Abrí los ojos y Héctor dormía plácidamente a mi lado, camine al baño para lavarme los dientes, acomodarme un poco el cabello y desmaquillarme, camine con pereza a la cocina y prepare el desayuno, justo cuando estaba sirviendo el jugo, sus brazos rodearon mi cintura y beso mi cuello.
—Buenos días bonita.
—Giré sobre mis pies y le di un beso. —Hola, ¿Cómo dormiste?
—Cuando estoy contigo duermo genial.
—¿No sientes cómo si nos conociéramos de siempre?
—Si, es algo extraño, siento que llevamos mucho tiempo saliendo por el tipo de confianza que tenemos, es decir, llevamos días de novios y ya duermo contigo.
—Lo sé. —torcí la boca.
—Ah, pero no es malo, de verdad que me gusta.
Sonreí y desayunamos mientras mirábamos una película, más tarde se despidió de mí y se fue a su casa.
Héctor <3
—Bonita, estoy muy contento contigo, ya llegué a casa, gracias por todo, te quiero.
El timbre sonó y deje el celular sobre la mesa sonriendo como tonta, abrí la puerta y me quede pasmada.
—¿Qué haces aquí? —arrugue la frente.
—Quería verte.
—Ya me viste.
Intente cerrar la puerta, pero interpuso su pie.
—Alinee.
—Suspire con pesadez. —Quita tu pie.
—Necesitamos hablar.
—No.
—Es urgente.
—Entrecerré los ojos. —No lo creo.
—Te he extrañado.
—Yo no y déjame en paz.
—Te vas a arrepentir.
—Siempre dices lo mismo y de verdad que no me he arrepentido, estoy muy bien sin ti.
Quito su pie y pude cerrar la puerta, me abalancé en el sillón y encendí un cigarro, me sentía nerviosa, al terminarlo encendí otro, como si todo se fuera con el humo, la visita de Erick me había alterado un poco.
Me desperté pensativa, aunque realmente no sabía en qué estaba pensando, me dirigí a la oficina y al estar frente a la computadora decidí olvidar todo y concentrarme en el trabajo, horas más tarde el teléfono sonó.
—¿Que pasa Silvia?
—La buscan.
—¿Quien?
—Un chico.
—¿Y qué quiere?, estoy algo ocupada, ¿Es urgente?
—Me parece que sí.
—Está bien, hazlo pasar.
Colgué el teléfono y seguí tecleando, escuché la puerta abrirse y levante la mirada, Héctor estaba parado frente a mí con una caja de chocolates y una rosa en la mano, sonreí emocionada y me levante.
—¿Qué haces aquí?
—Vine a verte y te traje... —estiro unos chocolates y una rosa. —esto, espero que te guste.
—Muchas gracias. — dejé las cosas en el escritorio, le di un beso y lo abracé.
—¿Quieres ir a comer?
ESTÁS LEYENDO
Yo soy Alinee
Teen FictionLas amigas que tiene Alinee y los chicos que ha conocido desataron en ella el rencor y la necesidad de venganza Pero sin duda la traición fue lo que mas le dolió ¿Y tu que harías si fueras Alinee?