minuto abrió la puerta con una expresión molesta, dejando solo lo mínimo de espacio para permitir ser visto - ¿Qué quieres...? – preguntó retándolo con la mirada dispuesto atacar.

Esa acción para Joey le pareció adorable, realmente se parecía tanto a Seto cuando se enojaba, que sabía cómo manejarlo. Los chicos habían sido educados para que no tuvieran el carácter de su padre, eran chicos cariñosos, caballerosos y jamás mostraban mala cara a nadie por mucho que se llevaran mal con esa persona, por lo cual era extraño verlos en su faceta "Kaiba".


- Regla número 7: intentar no hablar del tema -


-Me gustaría que me acompañaras a las sucursales de KaibaCorp y sus asociados, e escuchado que han tenido algunos problemas y necesito comprobarlo – le explicó con dulzura, mostrando su mejor rostro de vendedor, no perdería contra ese niño.

-Je... ¿acompañarte al trabajo? Que molesto – respondió crudamente - ¿Por qué no se lo pides a Angela o Seth? Ellos son los niños buenos, y que les encanta lamer las botas – agregó afiladamente, parecía buscar ofenderlo y hacerlo agarrar una rabieta, pero para un hombre que había estado trabajando con una bestia como Seto no iba a ser efecto.


- Regla número 4: no mostrarse molesto -


-Oh... ya veo, disculpa no quise irrumpirte – respondió aparentando estar herido, eso jamás funcionaría con el empresario, pero los chicos no habían desarrollado todavía esa sangre helada que tenía el mayor – quizás deba ir solo, para no molestar a nadie – agregó sonriendo vagamente.

-¡E-espera! ¡No quise decir eso Joey! Discúlpame... – exclamó preocupado, no quería herir al rubio, no se lo merecía, él había sido el único que no lo había atacado cuando había ido contra Kaiba – yo bueno, es solo que... no puedo salir, papá todavía no me ha levantado el castigo – se explicó suavizando su expresión, parecía arrepentido.


-Regla número 12: Una sonrisa para convencer -


-Tranquilo yo hablaré con Kaiba, para que te deje venir– habló con naturalidad sorprendiendo, al contrario - después de todo no has hecho nada malo ¿cierto? – agregó con una sonrisa para acariciarle el cabello con dulzura, aquella acción destrozó por completo la armadura de Sebak quien solo afirmó con la cabeza.

Y sin más discusiones a los pocos minutos ya se encontraban saliendo de la mansión directo a la sucursal, la gerente del lugar había solicitado ayuda de la prometida para supervisar a nuevas empleadas, e informarle sobre una situación que estaba ocurriendo en otras tiendas y a pesar de detestar tener que vestirse de mujer, aceptó para poder salir de la tensión de la mansión.

Rompiendo la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora