○ Capítulo 13 ○

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Me lancé al lado de un árbol para reposar el cuerpo. Estaba agotada, no sabía qué hacer magia cansaría tanto. Según lo que me explicaba George, eran cuarenta lecciones, y de esas solo aprendí una, que consistía en hacer nacer flores negras ¡Malditas rosas! Ese truco ni siquiera era tan importante, porque ellas nacían solas.

Estaba tan ensimismada en el descanso que no me fijé en una chica que estaba delante, cuando por fin lo hice, ella apartó la mirada. Sentí familiaridad, sin embargo, no sabía de dónde.

Después decidí buscar a Manny, por lo que, me levanté y caminé hacia los lugares que ya me parecían conocidos. Un silencio lento me invadió cuando llegué al prado donde me había transformado. Aquel sentimiento extraño se apoderaba de mí, al sentirme tan lejos y a la vez tan cerca de mi mundo.

Por curiosidad, me escabullí detrás de un gran árbol a la entrada del prado y observé lo que sucedía allí: cerca del restaurante había patrullas, muchos policías y varios postes alrededor con mi foto en carteles de "Se busca". Vi que Margaret estaba abrazando a una mujer despeinada y arrodillada. Era mamá...

Lloraba y Karen también lo hacía. Adam, mi hermano y mi padre reflejaban un claro estado de desesperación. ¿Qué estaba pasando?

De pronto, un policía gritaba desde el nivel de altura del prado donde yo había encontrado la flor: ¡Tengo un celular!

Me tapé la boca por instinto, ahogando un grito de dolor al ver a mi madre llorar más fuerte.

— ¡No quiero perder a mi hija! ¡No otra vez! —La frase quedó suspendida en el aire al intentar percatarme de su significado.

— ¿Otra...vez? —Susurré, pero no alcancé a fijarme en otra cosa, ya que, unas manos en mis hombros me hacen girar y me abrazan. Manny me acurrucaba entre sus brazos.

No lloré porque no comprendía lo que sucedía y lo último que había dicho mi madre me había... descolocado.

Nuevamente la curiosidad me ganaba y volteé solo para encontrarme con oficiales dándole la noticia a mi padre de que las cosas encontradas correspondían a su hija.

—Lo siento señor, seguiremos investigando, pero los elementos están a nombre de Lily Williams...

Ladeé la cara hacia Manny.

—Salgamos de aquí, por favor —Dije.

Él me envolvió en sus brazos y aparecimos otra vez en su cabaña. Estaba abrumada, confundida y muy afectada. Para los oficiales estaba posiblemente muerta y tampoco entendía lo que mi madre quería decir con eso que mencionó.

¿Era posible que estuvieran saliendo los secretos a la luz?

— ¿Qué tal si duermes un poco? —Dijo Manny.

Lancé una pequeña carcajada con cinismo.

— ¿Dormir? No puedo dormir ahora —Me tapé la cara con ambas manos —Necesito salir...

—Está bien, haremos lo que quieras —Sonrió dulcemente.

Su tierna mirada me hizo sonreír de manera leve. Estaba tan agradecida por su compañía y por sus intenciones. Era cuidadoso, me trataba como si fuera un pequeño vaso de cristal y aquello no era molesto. Era... agradable.

—Gracias —Manny se dirigía hacia la puerta en ese instante, pero lo detuve —No quiero que te vayas.

No sabía si mi rostro parecía tan reclamante de aprecio o simplemente él también me quería cerca. Soltó una pequeña sonrisa y tomó mi barbilla para que lo mirara a los ojos.

Un Ángel De Alas Negras © (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora