Mayte manejó unas cuantas calles muy atenta a cualquier lugar por donde se pudiese desviar, había un tráfico infernal y por más que trataba no podía salir, las calles estaban sumamente congestionadas así que decidió relajarse; tomó su bolsa que se encontraba en el asiento del copiloto e introdujo sus manos con el fin de buscar su celular, cuando por fin lo encontró se dio cuenta de que aquel aparato se había quedado sin batería.
-Es que esto solo me pasa a mí. -suspiró tratando de tranquilizarse, encendió el reproductor y enseguida una suave melodía entro por sus oídos.
Paso alrededor de una hora con cuarenta minutos hasta que Mayte logro llegar a su hogar.
Bajo del coche y lo primero que vio fue la camioneta de Manuel, eso significaba una cosa; él estaba ahí y seguro tenía horas esperándola, ya que el día anterior habían quedado en que él llegaría temprano a casa. Apresuro el paso, entro a la casa, dejó su bolsa en la mesa y se dirigió al cuarto de la televisión donde seguro estaría Manuel.
-Hola gordito. -dijo acercándose al sillón donde se encontraba Manuel para besarlo.
-Vaya, hasta que llegaste. -dijo sin corresponder al beso. -Al parecer estuvo muy entretenido el encuentro con tu amigo, que hasta apagaste el celular. -agrego haciendo énfasis en "tu amigo".
-Cielo, estuve metida en el trafico hasta ahorita, y el celular se quedó sin batería. -respondió con ternura tomándole el rostro entre sus manos.
-No me mires así, estoy molesto. -volteó el rostro hacía la televisión. -¿Quién es ese amigo con el que estabas? -preguntó con recelo.
-A David lo conocí hace algunas semanas, y hoy nos encontramos de casualidad en el parque. -se sentó a horcajadas sobre él. -Amor, no tienes por qué tener celos, sabes muy bien que yo solo tengo ojos para ti. -lo besó suavemente, esta vez Manuel sí correspondió.
-Vamos a la habitación. -dijo, Manuel se levantó con ella en brazos, llegó a la habitación; la deposito suavemente en la cama y se tumbó a su lado para comenzar a acariciar su espalda mientras besaba y mordisqueaba sus labios. -Maytis, ya tengo todo listo para el viaje, ¿tú hablaste con las chicas? -preguntó luego de un rato.
-Gordo, sobre eso quería hablar contigo. -dijo mirándolo angustiada.
-¿Pasa algo? Me preocupas.
-Es que, no creo que sea buena idea que yo vaya a ese viaje. -soltó tomando un poco de aire.
-¿Por qué lo dices? -preguntó confundido.
-Manuel, lo pensé mucho y no es la mejor manera de decirle a tus hijos que estamos juntos, creo que primero deberías hablar con ellos.
-Mayte, ellos te adoran.
-Si gordo, pero me conocen como tu amiga. No sabemos cómo vayan a reaccionar cuando se enteren que somos algo más.
-Son unos niños muy inteligentes, van a entender.
-Cielo, lo mejor es que vayas tú solo con ellos y depende de cómo tomen las cosas, la próxima vez viajamos todos juntos. -le acarició la barba.
-Está bien, como tú quieras. -se levantó para salir de la habitación.
-¿A dónde vas? -preguntó levantándose también.
-A mi casa, que pases buenas noches. -dijo yéndose sin más.
Al día siguiente.
Manuel llegó alrededor de las 8:15 am, a casa de Mayte; entro y fue directo a la habitación. Mayte todavía se encontraba dormida, se acerco, le besó la frente con delicadeza y salió.
Mayte despertó, se lavó los dientes y salió de la habitación ya que había escuchado algunos ruidos provenientes de la planta baja; fue directo a la cocina y se encontró con Manuel parado frente a la estufa.
-Buenos días, mi amor. -dijo al sentir la presencia de Mayte.
-¿Qué haces aquí? -pregunto desconcertada, la noche anterior se había ido molesto y hoy estaba como si nada ¿Qué clase de juego era ese? Manuel terminó lo que estaba haciendo y se volteo para verla.
-Imagino que tienes hambre, siéntate. -indico sirviendo y dejando un plato frente a ella.
-Manuel, estoy esperando tu respuesta.
-Porqué mejor no desayunamos tranquilos y luego hablamos, ¿sí? -sonrió y Mayte accedió.
Terminaron, Manuel recogió y limpió todo con ayuda de Mayte, y luego se dirigieron a la sala.
-Mi May, pase toda la noche pensando en lo que hablamos, y tienes razón. -dijo acariciándole el cabello. -Hoy vamos a hablar con los niños.
-¿Vamos? -preguntó con el ceño fruncido.
-Sí, vamos. -confirmo. -Ya hablé con Lucero, y como hoy es el último día de clases le dije que yo los iba a recoger.
-Gordo, pero...
-Shhh... Nada. -puso su dedo índice sobre los finos labios de Mayte. -Todo va a estar bien. -sonrió y la beso dulcemente.