La fiesta de Mohamed no estaba para nada mal, lo había podido conocer más. Me había dado cuenta de que no era un apersona grosera, y todas nuestras diferencias habían quedado atrás. Todos estaban pasados de alcohol. La noche cayo y yo decidí irme al hotel, me despedí de Mohamed el cual me envió en una de sus camionetas. Cuando llegue al hotel me encontré con jade, la odiaba, una envidiosa completa se podría decir que ella era algo zorra. De un equipo contrario y con la derrota en sus manos ahora mismo de seguro quería matarme.
Había muchas chicas así que por desgracia me toco pasar por el lado de ella cuando la escuche hablando de Zayn y diciendo que había pasado un rato agradable con él. La sangre me hirvió. Un empujón tras otro y terminamos chocando.
—Hey miren la resbalosa—burlo.
—Cariño entonces soy un reflejo —contrarreste.
— Por favor Smith, vamos dile a las chicas que tengo más oportunidad de hacerme brillar que tu
— ¿Qué pretendes jade? Ya perdiste acéptalo ¿tan difícil es aceptar la derrota?—cuestione.
— Con la derrota pero con hombres— rio.
— Huy pobre el que caiga en tu trampa, se dará cuenta lo abierta que estas... ups agujero negro —reí y todas hicieron: hu...
— Pues eso no decía el príncipe—dijo con aires de grandeza.
— Emm mira... ¿a todo esto que tiene que ver el príncipe aquí? ¿Te gusta? ¿Te lo follaras? ¿o acabaras con su dinero? —reí.
—La envidia brota Smith—guiño un ojo y chasqueo su lengua.
— Uff, un buen comentario realista de ti misma, es bueno que vayas aprendiendo, buena chica—di media vuelta y la deje con la boca abierta. No era una mujer de peleas, y ni mucho menos, pero si me querías conocer enojada, entonces te daría el gusto.
La ira y los celos me consumían rápidamente, quería que Zayn me diera explicación, pero seamos realista ¿quién era yo para Zayn Malik el príncipe árabe?
Seguí caminando hasta llegar a mi habitación deje el bolso a un lado, me quite el vestido y lo cambien por una diminuta pijama, hacia un poco de calor y yo me quería refrescar. Mi teléfono estaba en el nochero al lado de la cama, no dejaba de parpadear signo de: Llamadas perdidas. Lo tome entre mis manos y recibe, eran llamadas de Zayn, Sin pensarlo dos veces devolví la llamada.
—Zayn—grite con emoción.
— Lauren—saludo él.
— ¿Como estas? —pregunte eufórica.
— ahora mismo, excelente ¿y tú? —contesto.
—Bien, creo que me hace falta algo—reí.
— Creo que a mí me hace falta alguien—dudo y prosiguió—En verdad siento no poder recogerte, tenía una sorpresa para ti, quería que fuera algo especial—confeso.
—oh, mmm no te preocupes, no ha pasado nada.
—en serio te lo recomenzare—dijo.
—no Zayn no te molestes, no es nada, solo son contratiempos—insistí.
—Ah también conocí a tu mejor amiga—conto.
— ¿Dahara? —pregunte.
— No, jade—soltó una pequeña carcajada.
—ella no es mi mejor amiga—gruñí—la detesto.
— tranquila, lo sé y lo comprobé.
—pues al parecer ella la paso muy bien contigo—estaba furiosa pero no se lo demostraría.
— sí, así fue. Pero no es lo que piensas cuando se iban del palacio la salude, ya sabes, el recorrido y todo eso—explico.
—Ella es una ash, no la soporto—grují y resople.
—y ella a ti tampoco. Según su criterio eres una resbalosa—burlo.
— ¿qué? ¿Ella dijo eso? Ahora la odio más.
—sí, pero con una mirada y un buen susto hice que se las tragara.
— la detesto ella es una ¡ay! simplemente ella no acepta la derrota.
—lo sé hermosa gacela.
— De verdad me hace falta no verte—admití.
—te estaré esperando.
— ¿Esperando?—pregunte confundida.
— Ya sabes dónde—respondió y luego colgó, dejando solo el silencio adornado de eco.
La ruinas, esta nuestro típico lugar. Entre de rapidez al baño y tome una dicha nuevamente. Moje mi cabello un poco e hice unas hondas, seque mi cuerpo, lo cubrí con perfume, rebusque entre mi ropa hasta encontrar un pantalón negro con una blusa de tela jean delgada, con tonos degrade y unas botas marrones.
Tome un taxi hasta las ruinas y después de casi diez minutos llegue, le pague al conductor dejando propina. Si seguía a este ritmo llegaría con las manos vacías a Miami. Camine por todo el lugar hasta encontrar a Zayn sentado en la punta del risco, con mucho cuidado me acerque y tape sus ojos.
— ¿sabes quién soy? —pregunte con un todo burlón.
— esas manos la reconocería en cualquier lugar de esta tierra—contesto.
Pase parte de la noche hablando con Zayn mientras reíamos y nos besábamos, le conté sobre la fiesta, y también que Mohamed no había intentado mas nada hasta el momento. Sus celos se pudieron controlar, diciendo que yo nunca tendría ojos para Mohamed.
Los días pasaron y me sentía enamorada de Zayn, aun no éramos novios o algo por el estilo. Pero sin embargo se había ganado mi corazón, su recompensa por ese día fue un brazalete de oro con gemas incrustadas le replique y le dije: que era mucho.
Pero el dijo: que eso no era nada.
Solo faltaban unos pocos días para irme y sabia que esta sería la despedida más dolorosa. Me aferre a alguien que sería pasajero en mi vida. Sábado por la mañana, Zayn me paso a recoger. Según el ya la sorpresa estaba lista. Llegamos al palacio, pero ahí no había nadie, estaba vacío y solo habían unos que otros trabajadores.
Caminamos a través de lo pasillo, hasta llegar al jardín donde descubrí que era el príncipe, seguimos caminando y entramos a un establo, estaba repleto de caballos, todos ellos hermosos. EL entro al establo y salió con una yegua de color blanco con tonalidades grises, era tan hermosa, que hasta parecía brillar con la luz del sol.
—creo que la sorpresa fue atrasada pero ojala te guste ella es saudí, ella era tu sorpresa, pero ese día se lastimo la pata y no podía caminar—conto.
—es hermosa Zayn—me acerque y la acaricie, su cabello era tan suave y brillante, simplemente hermoso.
—vamos tenemos un largo camino por recorrer—ordeno.
Subí a la yegua mientras que el subió a un caballo negro, también muy hermoso, cabalgamos a las afueras del palacio, por lugares que nunca pensé que existieran, además dentro del mismo palacio había una villa. Aunque con un poco de torpeza por parte mía, ya desde que tenía diez años no me subía en un caballo o algo así.
Después de pasear por dos horas regresamos al palacio. Me encontré con las hermanas de Zayn y este solo rodo los ojos, desde que las había conocido no habíamos hecho buenas amigas, e incluso Zayn me confesó que les tenia celos ya que ellas lograban envolverme en segundo, lo que a él le había costado un largo tiempo.
Entramos a su cuarto, que más parecía toda la casa donde vivíamos Dahara y yo, era demasiado grande y extravagante para una sola persona, pero su cama era cómoda. Eso era lo importante.
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El príncipe árabe
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