○ Capítulo 8 ○

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Tenía miedo de lo que podría significar todo lo que estaba sucediendo. Estaba asustada. Pero no lo demostraba, no quería que nadie lo notara.

Me encontraba en la habitación, ya la mayoría había decidido irse a dormir, a excepción de Liam, Adam y Chris. Este último estaba de cumpleaños e iban a salir de fiesta. Les envidiaba, yo también quería disfrutar la noche, pero con las chicas éramos menores de edad y Emma estaba embarazada. Miré el reloj. Eran las 22:00 de la noche.

De repente, entre tanto pensamiento, sentí que alguien tocaba la puerta. Estaba tan aburrida, mientras las chicas dormían, que me levanté a abrir la puerta. Me sorprendí al ver a Adam, con su rostro sonriente mirándome fijamente a los ojos. Llevaba unos pantalones de pijama y una camiseta blanca ceñida a su cuerpo... Y ¡Dios! Que cuerpazo. Tenía unas bolsas y una caja de pizza en sus manos. No pude comprender que estaba haciendo.

— ¿Sucede algo? —Le pregunté tímida.

—Estaba pensando que podríamos ver una película —Respondió.

—Pero... las chicas están durmiendo.

—No era mi intención invitarlas —Se rio — ¿Vamos a mi cuarto?

Algo extraño me recorrió por dentro y su sonrisa pícara hizo que aquello aumentara más.

—Claro —Estaba muy nerviosa, pero no me iba a perder una pizza.

Fuimos a la habitación de Adam y noté que no estaban los chicos.

— ¿No quisiste salir con Chris y Liam?

—No —Dijo restando importancia —Quería estar aquí.

—Ah... Y, ¿Qué son esas cosas? —Me senté en su cama y señalé las bolsas.

—Helado, galletas, chocolates —Sonrió encendiendo la televisión. ¿De verdad íbamos a ver una película? —Alguno que otro dulce.

— ¿Y para qué? —Estaba entrando en un calor bastante raro.

—Para disfrutar de la noche —Dijo acercándose a mí. Espere que llegara hacia mí y en vez de besarme como esperé que lo hiciera, tomó asiento al lado mío. Se recostó rápidamente en la cama. Quizás me había ilusionado mucho.

Lo observe y le dije sarcásticamente.

—Si te recuestas mucho, te quedaras dormido y no verás la película.

—Lo sé —De la nada, aún con los ojos cerrados, tomó mi mano y me arrastró hacia él. Quedamos abrazados en medio de la cama.

Todos los nervios que sentía en un principio, parecieron desaparecer para dar paso a un escalofrío que me recorrió todo el cuerpo, hasta llegar a la parte baja de mi estómago.

Levante mi vista hacia su rostro, era tan lindo. No me aguanté el calor y lo besé. Al principio fue un pequeño roce, pero Adam puso su mano en mi nuca y me acercó más a él. Rápidamente, el beso se transformó en algo más apasionado y salvaje. Me dejé llevar por la situación tan peligrosa y me senté encima de él, al tiempo que Adam se sentaba sobre la cama. Sentí algo duro en el lugar donde me senté, pero aquello hizo que me excitara aún más. Él comenzó a acariciar mi espalda hasta bajar por mis muslos, donde me apretó más a "eso" duro que me hizo soltar un jadeo corto. Bajó sus labios hacia mi cuello, ahí mordió una parte demasiado sensible, haciéndome soltar otro gemido. Al tiempo que sentí un gruñido de parte de Adam, sonó su estúpido celular.

—Mierda —Dijo contestando su celular, aun conmigo encima — ¿Mamá? ¿No podías llamar en otro momento?

Solté una pequeña risita. Su madre lo llamaba para preguntar cómo estaba y cómo iba el viaje. Al final, no hicimos nada, solo nos abrazamos y nos quedamos dormidos.

Un Ángel De Alas Negras © (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora