Capítulo XXX

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Katriel Orlov

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Katriel Orlov

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      Esta es Mercy. Una día vi tu contraseña y soy buena recordando cosas, espero que no te importe. Este es el único lugar seguro para decirlo.

      Papá:

      Cuando leas esto Enora y yo ya estaremos lejos. No huyo para castigarte, lo hago porque no le tengo medio a muchas cosas, pero esta revolución que estás por empezar es algo a lo que sí.
  
      ¿Crees que no noté a los señores que se camuflan en las sombras del patio, cuidando la casa? Despediste a todo el personal de limpieza, incluso a nuestra niñera, pero reforzaste el de seguridad. Oigo sus pasos mientras patrullan de noche. 

      Sé que no tengo edad suficiente para dejar casa y mucho menos para hacerme responsable de Enora, ¿pero qué nos queda sino? Mamá no hubiera querido que viviéramos entre cuatro paredes, ella anhelaba libertad. Ciertamente prefiero arriesgarme aquí afuera que hacerlo confinada en esa casa. 

      A partir de mañana, cuando lideres a todas esas personas para derrocar al gobierno, serás un blanco. Nosotros lo seremos y eres consciente de eso. A partir de mañana nos querrán secuestrar solo para hacerte retroceder, tal vez matar si cruzas una línea que ellos no quieren que cruces. Por eso me voy, nos vamos; es más difícil encontrar una aguja en un pajar que una en el costurero. 

       Puede que Enora me lo recrimine mientras crecemos y mientras tu lucha continúe, pero prometo traerla de regreso hasta aquí si ella así lo dice.

      ¿Sabes por cuál otro motivo nos vamos? Porque no serías capaz de perdonarte si nos quedáramos y desapareciéramos tras una cortina de balas. Sé que como padre piensas que estaremos más seguras a tu lado, pero este no es el caso, y hasta que no puedas verlo no puedo permitir que estés cerca de nosotras intentando volver a arrastrarnos aquí.

       Déjanos camuflarnos con la gente, perdernos en la multitud. Déjanos vivir como niñas normales, no como niñas en la mira de una guerra que no entendemos.

      Volveremos a vernos si sobrevives a lo que sea que estás por detonar. Sé que esto es importante para ti y que no quieres dar marcha atrás. Sé que esto podría cambiar las vida de muchos. 

       Yo no creo en Dios, pero Enora sí; me aseguraré de que estés en sus plegarias.

      Recuerda que te amamos. Ya cuento los segundos para que vuelvas a leernos un cuento.

Mercy

Sin piedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora