○ Capítulo 11 ○

1.7K 149 1
                                    

Estaba sentada en las raíces de un árbol gigante.

Manny me había dicho que iba y volvía de inmediato, pero había pasado muchísimo tiempo, así que decidí moverme, aunque él me hubiera dicho que me quedara donde estaba. Caminé entre los árboles y plantas, tambaleándome de un lado a otro. No podía acostumbrarme a las alas.

Seguí avanzando hasta que comenzaron a aparecer más personas con alas. Al verlas, me entraron nuevamente las ganas de llorar, pero juré hace un rato atrás que intentaría ser fuerte. Por dentro me estaba muriendo, estaba asustada, aterrorizada. Sin embargo, por fuera no demostraba nada. Tenía que aguantar y parecer que no me afectaba. Así evitaría que me atosigaran con preguntas.

Me acerqué a un chico de cabellos oscuros y un cuerpo lo bastante grande para decirme que no era un niño. Le pregunté:

—Disculpa, tú... ¿Conoces a Manny? —Toqué su hombro. Rápidamente se dio vuelta.

— ¿Tú eres la nueva? —Tenía unos ojos verdes gigantes. Se cruzó de brazos y sonrió amablemente.

—Eso creo... —Susurré.

—Soy George —Dijo ofreciéndome la mano. Sonreí mientras me presentaba.

—Yo soy...

—Lily, lo sé —De inmediato notó mi confusión —Fuiste la siguiente.

Algo me había dicho Manny. La siguiente. Así se le decía a quien se convertiría en el próximo ángel.

— ¿Puedo preguntarte algo? —Vi como asintió — ¿Qué somos?

Sentí que desfallecía. Por un lado quería saber de qué trataba todo esto, pero por el otro, solo quería terminar con esa tortura.

—Somos... ángeles de alas negras —Respondió bajando su mirada

—Sí, eso lo noté —Rodé los ojos —Pero, algo más específico.

—Somos los fantasmas de los niños. Los que se encargan de asustar a la gente. Somos lo cruel del mundo —Su rostro reflejaba cierta diversión, pero muy en lo profundo, aquello le dolía.

— ¿Por qué? —Sentí un nudo en la garganta.

Lanzó un suspiro pesado al aire.

—No lo sé, nadie se ha atrevido a hablar o hacer algo para saberlo —Respondió.

—Pero, ¿Por qué? No lo entiendo. No entiendo nada —Una lágrima cayó por mi mejilla y sabía que pronto saldría otra y otra más, hasta terminar en un río.

—Porque... no somos tan capaces —Su motivación estaba por el suelo. Y eso me hacía sentir peor.

Antes de poder seguir hablando, la sombra de alguien alto se posó detrás de George. Manny nos observaba a ambos.

—George, déjame a mí hablar con ella, ¿Sí? —Dijo Manny.

El otro chico sonrió y se despidió. Manny se posicionó frente a mí. Su semblante intentaba ser frio, pero se lograba diferenciar la calidez de su mirada.

—Te dije que esperaras.

—Es que... te tardaste mucho —Respondí limpiándome las lágrimas.

A modo de disculpa, Manny me estrechó entre sus brazos, los cuales eran suaves y fuertes. Había seguridad en ese abrazo. Y cuando nos separamos, volví a sentir un frio, como el de antes.

—Vamos, te enseñaré algo —Tomó mi mano y me instó a caminar con él. Eso hice.

Caminamos por el prado hasta la entrada, por donde hace unas horas yo había aparecido. En varias ocasiones, Manny volteaba su rostro hacía mí. Se veía la angustia en sus ojos.

Un Ángel De Alas Negras © (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora