Estaba acostada en el suelo, debajo de un árbol y aunque mis ojos estaban apenas abiertos, pude distinguir a Manny encima de mí, tocándome el rostro. Una vez que me levanté, vi también a Adela, Monique y María Francisca a mí alrededor. Estaba muy débil, me temblaba el cuerpo y se me caían los ojos, así que me senté como pude y pregunté:
— ¿Qué pasó?
—Te desmayaste, de pronto gritaste de dolor y luego te desplomaste —Dijo Manny reflejando la preocupación.
Suspiré pesadamente mientras comenzaba a recordar todo. El dolor, la imagen de la flor y la idea de que podía significar una cuenta regresiva. Apoyé mi espalda en el tronco del árbol, miré a María Francisca.
— ¿Dónde están los demás? —Pregunté.
—Fueron a buscar algunas armas.
—Pequeñas —Intervino Manny —Para no levantar sospechas. Iremos cuatro, George, Giselle, Adela y yo.
Levanté la mirada de inmediato. ¿Estaban pensando en dejarme fuera del plan? ¿Mi plan?
— ¿Y qué hay de mí?
—No puedes ir —Dijo María Francisca con una mirada recelosa. Llevaba los brazos cruzados, lo que me dio a entender que ella había tomado esa decisión por mí, sin siquiera consultar, dejándome fuera como si nada.
—Yo soy la que puede viajar —Enfatice con furia.
—Bueno, los harás viajar, pero te quedarás. Y ya está decidido —Su determinación me hizo soltar una carcajada irónica. No dejaría que me quitara de la misión.
—Tú no decides eso.
—Por supuesto que lo hago, soy la líder de los ángeles de alas negras. Se hará lo que yo digo —La tensión se podía palpar en el ambiente, así que me puse de pie con la ayuda de Manny y me acerqué a ella.
—No eres la mía —Afirmé con rudeza —Serás la líder, pero es mi plan. Iré porque puedo.
—Lily, por favor... —De pronto su voz se quebró —No puedes.
— ¿Por qué no quieres que vaya? —Pregunté.
Me descolocó que su actitud cambiara de repente. Noté como las lágrimas comenzaron a caer y se dispuso a tragar saliva para hablar.
—No quiero que salgas lastimada —Fruncí el ceño ante su respuesta —Nadie deseaba nada de esto, pero es lo que nos tocó y cuando alguien intentó buscar una salida, se fue... dejándonos aquí. Nos abandonó.
Me di cuenta de que estaba hablando de Anette, ella misma lo había mencionado: que se había acobardado y se había ido sin comentarles nada a los demás ángeles.
— ¿Y tú? ¿Por qué tienes tantas ganas de ir?
La miré un segundo y me decidí a explotar soltando todo lo que sentía:
—Porque tengo miedo, y sea lo que sea que encontremos, quiero salir de aquí sin tenerlo —Me acerqué a ella tomando sus manos —No soy igual que Anette... o Arlette. Yo no abandonaré a nadie, lo prometo.
Ella asintió dudosa.
—Volveré —Confirmé y la abracé para que se calmara.
Me había cambiado de ropa por otro vestido y una chaqueta negra que me abrigaba del frío. Giselle me puso un cinturón a la cintura que llevaba dos dagas pequeñas y me acomodó un arco con flechas en la espalda. Cuando terminamos, me tomé el cabello nuevamente en una coleta bien hecha.
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Un Ángel De Alas Negras © (LIBRO 1)
Fantasy¿Cómo te sentirías si tu vida cambiara de repente?, ¿Qué lo que más amas se esfuma?, ¿Qué tu destino fue cambiado? Y ahora te dedicas a ser alguien que nunca creíste poder ser, que tus amigos y familia ya no crean en ti, y luego darte cuenta, que t...