Jefe + Secretario = Guerra

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-¿Acaso crees que no puedo llegar hacerlo? – preguntó con cierto juego mientras le observaba con cierta aire de superioridad, nadie podía verlo sin caer en ese juego seductor y ambicioso que poseía.

-¿Lograr enamorarme de usted? y ¿ser el único que caiga en ese maldito juego? Dígame algo ¿piensa que sería justo dejarlo jugar con mis sentimientos? – preguntó conteniendo una gran ira, una que Kaiba pudo sentir con fuerza, pero no solo eso, hubo un brillo de dolor en los ojos de su secretario, algo que le hizo sentir un fuerte escalofrió – Creo que se equivoca de persona señor Kaiba, quizás puedo verme como un hombre muy paciente y un secretario preparado, pero siga presionándome y puede que vea mi lado más salvaje – amenazó con un temperamento tan caliente que impacto con la frialdad del contrario.

El brillo de dolor en los ojos color miel se quemó por completo, Joey se mostró desafiante, dispuesto a continuar con el juego de poder que su jefe le acababa de poner, olvidándose del recuerdo que había pasado por su mente, mostrándole a Kaiba que era un enemigo de temer.

-¿Y qué es lo que harás? ¿renunciaras a trabajar para mí? ¿escaparas de mi? – preguntó con cierto aire de burla, por alguna razón estaba disfrutando ver como el dolor de la mirada de su secretario eran tragada por las llamas que tenía en su alma, estaban llevando esto lejos más de lo que se hubiera imaginado. Como si sus palabras hubieran estallado un globo frente a él, Joey se levantó y se posesionó frente a él.

-¿escapar? No soy ningún cobarde señor, jamás rompería mi palabra, usted tiene mi lealtad – Fue su respuesta para dar otro paso, subiendo su mano y con un movimiento sensual tomó la camisa de Seto - Pero... si me ataca, yo responderé con más fuerza hasta hacerlo caer - y con ello jaló con fuerza hasta obligarlo a quedar unos centímetros de sus labios, sonrió con diversión para sacar su lengua y lamer seductoramente los labios del contrario, tentándolo, disfrutando de la pequeña sorpresa en su mirada – jefe no soy una presa fácil, y si quiero, me puedo volver un depredador - fueron sus palabras para darle un beso tentador, uno que el contrario no pudo resistir, tomándolo de la cintura para profundizar esa unión desesperada.

-Ahmg... - un sonido irreconocible salió de la garganta de ambos estaban disfrutando esa tormenta creada por el frio y el calor que había. Sus lenguas habían decidido danzar en un peligroso baile, que podría dejar a cualquiera de los dos a merced del contrario saboreando ese sabor lleno de veneno y dulzor prohibido, sus manos comenzaron a unirse a la pasión y lujuria que brotaron de los poros de ambos en cuestión de segundos Kaiba lo colocó sobre el escritorio e intentó dominarlo por completo, algo que consiguió hacer reaccionar a Joey para romper el beso con una mordida que consiguió sangrar a Kaiba.

-Soy un hombre muy hambriento así que no intente controlarme - susurró para verlo con deseo - si no quiere sufrir las consecuencias - le lanzó una mirada de advertencia, una que hizo despertar algo dentro del castaño, pero antes de poder hacer algo más la puerta fue abierta sorprendiendo a ambos, de golpe se separaron para acomodar un poco la ropa.

-¿interrumpo algo? - preguntó Yami al sentir el ahogo del ambiente tenso y caliente, hasta pensó en retirarse sin decir nada, pero la mirada de ambos habían caído sobre él y no supo cómo actuar ¿debería irse? pero una débil sonrisa en Joey le hizo detenerse.

-Claro que no señor Yami - respondió para caminar hacia la salida - usted y el señor Kaiba tienen mucho que hablar, yo iré a arreglar su agenda - agregó para observar a ambos y salir como si nada hubiera pasado, aunque su camisa desarreglada dijera otra cosa y que su labios estuvieran rojos, mostrando un aspecto demasiado tentador.

Rompiendo la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora