Aparqué y entré al restaurante, la señorita de la entrada me llevo hacia donde estaba esperando Víctor, le agradecí y en seguida saludé.
—Te ves muy linda.
—Gracias.
Le di un beso en la mejilla y me acomodé en la silla, revisé el menú y segundos después le sonreí.
—¿Qué se te antoja?
—Todo, pero optaré por la pasta.
Tomaron nuestra orden y tomamos una copa de vino.
—Alinee, me gustas.
—Eso es una lástima porque tú estás con Karla –torcí la boca. 《 Estúpido. 》
—Lo sé y no puedo terminarla para estar contigo.
—No te pido que lo hagas. —sonreí de lado.
Me escruto con sus ojos azules sin entender lo que sucedía y me mordí ligeramente el labio.
—Podríamos salir de vez en cuando sin que ella se enterara. —acomode mi cabello dejando al descubierto una parte de mi cuello.
—¡¿De verdad?! —estaba asombrado y una sonrisa se iluminó en su rostro.
—Obviamente ella no se enteraría y así ninguno de los dos pierde.
—Ok, me encanta la idea.
—Está de sobra aclararte que esto puede terminar cuando cualquiera de los dos quiera y que podemos hacer lo que queramos con quien queramos.
—Si, de acuerdo.
Brindamos y al salir del restaurante me beso, debo admitir que me gusto. 《Si así besa ¿Qué tal será en la cama? 》me acompaño a mi auto y me volvió a dar otro beso.
—Adiós mi Rubio consentido. —dije en tono de burla, aunque no pareció percatarse.
Arranque y regresé a la oficina, me sentía sumamente victoriosa con esto, al terminar me dirigí al gimnasio y saludé a la recepcionista, me saludo seria y se notaba un poco pensativa.
—¿Estás bien?
—¿Eh?, si, si, claro.
—Mmm... ¿Segura?
—No. — sonrío débilmente.
—Deje mis cosas en el suelo y me recargue en su escritorio. —Te escucho. —sonreí.
—Negó con la cabeza y las lágrimas amenazaron con salir de sus ojos. —Tengo algunos problemas económicos, el sueldo de aquí no es suficiente y me siento estresada. —respiro profundo.
—Lamentó escuchar eso, ¿Estudiaste alguna carrera?
—Si, bueno...no, he terminado la escuela, pero no tengo dinero para pagar mi título y por eso no encuentro un buen empleo.
—¿Qué carrera tienes?
—Estudie administración de empresas.
—Uhmmm ...—En ese momento recordé que Márquez me había pedido alguien que ocupara mi puesto. —Ohhh. —sonreí.
Me miró confundida y tomó un pañuelo.
—Bien, no te conozco mucho, pero me caes bien y creo que puedo ayudarte.
—¿Cómo? — arrugó la frente.
—Puedo ofrecerte trabajo.
—¡¿Qué?!—su mirada se llenó de esperanza por un segundo.
—¡Jaqueline! —gritó un señor.
Lo mire con cara de pocos amigos, entonces ella suspiró y miró en seguida hacia donde estaba el, forzó una sonrisa, me miró y se mordió el labio.
—Entiendo, ¿A qué hora sales?
—Miro su reloj. —En una hora.
—Genial te veo saliendo de aquí, no te vayas sin mí.
Camine hacia el vestidor, no sin antes mirar con desprecio al señor, el entrenamiento fue duro, estrógenos comenzaba a odiarme, cada vez era más estricto, rece para que el tiempo corriera rápido, los músculos me dolían con cada movimiento y deseaba que estrógenos me dejara ir pronto.
—¿Ya te cansaste?
—Ya. —hice un puchero mientras soltaba las pequeñas pesas.
—Sonrió con malicia. —Una sesión más y te puedes ir.
—《Estrógenos cabrón. 》—Ya que.
Al terminar acomode las pesas refunfuñando y me puse una sudadera, tome mi maleta y me dirigí hacia Jaqueline, salimos juntas del lugar y la invité a una cafetería, charlamos durante un largo rato, ella me contaba de su vida y yo la escuchaba atenta, era una chica que había venido a la ciudad para estudiar, rentaba un pequeño departamento y había días que no le alcanzaba para pagar el transporte y llegaba caminando al gimnasio, me daba mucha tristeza escuchar todo eso, le expliqué las funciones que hacía, mis horarios y lo difícil qué algunas veces era tratar con Márquez, al escuchar mi sueldo abrió la boca de par en par, prometió no defraudarme, ser constante e incluso insistió en que pidiera referencias sobre ella al mal encarado de su jefe, le prometí ayudarla en lo que pudiera económicamente, le pedí que fuera al día siguiente a verme a la oficina, contenta acepto porque era su día libre en el gimnasio, me ofrecí llevarla a casa y minutos después aparqué en un edificio algo desgastado y viejo, nos despedimos y regrese a casa saboreándome un sándwich mientras subía las escaleras.
Estaba tecleando con rapidez y el teléfono no paraba de sonar con llamadas de algunos distribuidores que habían respondido a mis solicitudes del día anterior, respiré profundo y continué tecleando, di un sorbo a mi café y miré el reloj, el teléfono volvió a sonar.
—Hola Silvia.
—Licenciada la buscan.
—¿Quién?
—Una señorita que se llama...Jaqueline.
—Lo olvide por completo, hazla pasar, ¿Está Márquez en la oficina?
—No, pero regresa en una hora.
—De acuerdo gracias.
Segundos después Jaqueline entró a mi oficina asombrada por el espacio tan grande que tenía y la vista que se podía apreciar detrás de mí, iba vestida muy formal y con un folder en la mano, me sonrió nerviosa y la invité a sentarse mientras seguía tecleando.
—Dame unos segundos.
Necesitaba enviar algunos correos y terminar lo antes posible, el teléfono continúo sonando y por fin, cinco minutos después la saludé y Silvia entro para ofrecerle una taza de café.
—¿Cómo estás?
—Algo nerviosa y emocionada, preocupada tal vez.
—Tranquila.
Leí su currículum y no tenía mucha experiencia, necesitaba convencer a Márquez, le volví a explicar las funciones que tenía en la empresa y practicamos lo que le diría a mi jefe, rato después escuche la voz de Márquez, me dirigí a su oficina y le comenté que tenía candidata y estaba lista para una entrevista, pidió platicar con ella, mientras lo hacían yo me mordía las uñas de nervios, después Jaqueline entro a mi oficina y se sentó frente a mi.
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Yo soy Alinee
Teen FictionLas amigas que tiene Alinee y los chicos que ha conocido desataron en ella el rencor y la necesidad de venganza Pero sin duda la traición fue lo que mas le dolió ¿Y tu que harías si fueras Alinee?