Capitulo 28.

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Tres meses después.

Hace un par de días Mayte y Manuel se habían mudado a su nuevo hogar tras varias semanas de estar amueblando y acomodando cada rincón. Era una casa muy bonita de dos pisos, contaba con cinco habitaciones; la principal, una para el/la bebé que venía en camino, una de cada uno de los hijos de Manuel para cuando ellos se quisieran quedar y otra de huéspedes. También tenía un hermoso jardín y alberca, en fin, era perfecta.

Mayte acababa de salir del baño y se paró frente al espejo envuelta en una toalla blanca que dejo caer para contemplar su cuerpo desnudo, tenía poco más de seis meses de embarazo y aún le parecía increíble que fuese a tener un hijo de Manuel, sonrió y sintió como su vientre se movía en señal de que aquello no era un sueño sino la más bonita realidad.

-Estás realmente hermosa. -dijo tomándola por detrás.

-Mi amor, pensé que aún dormías. -se volteó quedando frente a él para besarlo.

-Me desperté cuando salías del baño, ¿me dejas ponerte tus cremas? -Manuel amaba acariciar el cuerpo desnudo de Mayte y más ahora que llevaba el fruto del más grande amor en su vientre.

-Claro que sí, gordito. -dijo pasándole un recipiente alargado que Manuel en seguida destapo y vertió un poco de aquel contenido sobre la palma de su mano; pasó sus manos por cada rincón del cuerpo de Mayte, al llegar a su pancita depositó un par de besos y siguió en lo suyo.

Al terminar la besó despacio y sin prisas, acariciando cada rincón de la boca de ella con su lengua, esa lengua que la hacía perder la cordura.

Rato después, se encontraban desayunando en el jardín.

-Amor, en un rato voy a buscar a los niños, se van a quedar unos días con nosotros.

-Ay, claro que sí gordo.-dijo emocionada. -Ya sabes que adoro a esos preciosos.

-Y yo amo que los quieras tanto y se lleven tan bien. -le acarició la mejilla. Sonó el móvil de Manuel. -Disculpa May. -le besó la frente y se alejó para tomar la llamada. Mayte frunció el ceño, esto estaba muy raro Manuel siempre tomaba las llamadas sin alejarse.

-Bueno Mayte, seguro es algo de trabajo. Deja de pensar tonterías. -se regañó. Manuel estuvo hablando alrededor de cinco minutos.

-May voy a salir, vuelvo en un rato. -dijo acercándose.

-¿Vas a buscar a los niños? ¿Quieres que te acompañe? -preguntó.

-No es necesario, además primero voy a... A resolver unas cosas del disco, sí eso. -dijo algo nervioso.

-Está bien gordo, como quieras.

-Nos vemos al rato, te amo. -la besó y se fue. -Mayte decidió no darle importancia a aquello, no iba a dudar de Manuel y menos ahora.

Cuarenta minutos después Manuel acababa de llegar a su destino.

-Hola reina. -le besó la mejilla.

-Manuelito, Manuelito sí que llegaste rápido, pasa. -se hizo a un lado. -Cuéntame, ¿ya decidiste por fin que es lo que vas a hacer?

-No, no lo sé. He estado pensando mucho pero no se me ocurre nada.

-Vamos Manuel ¿cómo que no se te ocurre nada? Tu pedido llega en un mes, como ya te dije y tú ni siquiera sabes que vas a hacer con él.

-No, sí sé que voy a hacer con él lo que no sé es como. Necesito que me ayudes.

-Vamos a hacer algo, cualquier cosa que se te venga a la mente lo vas a anotar y el día que vengas a buscar tu encargo lo traes y te ayudo ¿va?

-Gracias. -miro su reloj. -Ya me tengo que ir, quede en ir a buscar a mis hijos y ya se me hace tarde, nos vemos luego reina. -se despidió y se fue a su coche. Su celular timbró. -Mi amor. -dijo contestando la llamada.

-Hola gordo, ¿resolviste tus cosas? -preguntó al otro lado de la línea.

-Sí bonita, oye voy a buscar a los niños y luego pasó por ti para ir a dar un paseo.

-Está bien, aquí los espero. -colgó.

Manuel fue por los niños y en una hora estaban en la casa, no había dejado de darle vueltas al asunto no sabía qué hacer. Trató de relajarse.

-Maytecita, ya llegue mi amor. -escuchó decir a Manuel y se apresuró vestirse, ya había llegado y ella no estaba lista. -Justo como lo imaginé, apenas te estás vistiendo. -dijo recostado en el marco de la puerta.

-Gordo, es que me quedé dormida. -Mayte volteó y lo miro como niña regañada.

-Ven aquí y dame un beso. -se besaron con mucha ternura. -¿Cómo está nuestro/a pequeño/a? -dijo acercándose al vientre de Mayte.

-Está perfectamente mi amor. -Sonrió. Ellos habían decidido no saber el sexo del bebé hasta el día de su nacimiento.

-¿Y los niños?

-Están conociendo sus habitaciones. -le acaricio la punta de la nariz. Mayte terminó de arreglarse y fue a la habitación de la nena.

-Hola mi amor.

-May. -corrió a abrazarla.

-¿Te gusta tu habitación?

-Mucho. -sonrió. -¿Puedo darte un beso en la panza?

-Uno y todos los que tú quieras, preciosa.

-¿De verdad? -Mayte asintió y ella se acercó le dio un besito y comenzó a hablarle. -Ay! Se movió -gritó emocionada.

-¿Qué pasó? -dijo Manuel llegando rápido junto a José.

-Papi, hermano. -dijo. -le estaba hablando a nuestro hermanito y se movió, ¿verdad May?

-Sí mi vida. -sonrió.

-Bueno, ¿nos vamos? Ya se nos hace tarde. -dijo Manuel y salieron, no sin antes darle un beso a Mayte y recalcarle lo feliz que era a su lado.

Nunca dejé de amarte. [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora