Jefe - Empleado

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Era lunes por la mañana y, como cualquier otro día de la semana, Joey Wheeler inició su rutina con mucha energía y eficacia. Para empezar, se preparó a sí mismo, aseándose y vistiéndose con su uniforme de trabajo. Después, se encargó de preparar la ropa, la tina y el desayuno de su amada niña; asegurándose de que todo estuviera listo a tiempo para que ambos llegaran temprano a la escuela y al trabajo respectivamente, evitando así castigos o regaños.

—¿Tienes mucho trabajo hoy, papi? —preguntó la niña de hermosos ojos miel, que destacaba por su blanca y suave piel, que estaba cubierta por un sedoso y ondulado cabello rubio platinado que caía prácticamente la mitad de su pequeño cuerpo. Su aspecto tan adorable se asemejaba al de un ángel, y su expresión parecía indicar que jamás rompería un plato, aunque curiosamente la realidad era muy diferente.

-Solo un poco princesa, y ¿tu? ¿Lista para la escuela? – Preguntó mientras le acariciaba el cabello y tomaba un poco de café. Era una escena con tal calidez familiar que enamoraba y calentaba el corazón, a pesar de que ellos realmente no eran padre e hija, sino tío y sobrina, aunque eso no cambiaba el amor que se tenían.

-¡Si! – Exclamó muy contenta, y en unos pocos minutos ya se encontraban saliendo de su hogar, directo al colegio. La pequeña tenía apenas 10 años, pero era muy inteligente y astuta para su edad, por lo que Joey no dudó en inscribirla en una de las mejores instituciones de su ciudad, aunque en un inicio se le dificultó pagar.

Después de despedirse dulcemente de su hija, el mayor se fue directo a su oficina. Al estacionarse en su puesto, agradeció internamente el tener auto propio, el cual le había facilitado mucho la vida. Ya no tenía que sufrir con los autobuses ni pagar costosos taxis; ahora todo era mucho más rápido y cómodo. Aún podía recordar toda la sangre, el sudor y las lágrimas que derramó para poder comprarlo. Se sentía muy orgulloso de sí mismo.

Hace 10 años comenzó su lucha para conseguir una vida estable y segura. ¿Cuál fue el motivo para tomar esa decisión? La terrible muerte de su hermana menor, un suceso que ocasionó dentro de él un quiebre, y donde quiso desaparecer, pero no tuvo tiempo de derrumbarse, porque a los pocos minutos, una enfermera le entregó a una hermosa bebé y la presentó como su sobrina y le preguntó si se encargaría de ella. ¿Estaba preparado para esa tarea? No, pero con mucho miedo la aceptó. La verdad es que nunca esperó tener que cuidar a un ser vivo, mucho menos criarlo, eso le produjo miedo y angustia, pero... no podía dejarla sola. ¿El padre de la niña? No sabía ni dónde se encontraba, no sabía nada del hombre que había estado con su hermanita.

Tuvo que hacer un enorme esfuerzo, pero su meta era conseguir criar a esa pequeña con mucho amor y cuidado. No fue sencillo. Al inicio no tenía un trabajo que pudiera compaginar con ser padre, pero como si hubiera sido iluminado por un ángel, se le dio la oportunidad de trabajar en Kaiba Corp, en una de las empresas reconocidas por las mejores publicidades, mejores modelos y diseño de Estados Unidos.

Al inicio no sabía nada de cómo trabajar para el señor Kaiba, y si a eso se le agrega que no tenía conocimientos de cómo criar a una niña, realmente fueron un par de años muy difíciles, pero Joey se destacaba por ser muy testarudo y consiguió un equilibrio perfecto, o bueno, casi. Admitía que su vida social era casi inexistente, por no decir nula, solo tenía un par de amigos y casi no los veía, pero se alegraba de poder tener la estabilidad que ahora tenía.

Se miró por un momento en el espejo del ascensor. Su cabello ya necesitaba un corte, aunque no se le veía mal; solo que el largo no era de su gusto, en especial porque el color rubio siempre lo hacía destacar de forma positiva, en especial cuando se apreciaba junto a sus hermosos ojos marrones que parecían brillar con la intensidad de una llamarada. Aunque ahora que se daba cuenta, debía cuidar más su cutis. Joey era un hombre guapo, no despampanante, pero podía quitar muchos suspiros, en especial si se quitaba los lentes que parecían repeler a las personas.

Rompiendo la rutinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora