19. Sobre la Escalera de Mármol.

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23 de Mayo de 2021.
Hora: 5:35pm.

El tan anhelado Domingo para Scorpius había llegado.

Durante la tarde, así como lo habían planificado, la pasó con Rose en la Biblioteca adelantando deberes y estudiando un poco.

De tanto en tanto, hacían comentarios referente a los libros que leían o compartían datos sobre los deberes. Con sutiles miradas y delicados roces de mano. Sin importar que el resto de alumnos allí en la Biblioteca, los que no estuvieran concentrados en estudiar, miraban sin disimulo y con total curiosidad la escena de ambos chicos. Sentados solos en una mesa bastante apartada. Era obvio para todos desde hacía un tiempo lo que esos dos se traían.

Desde hacía un tiempo para acá, a Rose Granger-Weasley había dejado de importarle por completo que la vieran sola junto a ese adorable chico. Éso podía decirse que era un tremendo logro para ella, pues desde que Rose tenía uso de razón, la apariencia se había convertido en algo muy importante que cuidar y lo que pensaran los demás de ella era un tema de su total interés. No porque se lo hubieran inculcado, ya que realmente no existía persona más indiferente a la opinión ajena que su padre y bien que su hermano Hugo había heredado tal rasgo de él. Tal vez Rose sí era así por haber crecido siendo la hija de Hermione Granger.

¿Quién no conocía a su madre?
Trabajadora en el Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, y jefa del comité de Regulación de Criaturas Mágicas; defensora de los derechos de los Elfos domésticos y luchadora incansable por la igualdad total entre Magos nacidos de Muggle y Sangre Pura, y ahora Ministra de Magia. Sin mencionar también a su amado padre, famoso socio y ahora dueño en conjunto de la fabulosa tienda de artículos de broma Sortilegios Weasley que además junto a su madre eran los mejores amigos de nada más y nada menos que del Niño Que Vivió, el Elegido y que junto a él ambos había colaborado en la derrota de aquel terrible Mago Oscuro; Harry Potter, que a parte de todo, era su tio. Sin contar también que era la sobrina de una importantísima ex jugadora de Quidditch en el equipo de las famosas Arpías de Holyhead, su tia Ginny Potter. Por supuesto que las apariencias eran importantes para Rose, sus padres y tios siempre se llevaban la atención y se robaban las miradas de todos estuviesen donde estuvieren... y Rose quería eso. No quería admitirlo, pero muchas cosas le causaban inseguridad, quería ser la mejor, la mejor estudiante, la mejor en Quidditch, la mejor a la vista de todos. Y el simple hecho de que pudieran verla con una Serpiente era una idea que no hubiera concebido aún un año atrás.

Desde pequeña había escuchado de su padre retalos sobre Hogwarts, y lo mucho que repudiaba a las serpientes de Slytherin, pero por sobretodo, siempre fue consciente del rencor que le guardaba a esa familia de Magos, los Malfoy. Las palabras que Ron Weasley le había dicho a su hija minutos antes de abordar por primera vez el Expreso de Hogwarts en su primer año aún seguían vivas en su psiquis: "Asegúrate de machacarlo en cada examen, Rosie..." "No seas muy amigable con él... El abuelo Weasley nunca te perdonaría que te casaras con un Sangre Pura"

¿Acaso esas palabras eran reales? ¿Su abuelito Arthur la odiaria por enamorarse de un Sangre Pura? ¿Su padre le guardaría rencor a ella también por querer a un Malfoy? No lo sabía y justo ahora, no le importaba.

Había descubierto que no todas las serpientes eran iguales, no todas las serpientes eran venenosas, no todas eran presuntuosas, ambiciosas, deshonestas, no todas las serpientes eran malas; después de todo, su primo Albus también era una, y aunque fuera un poco odioso y gruñon, sabía bien que su corazón no había cambiado para mal, seguía lleno de amor.

Por su parte estaba también ese chico Malfoy, quien le demostró no solo que un Slytherin podía ser bondadoso y amable, sino que los Malfoy no eran todos como siempre se los habían descrito. Y por sobretodo, con Scorpius Malfoy pudo descubrir que de nada valía tomarle importancia a la opinión del resto. La gente siempre juzgaría desde su punto de vista, y no todos los puntos de vista eran acertados. Scorpius por mucho tiempo fue juzgado y señalado, incluso por ella misma, y jamás pudo estar más equivocada. La única opinión que importaba era la que se pudiera tener de uno mismo, y eso en los últimos meses ese gran chico de Slytherin se lo había enseñado perfectamente.

EL LEGADO y El Asedio de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora