Yo soy Alinee

Parte 20

Tomé aire y reuní todas mis fuerzas, esbocé una sonrisa y seguí platicando con Mauricio, dándole más entrada a su coqueteo y dejándolo pasar el límite que había puesto, la cerveza comenzaba a hacer efecto y tenía que ir al baño, pero eso significaba tener que pasar cerca de Héctor.

—Voy al baño. —sonreí.

Me levante nerviosa y camine como si no supiera que él estaba ahí. 《 No mires, no mires. 》Camine hacia la entrada de los sanitarios y justo en ese momento Héctor salió del baño y se quedó pasmado al verme frente a él.

—A...Alinee. —titubeó y palideció.

—Héctor. —eleve una ceja.

—Sonrío débilmente. —¿Qué haces aquí?

—Lo mismo que tú. —me alce de hombros.

—Arrugó la frente. —Ok, me imagino vienes muy bien acompañada.

—Igual que tú.

—Claro.... pues.... es una amiga.

—No te pregunté. —me hice a un lado para entrar al baño.

—Alinee ...—me tomó por el brazo. —es una amiga

—Está bien, — me alce de hombros. —tú y yo no somos nada, por algo querías que fuera la vaca de tu ganado ¿no?, y si, como dices, yo también vengo muy bien acompañada.

Me solté de su agarre y entre al baño, respiré profundo, hice mis necesidades y después me dirigí a la mesa sin mirar hacia donde estaba Héctor, no quería ver a la chica con la que estaba.

—Pedí otras cervezas. — dijo Mauricio cuando regrese a la mesa.

—Genial, gracias.

Seguimos bebiendo y platicando, pero no podía dejar de pensar en Héctor, la cerveza estaba haciendo su trabajo en mi y dejé que Mauricio fuera más cariñoso, entonces se acercó a mi rostro, no sabía que hacer, una parte de mi me decía "Déjalo, no pasa nada, Héctor está con una chica también" y la otra decía "¿De verdad quieres esto?, no sabes quien es la chica", entonces deje que me besara en ese momento, permití que mis celos me dominaran, besaba muy bien, me sentía más mareada, debía olvidarme por completo de Héctor, mire en dirección a su mesa y entonces él estaba haciendo lo mismo con la chica, me trague el coraje y di un sorbo más a mi cerveza, tome un cigarro y le avise a Mauricio que me ausentaría un momento.

Salí del restaurante. 《Esto me está afectando muchísimo más de lo que creía. 》encendí el cigarro y mire mi teléfono, al levantar la vista Héctor se encontraba frente a mí, exhale el humo en dirección a su cara y regrese mi mirada al teléfono mordiéndome el labio inferior para no llorar.

—¿Cómo va tu cita?

—Que no te importe. —sonreí con sarcasmo e inhalé de mi cigarro.

—Vamos Alinee tú lo besaste a él primero.

—¿Y?, no entiendo. —arrugue la frente— El chico me gusta, ¿Porque no habría de besarlo? —fingí indiferencia.

—Ahh... claro. —carraspeó. —Después de todo somos parte del ganado.

—No cariño, estás equivocado, yo nunca acepté esa tontería. —inhalé de mi cigarro y me acerqué a él hasta casi chocar nuestras narices. —Yo me acuesto con quien quiero y cuando quiero, y eso pasó contigo, no necesita tener un título como "ganado" del cual, por cierto, no quiero ser parte.

Apague el cigarro y camine al interior del restaurante con un nudo en la garganta, me senté con Mauricio y decidimos ir a otro lugar, tener a Héctor tan cerca me estaba alterando, salimos tomados de la mano y mire discretamente hacia atrás, Héctor en ese instante aventaba molesto los cubiertos a su plato, sonreí y me prometí jamás dedicarle una lagrima.

Caminamos hacia un bar y al ingresar la mesera se acercó muy cariñosa a Mauricio.

—¡Cariño! —le dio un beso en la mejilla.

—¡Reyna!

—¿Que van a querer? —me miro sonriente la chica.

—Una cerveza gracias. —sonreí sin poderle quitar la mirada de encima, usaba una falda tan corta que estaba segura de que en cualquier momento le vería los calzones, mire de nuevo a Mauricio y sonreí. —¿Frecuentas mucho este lugar?

—Solía hacerlo, —se alzó de hombros. —...y bueno Alinee, ¿Qué tal te sienta mi compañía? —sonrió de lado.

—Bien...me siento cómoda, eres divertido.

Reyna regresó con las cervezas y continuamos bebiendo un par de horas mas, de pronto se levantó ofreciéndome su mano para que me levantará también, sonreí y bailamos junto a nuestra mesa, me sentía sumamente ebria, y me reía absolutamente de todo lo que Mauricio decía, bailamos muchísimo y después decidió llevarme a casa, subimos a mi auto y como pude le di mi dirección, en el camino encendí un cigarrillo y la radio, pésima idea porque se me revolvió el estómago, al llegar a casa corrí al baño dejándolo en el umbral, vomite hasta el desayuno del día anterior, me enjuague la boca y al levantar la mirada, por el reflejo del espejo mire a Mauricio que soltaba una risita. 《Agh genial. 》 Cerré los ojos y suspiré, me di la vuelta mientras me sostenía en el lavabo.

—Lo lamento. — logre articular—Estoy muy ebria.

—Puedo notarlo, pero no te preocupes, bebimos mucho.

—Ya se. —puse una mano en mi cabeza.

—Me voy. —me dio un beso en la mejilla.

—¿Como te iras?, llegamos en mi auto.

—Nena, son las 7 de la mañana, tomaré un taxi e iré por mi auto.

—Woooow, ¡Las 7!

—Duerme. — me dio otro beso y se fue.

Escuche que la puerta se cerró y me abalance a mi cama.

El hambre me despertó, mi estómago gruñía, abrí los ojos lentamente y miré el celular. 《¡Las 3 de la tardé! 》 Me desperece y el dolor de cabeza aumentaba. 《Estúpida resaca .》, bebí una taza de café y me recosté en el sillón, pedí comida por teléfono y espere impaciente a que llegara, encendí la televisión y me mire en un pequeño espejo que tenía en la sala, 《¡Santa madre de la belleza!, ¡¿Que me paso?!, 》mi cabello parecía un nido de arañas, mi maquillaje por supuesto era un desastre, mis labios estaban secos, daba la impresión que me acababan de atropellar, había muerto para después resucitar y espantar niños por las noches, pero que más da, estoy siempre sola, tocaron el timbre y abrí la puerta con rapidez para comer lo antes posible.

—¿Ordenaste comida? —levanto las bolsas y sonrió.

En ese instante cerré la puerta y corrí al baño a lavarme la cara y cepillarme los dientes, regrese enseguida a la puerta y me asomé por la mirilla, seguía ahí, rascándose la nuca y mirando al suelo, respire profundo y solté el aire, abrí la puerta, levanté la ceja y me crucé de brazos.

—¿Qué haces aquí?