Cosquillas

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Abrí los ojosde nuevo dos horas después, justo cuando escuché la voz del piloto del avión atravesar las bocinas, diciendo que debía ponerme el cinturón de seguridad pues estábamos a nada de aterrizar en California.

Una sonrisa se dibujó en mi rostro casi enseguida y sin poder evitarlo, aun y cuando me daba cuenta de que seguro me veía como una estúpida sonriendo sin ninguna razón aparente.

Dos minutos más tarde la puerta del avión se abrió y me asomé para comenzar a bajar los escalones.

Michael estaba ahí, agitaba su mano derecha, saludándome mientras se aproximaba hasta el avión. Me apresuré a bajar, intentando contener mis nervios y controlar las cosquillas en el estómago.

-       ¡Michael! – grité gustosa una vez estuve abajo.

-       ¡Helena! – se acercó y me dio un abrazo fuerte al que correspondí de inmediato.

-       Te eché de menos – admití - ¿Tu a mi? – solté unas risitas.

-       Mucho – murmuró tímidamente.

Hubo unos segundos de silencio hasta que me decidí a hablar de nuevo.

-       Viniste –

-       Te dije que estaría aquí cuando llegaras –

Asentí con la cabeza, mirando sus ojos marrones.

-       ¿Cómo te fue? – me preguntó con curiosidad.

-       Mejor de lo que pensé –

-       ¿Conseguiste algo? –

Miré su rostro unos segundos y luego asentí con la cabeza.

Ahora tenía que decirle que debía partir en poco menos de un mes y no estaba segura de si quería hacerlo.

-       ¿Qué ocurrió? –

-       Ya te contaré, pero no aquí –

Miré alrededor, estábamos parados en medio de la terminal del avión, no mucha gente estaba cerca, pero de todos modos, me sentiría mucho más cómoda estando sola con él cuando le dijera aquello; habían pasado muchas cosas, necesitaba tiempo y calma para decírselo todo.

Nos subimos al auto. Esta vez no había ningún chofer, Michael conducía y yo viajaba de copiloto. Me esforcé por grabar en mi mente cada momento, de ahora en adelante lo haría, era lo único que me quedaba, no podía darme el lujo de olvidar nada. 

-       Gracias por el servicio de coches que rentaste para mí –

-       ¿Te trataron bien? –

-       Si –

-       Me alegra escuchar eso –

-       Michael… -

-       ¿Sí? –

-       ¿Te portaste bien mientras no estaba? – reí.

-       Siempre me porto bien – me miró de reojo con una sonrisa dibujada en su rostro.

-       ¿Qué hiciste? – pregunté curiosa.

-       El primer día fui a arreglar unas cosas de la gira – me contó – ayer Mac vino a la casa y jugamos guerras de globos con agua –

-       ¿Ganaste? –

-       Lo hubiera hecho si Macaulay no hubiera hecho trampa –

Desde 2014, hasta 1993 #MoonwalKingAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora