○ Capítulo 6 ○

2.8K 200 4
                                    

Mi mente creía haber despertado, pero todo se sentía igual. Y se veía igual.

Nuevamente estaba en la escalera. ¿Qué querían que hiciera? ¿Qué volviera a subir? No lo entendía. No lograba comprender el crucigrama que tenía en frente. Sin embargo, volvía a subir todas las veces que aparecía allí. Y cada vez, en el momento de chocar contra el suelo, despertaba en el final de la escalera.

Escuchaba con claridad los gritos de mi madre, pero no podía diferenciar de dónde venían. Tenerla cerca me brindaba algún tipo de seguridad, aunque por más que subía y volvía a saltar de edificio, llegaba al mismo lugar.

— ¡Lily! Por favor, hija —Mi mamá gritaba de alguna parte — ¡Abre la puerta! ¿Qué está pasando?

Puerta.

—No puedo abrir, no sé dónde estoy —Le respondí rogando que ella me escuchara también.

— ¿Cómo que no sabes? No te entiendo —Sentía el sonido de su intento de abrir la manilla de dónde supuestamente creía que estaba antes. ¿Estaba durmiendo? ¿Mi mamá me hablaba entre sueños?

Aun así, me sentí más protegida sabiendo que podía comunicarme con ella. De esa manera, comencé de nuevo, mientras le hablaba, para poder relajarme. ¿Y si esto era un engaño de mi mente y solo necesitaba estar tranquila?

— ¿Qué haces cuando haces algo y lo vuelves a hacer, pero resulta que no es la salida?

— ¡Por Dios, Lily! No lo sé, buscó otra manera.

Llegué arriba de la azotea. Volví a mirar el abismo. El edificio se hacía cada vez más terrorífico. Tuve una idea de la nada, pero no sabía si funcionaría. Aun así tenía que intentar.

No salté, sino que me devolví y bajé por las escaleras, imaginándome cada vez que aparecían nuevos peldaños a medida que bajaba. Así llegué a lo que parecía ser el primer piso, donde había una puerta de vidrio. Con mis ojos presos del pánico debido a la situación, abrí la perilla y llorando encontré a mi mamá con el rostro rojo, muy asustada.

— ¿Tenías abierta la puerta? —Mi madre sollozaba, a lo que rápidamente la abracé.

—No lo sé... es que, no entiendo lo que me está pasando —Me acurruqué en su pecho y lloré a más no poder. Nos quedamos unos minutos juntas. Ella quería que le explicara, pero solo le dije que no sabía cómo hacerlo, porque yo tampoco lo comprendía.

El día avanzó. Pero a pesar de todo, tenía ganas de descubrir que era lo que estaba pasando, para comprender si era mi mente, si era un sueño o si era real.

Mi familia estaba comiendo en uno de los locales que había en el hotel. Nadie podía salir, porque estaba lloviendo, pero a la vez el sol reflejaba su luz en las ventanas. Aunque mi madre me había obligado a descansar, me alisté. Me vestí con un pantalón ajustado, unos botines negros, una camiseta de manga larga, pero me puse un abrigo de Emma, para que no sospecharan que era yo la que iba saliendo. Me tomé el pelo rubio en una coleta baja y salí del hotel mientras el agua recorría cada parte de mi rostro.

Pasé caminando por varios lugares, no conocía ninguno y tampoco a quienes pasaban mirándome. Quizás pensarían ¿Por qué está chica se está mojando? Pero no me importó, solo seguí buscando un lugar para pensar y ver si podía o había una manera de llamar a la muchacha con alas.

Al parecer con el solo pensamiento se lograba, ya que, cuando me estaba escondiendo en unos árboles detrás de un parque, sentí una sombra pasar de manera rápida por delante de mí.

Me asusté, pero me armé de valor y seguí pasando por medio de los árboles. En un momento, sentí la sombra a mi lado. Eso fue demasiado, por lo que, aterrada salí corriendo, perdiéndome en lo que era un bosque gigante, hasta que me cansé de avanzar y me senté en las raíces de un árbol.

Un Ángel De Alas Negras © (LIBRO 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora