-Viste, anda di que sí, no seas mala. Por favor. -dijo hincándose y haciendo toda clase de gestos.
-Bueno está bien, ve a decirle a Liza.
-Sí. -gritó emocionado. -gracias mamita hermosa, te amo. -la abrazó y se fue a toda velocidad.
-Hermana, ¿me acompañas a acomodar las cosas que vamos a llevar? -Mayte asintió y se dirigió junto a Isabel hacia el interior de la casa.
-¿Te gusta la bajita, verdad? -dijo al ver como Manuel miraba a Mayte.
-¿Qué?
-Es que se te nota a leguas. -rió y Manuel lo miró tratando de entender lo que decía ya que estaba tan concentrado observando a Mayte que no le prestó atención. -¿te gusta Mayte, verdad? -volvió a preguntar.
-No te lo voy a negar, últimamente siento una fuerte atracción por Maytis que nunca antes había sentido. -esbozó una sonrisa.
-Ay Manuelito, ¿tú no estarás enamorado de mi cuñada? -pregunto sonriendo.
-Álvarez hermano, no vayas tan rápido, si me gusta pero de ahí a estar enamorado, no. -negó con la cabeza.
-¿Te puedo dar un consejo?
-A ver, dime. -respondió acomodándose en su asiento.
-Yo quiero a la bajita como si fuese mi hermana, ella ha sufrido mucho y no quisiera volver a verla mal por alguien que no la sabe valorar, si de verdad la quieres no la lastimes.
-No te preocupes hermano, eso es lo menos que quiero. -le palmeó el hombro.
-Ya estamos listos. -grito Isabel desde la puerta del jardín y los dos hombres se levantaron y fueron por las cosas para subirlas al coche.
-Gordita, ¿qué tanto metiste? Solo vamos al parque un rato, no nos vamos a quedar a vivir ahí. -expresó José Manuel terminando de echar las ultimas cosas en la cajuela del coche y cerrándola.
-Esposo, hay que estar preparados. -lo besó. -Ahora hay un problema, ¿cómo nos vamos a ir? Aquí no entramos todos.
-La bajita se puede ir con Manuel. -dijo echándole una mirada cómplice a Manuel.
-Perfecto, vamos. -tomó a Mayte de la mano, la condujo hasta el coche, la ayudo a subir a su lugar y luego se fue al de él.
-Nos vemos en el parque. -grito a la familia Álvarez-Lascurain antes de cerrar la puerta. -Por fin solos. -dijo volteándose para mirar a Mayte mientras la tomaba de la nuca y se acercaba lentamente a sus labios. -no sabes lo que he extrañado tus besos. -culminó besándola. Sentir el roce de sus labios era como el dulce sabor a miel, una textura suave y embriagadora que inundaba sus bocas haciéndoles sentir un millón de sensaciones.
-Yo también te extrañé. -le mordió el labio inferior. Manuel puso en marcha el coche y aprovechaba la más mínima parada para robarle un beso hasta que por fin llegaron al parque donde los esperaban Isabel y su familia.
Pasaron un día muy alegre, conversaron, jugaron e hicieron todo lo que podría hacer cualquier familia.
5:30 pm.
-¿Te llevo a tu casa? -preguntó abrochándose el cinturón.
-Gracias gordo, pero mejor llévame a casa de Isa, tengo que buscar unas cosas además ahí está mi coche.
-¿Y por qué mejor no vamos a casa de Isa, buscas tus cosas y te llevo a tu casa? -dijo apartándole un mechón de cabello.
-¿Y mi coche?
-Lo dejas y luego lo pasas buscando.
-Aun no me convences. -respondió y fijó su vista al frente.
-¿Ah, sí? Veamos. -posó su dedo índice en el mentón de Mayte y volteó su rostro con delicadeza para luego acercarse a su boca y darle un beso largo y profundo que la dejó sin aliento. -¿Y ahora? -Mayte lo miró fijamente por unos segundos tratando de recobrar la compostura.
-Está bien, vamos. -sonrió y Manuel puso el coche en marcha.
Diez minutos después ya Mayte estaba en casa de Isabel.
-Chi, ¿te quedas a cenar?
-No gorda, solo vine a recoger mis cosas, ya me voy. Por cierto, voy a dejar mi coche, mañana lo vengo a buscar.
-¿Y cómo te vas a ir? -preguntó confundida.
-Manuel insistió en llevarme. -besó y abrazó a Isabel. -Adiós hermana, te amo.
-Adiós chi, yo a ti. -respondió al tiempo que Mayte salía de la casa.