○ Capítulo 29 ○

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No reaccioné de inmediato.

La observé caer al suelo y solo pensé en que no debí haberla involucrado en esto.

Con el corazón encogido, me acerqué a ella y tomé su cuerpo sin peso entre mis brazos. Entonces, exploté. Comencé a llorar como nunca antes. Sentí mis huesos tensarse y solté un grito que me desgarró la garganta.

No me importaba nada. Ni siquiera que los ángeles mayores rondaban por ahí. Tenía el cuerpo de mi amiga entre mis brazos.

Nada podía romperme más que aquello.

Las lágrimas caían sin descontrol, mientras todo a mí alrededor se detuvo.

—No te vayas, por favor —Susurré entre nosotras dos mientras abrazaba su cuerpo inerte.

Chillé de manera aguda y me aferré más a su cuerpo. ¡No quería creerlo!

— ¡Por favor, no te vayas! —Solloce.

Tenía la mano en su herida, intentando que no saliera más de su sangre. Sin embargo, tampoco podía negar que un calor extraño pero característico se esparcía en mi pecho. No quería dejarlo avanzar. Solo quería a mi amiga de vuelta. ¡No quería que se fuera! Menos en un mundo que no conocía.

— ¡Vuelve, Karen! Por favor —La moví desesperada.

Una mano se posó suavemente en mi hombro. Entendí su mensaje con claridad: ella no volvería.

Ya se había ido.

Me quedé pasmada unos segundos que se hicieron eternos. No iba a perderla. No podía...

No cuando estuvo conmigo siempre. Cuando aún después de que yo desapareciera, ella todavía creía en mí. No cuando era tan importante. Entonces, dejé que el calor avanzará y se aprovechará de cada pieza de mi cuerpo.

Aún con Karen en los brazos, no podía imaginarme nunca lo que estaba ocurriendo.

Una lágrima mía cayó encima de su rostro y comenzó a iluminarse con una luz tan intensa que cegaría a cualquiera. Nadie dio crédito a nada, sólo nos asombró.

Ni una palabra, ni un gesto.

No hizo falta nada más que una claridad esperanzadora. Como si tuviera altavoces en los oídos, los golpeteos de algo fuerte inundaron el pasillo. Mire a mi alrededor con el rostro acongojado y de pronto, la luz cesó.

Una avalancha de presentimientos inundó nuestro alrededor. Pero no fue lo que llamó mi atención.

Un leve apretón.

Fijé mi vista en mi amiga y de pronto, había recuperado su color. Presentía los golpes sonar y retumbar acorde a la frecuencia de su respiración.

Ahogué un jadeo cuando la vi abrir los ojos.

—Vi algo hermoso, ni te lo creerías —Dijo despacio.

No podía creerlo, así que moví mis manos con rapidez y revisé la herida esperando encontrarme con la sangre escurriendo de un agujero, pero la piel estaba lisa.

Completamente curada.

—No entiendo —Mencioné alejándome desesperada —Te vi morir.

Ella se sentó débilmente e inhaló como si fuera la primera vez que respiraba. Sintiendo el aire en sus pulmones, de nuevo.

—Tu linaje te precede, Lily —Susurró sonriendo.

La miré extrañada. ¿Qué rayos estaba diciendo?

Un Ángel De Alas Negras © (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora