Capítulo 6

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—Pero él es el líder—Repuso Eiden

—¿El líder? —Repitió con un gruñido que pretendía ser una carcajada. —Puedes llamarlo como quieras. Tal vez deberíamos decirle presidente. No, mejor Almirante Alby. Eso es perfecto. —Y se frotó los ojos mientras reía.

Eiden vio la confusión en la mirada de Thomas y era normal. Era difícil saber cuándo Minho hablaba en serio.

—Entonces, ¿quién es el líder?

—Verducho, mejor deja de hablar si no quieres aumentar tu confusión.—Dijo,y comenzó a bostezar; luego habló para sí mismo.—¿Por qué los garlopos
siempre vendrán aquí haciendo preguntas estúpidas? Es realmente molesto.

—¿Y qué esperas que hagamos? —Exclamó enfadado Thomas.

—Haz lo que se te dice y mantén la boca cerrada. Eso es lo que yo espero.—Contestó, mirándolo por primera vez a la cara.

Eiden, inconscientemente, retrocedió unos centímetros por la tensión del ambiente.

—Sí, claro. Seguro que eso fue lo que hiciste cuando eras un Novato.

Minho lo observó unos segundos. Luego, le habló otra vez directo a los ojos.

—Yo fui uno de los primeros Habitantes del Claro, miertero. Cierra el hocico hasta que sepas lo que estás diciendo.

Eiden asustado se puso detrás de Minho esperando lo peor.

Pero el chico solo estiró la mano y le sujetó el brazo a Thomas.

—Siéntate. Sólo estaba jugando contigo. Es que es muy divertido. Ya lo verás cuando llegue el próximo Novato...—Su voz se apagó y arrugó la frente, desconcertado. —Creo que no habrá otro, ¿verdad?

Sentí un tirón en mi brazo y caí de culo junto a Minho.

—Creo que no.—Respondio Thomas.

Minho entornó los ojos, como estudiándolo.

—Tú la viste, ¿no es cierto?
Todos andan diciendo que es probable que la conozcas o algo así.

—La vi. No me resulta para nada conocida —Contestó Thomas, a la defensiva.

Ante la escena,Eider se sintió culpable por no decirles la verdad. Pero no podía. Tal vez ella sabía dónde estaba su padre y la razón por la cual todavía no lo había sacado.

—¿Está buena?

Por alguna extraña razón esa pregunta molesto al rubio,el cual miró a Thomas rezando para que contestará que no.
Por Dios, cualquier persona con buen gusto lo sabría.

—Sí, supongo que está bien.

El chico se inclinó hacia atrás hasta quedar recostado en el suelo y cerró los ojos.

—Sí, por qué no. Si te atraen las chicas en coma. — Y volvió a sonreír.

—Seguro.

—No se juega con esos temas.—Intervino Eiden.

—¿Celoso?—Repuso Minho.

Si, pero su orgullo jamás lo iba a admitir.
Al principio no lo tenía muy claro, pero según pasaba más tiempo con Minho sus peores temores se conformaban. Estaba enamorado o al menos eso creía. Ya que nunca había sentido algo como el amor. O al menos no lo recordaba.

Después de una larga pausa, Thomas volvió a hablar.

—Bueno .—Arriesgó con cautela. —¿Encontraste algo hoy?

༻нαѕтα єℓ fιиαℓ (мιинσ у тυ)༺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora