Parte 11

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—De acuerdo. —respiro profundo y tomo un cigarro de la mesa. — En la fiesta a la que me llevaste, cuando me estabas buscando...no había ido a ver el auto.

—《Lo sabía, tranquila, no llores, tienes que estar firme. 》—¿Qué sucedió entonces?

—Genna me acorraló al salir del baño, me besó de la nada y yo me sentía ebrio así que le seguí la corriente hasta que me di cuenta de lo que pasaba, la aleje, le dije que estaba mal de la cabeza y la dejé sola , regrese contigo y decidí olvidarlo, no quería decirte nada porque sabía que eran tus amigas y te hubiera metido en un problema con ellas y no quería eso para ti.

—¿Y pensaste que era mejor verme la cara? —dije tranquila, pero por dentro estaba llorando, destrozada, queriendo aventar todo.

—No fue eso, no quería que te enteraras y que se arruinara todo.

—Me mentiste.

—No lo hice, solo oculté la verdad.

—Entrecerré los ojos. —¿Sabes lo que esto significa verdad?

—Alinee no, de verdad te quiero.

—Imagínate que hubiera pasado si no me quisieras, estamos muy a tiempo de terminar con esto, me siento traicionada, hubiera preferido que me lo dijeras tú y la historia sería otra.

—Alinee... —los labios le temblaban y las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos. — admito mi error.

—Eso no cambia nada Héctor. —dije reuniendo todas las fuerzas que tenía, realmente me estaba derrumbando, no había sido solo un chico, habían sido tres. —De verdad quiero estar sola. —me levante del sillón.

—Perdóname.

—Claro, pero no cambia lo que siento, debemos terminar y lo sabes.

—Respiro profundo y camino hacia la puerta. —Lo siento.

Salió de mi casa y me dejé caer en el sillón, lloré desconsolada, sacando todo el dolor que estaba sintiendo en ese momento. 《 Realmente lo quería, me había hecho feliz en tan poquitos días, creí que había encontrado al chico indicado, bueno, lo había encontrado todo en Arturo y en él, pero al final todos los hombres son iguales, ningún hombre es fiel, y mi amiga la zorra comiendo mis sobras, que triste que Genna se sienta aún más sola que yo , como para tener que buscar en chicos lo que no tiene en su casa, ni siquiera yo lo hago, la amistad tampoco existe.》Seguí llorando toda la noche, me sentía fatal, la felicidad no me había durado absolutamente nada, terminé mi cajetilla de cigarros y un bote de helado.


Desperté con la cuchara en mi mejilla y colillas por toda mi cama. 《 Qué asco. 》. Me miré en el espejo y mi cabello era un desastre, mis ojos estaban hinchados y cristalinos, me veía sumamente triste, no tenía ganas de nada, me recosté en mi cama y vi en mi celular que tenía un mensaje de Héctor.

Perdóname bonita, eres lo más hermoso que me paso y lo arruine yo, te quiero y aunque me has dicho que me perdonaste, sé que no es así del todo, pero me gustaría que me dejaras estar a tu lado y corregirlo.

Las lágrimas salieron de nuevo y dejé el celular a un lado, volví a dormir un rato más, desperté de nuevo y seguía estando sola.

《 Es tan duro no tener siquiera una mascota a la cual abrazar, ni siquiera tengo con quien desahogar esto. 》

Me levante de la cama, tenía que comer algo, mi estómago me lo pedía y definitivamente necesitaba otra caja de cigarros, pedí una pizza y les encargué como favor especial mi cajetilla también, no quería salir de casa, solo quería estar lamentándome en mi cama, mientras esperaba al repartidor mire la televisión cambiando de un canal a otro, luego intenté leer un libro, al llegar a la parte romántica pare de leer, no me sentía con ánimos de saber que alguien más era feliz y yo no, sonó el timbre y el repartidor al verme hizo una mueca de susto y carraspeo, me entrego la pizza, mis cigarros y se fue. 《¿De verdad me veo tan mal? 》. Volví a mirarme al espejo, parecía pordiosera. 《Con razón se fue corriendo. 》 Regrese a mi cama y comí la pizza mientras escuchaba música triste y lloraba, me lamenté una y otra vez, me enojé conmigo misma, me enoje con las perras qué decían ser mis amigas, me enojé con Erick, Arturo y Héctor; volví a dormir y despertar por ratos, pase una noche horrible. Para mi desgracia así pase dos días más, me excuse en la oficina diciendo que estaba enferma, y era creíble porque las ojeras se asomaban en mi cara y mis ojos seguían cristalinos.

Yo soy AlineeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora