Pasaron varios días y ninguno supo del otro, Mayte no tuvo ni tiempo de pensar en Manuel pues entre las presentaciones de Pandora y los preparativos para la fiesta de su sobrino apenas y podía dormir.
Por otra parte Manuel se la pasaba escondiéndose de Victoria, desde el día que se encontraron el restaurante no dejaba de perseguirlo y aparecérse en todas partes, pero tampoco dejaba de pensar en Mayte, estaba sintiendo algo que no había sentido ni por la que algún día fue su esposa.
Mayte pasó el día muy estresada, el día siguiente era la fiesta de Joss y aun no estaban listos algunos detalles así que esa noche se quedaría a dormir en casa de Isabel. Subió a la habitación se puso su pijama, se acostó y por alguna u otra razón encendió el televisor, cosa que nunca hacia. Buscando alguna cosa interesante que ver entre tantos canales de repente lo vio en un programa de esos donde siempre hablan de los artistas, los conductores hablaban sobre “Manuel Mijares y su nueva conquista” y ahí estaba él, se podía ver claramente lo feliz y sonriente que estaba con la misma mujer que lo había besado delante de ella hace algunos días, o por lo menos eso pensó ella.
-Mentiroso, eres igual a todos -dijo con cierta tristeza a la imagen de aquel hombre reflejada en su televisor. Apago aquel aparato y decidió dormir, le esperaba un día muy agitado y quizás el vendría a la fiesta pues Isabel le había pasado una invitación para que llevara a sus hijos.
Al día siguiente...
Ya habían empezado a llegar los invitados, el jardín de la casa estaba lleno de niños corriendo y jugando por doquier. Mayte había pasado todo el día con la imagen de Manuel y esa mujer clavada en su mente, le dolía mucho que él le mintiera con respecto a Victoria pero no podía hacer nada, “él solo la quería como a una hermana y nada más” se repetía una y otra vez, quizás así su corazón lo acabaría de entender.
-Hola campeón -dijo posando su mano en la cabeza del pequeño y despeinándolo un poco en un gesto de cariño -feliz cumpleaños, esto te lo mandaron Lucerito y José Manuel - le entregó el regalo.
-Gracias tío, por cierto ¿por qué no vinieron contigo?
-Es que están de viaje con su mamá, pero en cuanto lleguen te prometo que iremos los cuatro a el cine ¿va?
-Está bien, oye iré a jugar con mi amigos -se dio la vuelta y fue hacia un grupo de niños que jugaban al fútbol.
-Gordo me alegra mucho que hayas venido -dijo dándole un fuerte abrazo.
-No me podía perder la fiesta de mi sobrino -dijo sonriendo.
-Manuel, que alegría verte.
-Lo mismo digo fersh -la abrazo.
-¿Y los niños? –pregunto soltándose del abrazo.
-Están de viaje con Lucero.- Respondió -por cierto, ¿dónde está Mayte?
-Creo que aun no esta lista pero seguro baja en cualquier momento.
-Isa, ¿me prestas el baño por favor?
-Claro, ya sabes dónde está.
-Con permiso –Dijo entrando a la casa, en realidad no quería ir al baño, iba a esperar que Mayte bajara, necesitaba hablar con ella a solas. De repente escucho unas fuertes carcajadas que provenían de la sala y al acercarse ahí la vio, estaba con Adal Ramones y por lo que vio se la estaban pasando muy bien. –Buenas tardes –Dijo entrando en la sala e interrumpiendo aquella conversación tan animada.
-Hasta que se me hizo Manuelito –Dijo extendiéndole la mano, aquel comentario no le cayó muy en gracia a Manuel.
-Hermano, ¿Cómo estás? –Dijo en tono serio – ¿Me permitirías hablar un momento con Mayte a solas?
-Por supuesto –Volteo hacia donde se encontraba May y le dio un ligero beso en la mejilla–Nos vemos al rato hermosa.
Al ver aquella escena Manuel sintió una especie de ¿celos quizás? ¡No! ¿Por qué sentir celos? Si ellos solo eran amigos, aunque últimamente no se sabía lo que le estaba pasando con Mayte pero no lograba sacarla de sus pensamientos. Adal salió de aquella habitación dejándolos solos, Manuel no pudo evitar dejar de ver lo hermosa que estaba Mayte, tenía un vestido de color rojo un poco ceñido al cuerpo que resaltaba su suave piel blanca, su boca estaba pintada del mismo color y se veía tan provocativa que por un momento se vio tentado a estrecharla entre sus brazos y besarla como hace tanto tiempo no lo hacía pero se controló, primero debían hablar algunas cosas y luego quizás probaría esa boca que le pedía a gritos la besara.
-¿Alguna vez te han dio lo bien que te queda ese color? –Dijo mirándola de pies a cabeza.
-Sí, me lo acaba de decir Adal –respondió en tono altanero.
-Te lo acaba de decir Adal –Manuel sentía un enorme enfado en su interior –Me di cuenta que estabas muy entretenida hablando con él –se acerco peligrosamente a Mayte y esta retrocedió un poco -¿Te gusta? –preguntó visiblemente molesto, mirándola fijamente.
-¿Adal? ¿Gustarme a mí? –Soltó una sonora carcajada -¿Y si así fuera qué? -alzó su ceja izquierda.
-Entonces si te gusta.
-No tengo por qué darte explica...-no terminó la frase, Manuel la agarró sorpresivamente de la cintura, acercándola hacia él lo más que pudo, haciendo que Mayte soltara un gritito ya que la agarró desprevenida. Estaban tan cerca que ni el aire pasaba entre sus cuerpos.
-¿Sabes? desde la última vez que nos vimos no he dejado de pensar en ti ni un segundo, solo tú y nadie más ocupa mis pensamientos y entra en mis sueños sin permiso alguno, no entiendo que me está pasando contigo, solo sé que te quiero a mi lado cada segundo de mi vida. -Mayte no podía creer lo que acababa de escuchar, no podía ser posible que José Manuel Mijares “el hombre inexpresivo” el cual ella amaba hace tanto tiempo y que él la quería como a una hermana le estuviera diciendo esas cosas, pero esperen, nadie le dice eso a una hermana a menos que.. No imposible.
De pronto sintió como los labios de Manuel se posaban sobre los suyos en un beso cálido y lleno de ternura, pero en ese momento llego a la mente de Mayte la imagen de Victoria y el muy felices y se separó bruscamente de Manuel rompiendo así ese momento tan especial.
-Claro, a ella también se lo dices ¿verdad? -Dijo alterada.
-No entiendo mi May, ¿de qué hablas? -Manuel estaba confundido, ¿a qué rayos se refería Mayte?
-¿De qué hablo? ¿Te suena el nombre Victoria? ayer vi unas fotos que salieron en un programa de televisión en donde se veían muy felices, por cierto hacen una bella pareja -dijo fingiendo una sonrisa.
-No seas hipócrita, sabes muy bien que entre Victoria y yo no hay absolutamente nada.
-Las fotos decían otra cosa.
-Mayte ya por favor - dijo alzando un poco la voz -Esa mujer y yo no tenemos nada, entiéndelo o qué ¿estás celosa?
-¿Celosa yo? Ja, por favor. No te creas tan importante Manuel. –dijo casi gritando.
-Baja la voz, recuerda que estamos en casa de Isabel y allá afuera hay una fiesta, ¿o es que quieres que todos los invitados nos escuchen? mira nada más como te pones. –Mayte puso los ojos en blanco e intento salirse de aquella habitación, no quería seguir escuchándolo pero Manuel la detuvo tomándola del brazo. -May en serio, Victoria se la ha pasado persiguiéndome desde que nos vimos en el restaurante, tienes que creerme.-suplico -Yo no quiero estar con mas nadie que no seas tú, por favor mírame -dijo tomándola del mentón con delicadeza y apartando un mechón de cabello de su cara. -Estoy sintiendo cosas por ti que nunca había sentido, y no las quiero dejar de sentir jamás. -Mayte no pudo evitar derramar algunas lágrimas. No sabía si creerle o no. -No llores, eres muy hermosa como para estar llorando -dijo limpiándole las lágrimas con suaves besos hasta llegar a su boca la cual besó lento y con delicadeza como si sus labios fuesen dos pétalos de rosa que en cualquier movimiento brusco se romperían. Poco a poco el beso se fue intensificando y sus lenguas bailaban a un ritmo que solo ellos podían entender. Mayte se sentía en las nubes, Manuel besaba tan bien que casi era un pecado, las piernas le temblaban y su corazón latía a una velocidad impresionante, posó sus brazos sobre el cuello de Manuel mientras el acariciaba cada centímetro de su espalda.