Moonwalk

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-       Anda – le pedí por quinta vez en el día.

-       No, ya te dije que no –

-       ¿Por qué no? –

-       Me da vergüenza –

Me reí y negué con la cabeza.

-       Pero lo has hecho tantas veces delante de un millón de personas… o tal vez más. – me crucé de brazos.

-       Ya me viste hacerlo en Tenerife – argumentó.

-       Pero quiero verte hacerlo ahora –

-       Soy tímido –

-       Por favor – casi supliqué.

-       De acuerdo –

Sonreí complacida por escuchar aquella respuesta positiva y entonces Michael me tomó de la mano, salimos de la cocina y caminamos por los pasillos de la mansión hasta llegar al estudio que él había construido ahí mismo, en Neverland.

Le había estado pidiendo durante toda la mañana que bailara algo para mi y se había negado desde entonces, pero no iba a rendirme, estaba decidida a convencerlo; no faltaba demasiado para que regresara a donde pertenecía y no quería irme de ahí sin antes haberlo visto bailar solo para mí, sin que nadie más estuviera. Si, era egoísta, pero al menos por los pocos días que me quedaban en 1993, deseaba ser su única compañía.

Miré a mi alrededor una vez estuvimos dentro del estudio. Había un montón de aparatos de los que yo ni si quiera tenía idea de que existían hasta ese momento.

El lugar era espacioso y cómodo, el suelo de madera lucia tan pulcro que daba la impresión de estar recién encerado y de las paredes colgaban algunos de los tantos reconocimientos por discos de oro y platino que Michael había recibido a lo largo de su carrera… o bueno, al menos hasta 1993… me preguntaba donde pondría los demás en el futuro, ya casi no quedaba mucho espacio.

Lo escuché reír nerviosamente y eso me sacó de mis pensamientos.                        

-       ¿Qué pasa? – le pregunté girándome para verlo.

-       Es que… ni si quiera sé cómo empezar –

-       Claro que lo sabes, simplemente no tienes que pensarlo –

Su mirada se clavó en la mía, interesado.

-       Supongo que yo dije eso alguna vez y lo escuchaste por ahí, ¿verdad? –

Asentí con la cabeza.

-       Si, ¿Por qué? –

-       Bueno, porque suena exactamente a algo que yo diría, porque es la verdad, no debes pensar, debes sentir –

-       ¿Entonces? –

Me dedicó una media sonrisa y entonces tomó un control, presionó un botón y la música comenzó a reproducirse a todo volumen por las bocinas.

The Way You Make Me Feel. 

Cerró los ojos y entonces el Michael que conocía desapareció para dar cabida a Michael Jackson: El Rey Del Pop.

Lo miré bailar, sorprendida y embelesada por sus movimientos, por su talento. Era mágico, completamente mágico, no podía encontrar una palabra que pudiera describir de una mejor forma lo que estaba viendo frente a mí.

Él no me miraba, tampoco cantaba, parecía estar concentrado en sentir la música, además comprendía que tal vez el voltear a verme lo haría sentir avergonzado otra vez.

Desde 2014, hasta 1993 #MoonwalKingAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora