Como en casa

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Una vez dentro del ascensor volví a sentir pánico, tenía miedo de que alguna otra cosa sucediera, me aterraba descubrir que no funcionaría, que no me regresaría a casa, pero me aterraba aún más que funcionara y me llevara a algún otro sitio, a algún otro momento.

Oprimí el botón que me llevaría a la planta baja con bastante miedo, entonces el ascensor comenzó a funcionar, sin embargo todo parecía ir con normalidad…

Luego de unos cuantos segundos las puertas se abrieron y me encontré en el lobby del hotel en el que Michael estaba hospedado.

No estaba en casa, pero al menos tampoco estaba en otro lugar, Michael seguía allá arriba, dispuesto a ayudarme, eso me tranquilizaba mucho.

Apenas estuve fuera del edificio fui recibida por una multitud de personas, todos gritaban y coreaban el nombre de Michael, muchos de ellos iban vestidos como él, otros cuantos llevaban playeras similares a la que yo vestía, aunque claro, con la cara del Rey del Pop, no de Katy Perry.

Aquello era una locura, yo jamás había presenciado algo así en la vida, incluso formando parte del club de fans de Katy, nunca había visto que una ciudad se paralizara de tal forma como estaba sucediendo con Santa Cruz de Tenerife. Había un montón de policías rondando la zona, periodistas y cámaras de televisión grababan lo que acontecía, niños y adultos gritaban el nombre de Michael Jackson. Se me puso la piel de gallina.

Apenas había comenzado a andar cuando el griterío se hizo más intenso. La multitud parecía volverse loca y entonces me gire para ver lo que pasaba.

Michael se había asomado por el balcón, llevaba puestos sus lentes oscuros y los saludaba desde arriba con entusiasmo. Una sonrisa enorme se había dibujado en su rostro. La gente enloquecía. Las chicas lloraban, los niños aplaudían. Era hermoso, justamente lo que había estado esperando vivir cuando me subí a la máquina del tiempo, aunque claro, jamás había esperado que funcionara.

Por un momento olvidé mi preocupación y la angustia que me provocaba el estar lejos de casa y simplemente me quedé parada ahí, mirándolo a lo lejos, colándome entre la multitud para verlo, sintiéndome parte de aquel grupo de fanáticos, sintiendo aquella emoción que siempre había deseado experimentar cuando veía en YouTube videos de sus conciertos.

Por un momento me sentí en casa otra vez.

Minutos más tarde, Michael desapareció de nuevo dejando un montón de fanáticos felices y complacidos. Pude ver como algunas personas se abrazaban, derramando lágrimas de felicidad, algunos rostros reflejaban la incredulidad de haber visto a su ídolo, muchos de ellos tenían una sonrisa en la cara que no podían borrar. Yo simplemente los miraba.

Decidí irme antes de que cualquier otra cosa pasara. Como pude me alejé de la multitud y caminé por las calles del centro de Tenerife, observando a mi alrededor un montón de pancartas que anunciaban el concierto que hoy Michael daría en aquella ciudad. En cada esquina era frecuente encontrar algún vendedor con mercancía relacionada con él, la gente que caminaba por las calles parecía no tener un tema de conversación diferente y por donde quiera que fueras encontrabas a algún imitador vestido como Michael.

No estaba segura de qué estaba buscando exactamente, tal vez no buscaba nada, ni si quiera sabía por dónde comenzar, mucho menos que era lo que tenía que encontrar para poder volver a casa, así que solo me senté en la banqueta bajo la sombra de un árbol y me puse a pensar.

Vino a mi mente la imagen de Michael subiendo al elevador del que yo había llegado, su insistencia porque le contara que era lo que me sucedía y el temor que yo había estado sintiendo desde que llegué; también recordé lo que acababa de pasar minutos antes, cuando lo vi salir del balcón con esa enorme sonrisa, como levantaba su mano y saludaba al montón de fanáticos que coreaban su nombre y gritaban fervientemente.

El corazón se me encogió cuando recordé que aquello no iba a ser eterno, que en el 2014 él ya no existía en mi mundo, que ya no estaba, que no lo teníamos. Vino a mi mente todo su sufrimiento, los acosos por parte de la prensa, las mentiras que inventaron sobre él, los juicios, las investigaciones, como había terminado por dejar Neverland, el sitio que más amaba en el mundo y todo porque gracias a los inventos de la gente había terminado por traerle malos recuerdos.

Escondí mi rostro y me puse a llorar como cada 25 de Junio, cuando se cumplía un año más sin él en mi mundo, como lloraba cada 29 de Agosto, día en el que él estaría cumpliendo un año más de vida. No podía dejarlo así, sabiendo todo lo que iba a vivir, no quería dejarlo, pero tampoco quería alterar el rumbo del destino, me daba miedo pensar en lo que pasaría.

¿Qué iba a ser de mi si me quedaba en 1993? ¿Qué estaría pasando en el 2014 ahora que ya no estaba ahí? ¿Qué explicación tenían mis padres acerca de mi ausencia?

-       Maldita sea – murmuré en voz alta – Si esto es cierto, ¿Por qué no aparece alguien y me ayuda? – miré el cielo, luego alrededor, esperando que alguien o algo apareciera, pero era inútil.

¿Cómo había sido posible aquello? ¿Cómo era posible que estuviera en 1993, en España, conociendo a Michael Jackson y sin saber cómo volver a casa.

Ahora mismo podía creer en cualquier cosa. Hadas, duendes, vampiros, Santa Claus, el ratón de los dientes, Peter Pan…

-       Peter Pan – susurré para mí misma.

Si no estaba loca ya, seguramente terminaría por estarlo en algún momento. Me levanté y caminé de regreso al hotel, necesitaba hablar con Michael.

Wow, 326 veces ha sido leída la historia, no me lo creo! Estoy muy feliz, me alegra mucho que les guste, en serio, mil mil gracias!

Aquí les dejo un nuevo capítulo, ojalá puedan dejarme sus opiniones en un comentario.

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Desde 2014, hasta 1993 #MoonwalKingAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora