El día en que el cielo casi se cayó sobre nosotros.

2.6K 224 34
                                    

Habían pasado dos semanas y media desde la primera vez que pisé Neverland; y si, seguía viviendo ahí con Michael y todos sus empleados de los cuales ya conocía casi a la mayoría.

Ahora me quedaba en una casa un poco más pequeña, justo al lado de la mansión principal. Tenía todo lo necesario ahí dentro, casi no tenía que salir de ahí a menos que quisiera caminar o tomar el sol, podría bien quedarme a desayunar, comer y cenar ahí mismo ya que contaba con una cocina bien equipada, aunque eso nunca había ocurrido, pues Michael tocaba la puerta cada día para pedirme que comiéramos juntos.

Disfrutaba de su compañía y parecía que él también disfrutaba de la mía. Regularmente estaba solo; Michael era un hombre solitario pero ahora que había llegado yo desde el futuro (por más ridículo que sonase), habíamos compartido casi todas las horas del día charlando y jugando, investigando todo lo posible para regresarme a casa, así que se podía decir que nos habíamos vuelto bastante cercanos.

Él no lo sabía, pero lloraba cada noche antes de quedarme dormida; extrañaba mi casa, mi habitación, extrañaba mi cama, y aunque esta que tenía ahora era muy cómoda, no era la mía. Extrañaba mis cosas, mi vecindario, mis amigos, extrañaba mi trabajo, a mi familia, incluso extrañaba leer los tweets de Katy Perry, saber qué estaba haciendo… pero sobre todo extrañaba a las cuatro personas más importantes en mi vida: Mis papás, mi hermana… y… a aquel hombre del que llevaba enamorada 7 años.

Cada mañana, apenas el sol aparecía y se colaba por las ventanas, yo me levantaba rápidamente, me daba una ducha y esperaba a que Michael llamara a la puerta, siempre tratando de disimular la tristeza de la noche anterior para que él no se diera cuenta de cómo me sentía en realidad.

Aquel día me había pasado toda la tarde en la mansión principal de Neverland junto a Michael, quien había estado insistiendo durante toda la semana anterior que debía conocer a su buen amigo Macaulay. Al principio me negué rotundamente, le había dicho a Michael un millón de veces que no era una buena idea que me presentara ante muchas personas, que debía pasar desapercibida, que debía entenderlo, pero su insistencia fue tal que terminó por convencerme y entonces aquella tarde había terminado por conocer a Macaulay.

Era graciosa aquella situación, por supuesto que conocía al chico, lo había visto en “Mi Pobre Angelito” un montón de veces durante mi infancia y había escuchado una que otra cosa de él mientras crecía, además, evidentemente lo reconocía de “Black Or White”, pero verlo en persona y sobre todo a la edad en la que estaba ahora justo frente a mí, nunca pasó por mi cabeza. En el 2014 aquel niñito tenía ya 34 años de edad, era mayor que yo por 12 años, en cambio hoy que lo había visto era una grandulona a su lado. Era increíble, absurdo y ridículo, pero era real.

-       Mac no dirá nada, podemos confiar en él ¿No es cierto? – había preguntado Michael al chico luego de contarle “nuestro secreto”.

-       Pero por supuesto, soy una tumba – había respondido Macaulay con la mano derecha en el aire, simbolizando una promesa.

Una vez el niño volvió a su casa después de la cena, me despedí de Michael y caminé hasta la casa de huéspedes en la que me hospedaba desde mi llegada, me encerré ahí, me tumbé en la cama y de nuevo, estando sola, las imágenes de la vida que había dejado en el 2014 invadieron mi mente, haciéndome llorar, como todas las noches. Odiaba eso, odiaba esa angustia que me comía lentamente, odiaba no saber cómo la estaban pasando mis padres, si me extrañaban como yo los extrañaba a ellos. Me preguntaba también como había tomado “él” la noticia de mi desaparición. Me preocupaba muchísimo que aquella realidad que había dejado en el 2014 ya no existiera para mí, o que yo ya no existiera en ella. Mi preocupación más grande era que al haber traspasado el umbral del tiempo, todos quienes me conocían hubieran olvidado mi existencia, que aquel hecho hubiera eliminado todo rastro de mí, que me hubiera borrado de la memoria de las personas a las que amaba.

Desde 2014, hasta 1993 #MoonwalKingAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora