Llegaron alrededor de la 1:00 am al hotel, Manuel dio sus datos y la recepcionista le entregó la llave de la habitación. Se dirigieron al elevador tomados de la mano y con una enorme sonrisa en sus rostros, esa sería la primera de muchísimas noches como esposos.La habitación se encontraba en el 4to piso. Así que Manuel aprovecho la soledad del elevador para tomar a Mayte entre sus brazos y besarla como si no hubiera mañana. "Ding" el elevador había llegado a su destino.
La tomo en brazos y así la llevo hasta la habitación.
-Que hermoso está todo, gordito. -habían pétalos de rosas y velas por todos lados.
-¿Te gusta? -la dejó en el piso.
-Me encantas. -sonrió. Manuel la tomo de la cintura y le dio un magnífico beso. Sus manos recorrían cada rincón de su espalda una y otra vez, tomó el cierre de su vestido y lo bajó lentamente sin dejar de besarla. Mayte sacó la camisa de él e introdujo sus manos por dentro sintiendo la alta temperatura de su piel. Se separaron mientras mantenían la mirada fija, el vestido de ella descendió por su cuerpo dejando ver una hermosa lencería. Se acercó a Manuel y comenzó a desabotonar lentamente su camisa hasta sacarla por completo, pasó sus pequeñas manos por todo el pecho con suaves caricias, le besó el cuello y le mordió el hombro. Manuel bajó sus manos hasta los glúteos de ella y los apretó haciendo que ella subiera y enredara las piernas en su cintura. Poco a poco se acostaron en la cama y terminaron de despojarse de su ropa.
Tomó un tazón de chocolate para untar que se encontraba a un lado y con una fresa le comenzó a untar el chocolate por todo el cuerpo mientras ella veía atenta cada movimiento de él; al terminar mordió la fresa y sé acercó a besarla.-Que hermosa eres. -dijo. Mayte sonrió y Manuel comenzó a quitar todo el chocolate de su cuerpo con besos húmedos hasta llegar al lugar que más le gustaba haciendo estragos con su lengua, la hizo arquearse una y otra vez.
-Gordo... Hazlo... Ya... -dijo en un hilo de voz. Manuel se acomodó y la observó fijamente.
-Te amo. -entró lentamente en ella sin dejar de mirarla. Mayte soltó varios gemidos que hicieron que Manuel aumentara el ritmo de sus embestidas hasta que ambos llegaron a un lugar donde no existía nada más que ellos.
Se amaron hasta que el cansancio se apoderó de sus cuerpos, hasta que sus voces fueron inaudibles, hasta que la noche abandonó el cielo y la luz de un nuevo día les dio en el rostro.Mayte fue la primera en despertar, estaba abrazada al pecho de Manuel y él, la tenía abrazada por la cintura. Observo su mano admirando el anillo de compromiso que Manuel le regaló aquel hermoso día cuando me pidió que fuera su esposa, junto a la argolla de matrimonio; sonrió, alzó su mirada, él dormía. Le acaricio la barba con la punta de la nariz, para después depositar un suave beso.
-Buenos días, señora Mijares. -sonrió y la abrazo más. Mayte sonrió también.
-Buenos días, señor Lascurain. -le acaricio la barba. Manuel le tomó el rostro y la beso.
-Que bonito es despertar sabiendo que estamos casados y unidos para toda la vida. -la tenía sobre su pecho.
Estuvieron alrededor de dos semanas de "honey moon" por la Riviera Maya.
Fueron dos semanas de disfrutarse, quererse, divertirse. Dos semanas que quedarían grabadas en sus mentes como el mejor recuerdo de sus vidas.Isabel se había encargado de cuidar a Sophia esas dos semanas que ellos estuvieron fuera, todos los días Mayte llamaba para saber de ella.
-Gorda. -dijo Mayte entrando a la sala de la casa de Isa junto a Manuel.