23. Cartas.

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15 de Agosto de 2021.
Hora: 1:52pm.

El calor se hacía notar en esas vacaciones de Verano.

Aún hasta la fecha, Albus y Scorpius seguían sin tener noticias de su amiga desde la última vez que la vieron en Hogwarts. Habían enviado a sus lechuzas con cartas a su casa, pero hasta ahora no habían obtenido respuesta alguna de su parte.

Jenna vuelve al número 9 de The Cabillas a mediados de Agosto, junto a su madre, su abuela y su hermano menor. Se veían tristes, cansados; su abuela aún lloraba.

El abuelo de Jenna, el señor Armand Morillo, había sido como un padre para ella; fue quien la educó y la enseñó a ser quien era, en caracter y valores. El volverlo a ver después de tantos años estando lejos, pero en tal condición, le pareció una jugada cruel de la vida. Le dolía cada partícula de su ser el saber que no volvería a verlo jamás, luego de haber estado tan cerca de su reencuentro. Su abuelito le había prometido que se verían, él era un hombre de palabra y ella siempre quiso ser como él, pero que su promesa se cumpliera de tal manera, era sumamente desgarrador.

¿Acaso él lo sabía? ¿Sabía que su muerte estaba cerca? Había releído incontables veces la carta que él le había enviado, y Jenna no sabía si eran imaginaciones de ella, pero en cada parte de esa carta encontraba una despedida. «"Sé fuerte, todo estará bien"» habían sido las palabras que la voz de su abuelito le susurró en su sueño, el día que se enteró de su muerte. Dolor. Solo eso podía sentir aún en su corazón.

Estando en su país natal, logró ver de nuevo a su padre y algunos de sus tios; la mayoría de sus primos, al igual que ella, habían decidido mudarse fuera del país. Compartió además varios días con su padre, como si nunca hubiese estado ausente. Jenna pasaba largas horas encerrada durmiendo, viendo TV o navegando en Internet, sin querer que la molestaran; salvo por Jensen, su hermano menor. El niño había crecido mucho en ese tiempo, ya tenía 9 años y los grandes dotes que había demostrado para hacer magia impresionaban demasiado a Jenna. Jensen siempre practicaba el mantener el control de su magia de manos y su hermana podía ver un gran talento en él. Al niño le gustaba escuchar lo que Jenna contaba sobre el Colegio y hojear a escondidas los libros que ella olvidaba en casa.

Jenna había evitado hasta ahora contarle a su madre y abuela su aventura del año anterior, cuando se había fugado del tren, pero no se salvó del interrogario de su hermanito. El niño estaba maravillado escuchando la historia que Jenna le contaba sobre el viaje en el tiempo, ayudar a salvar una vida perdida y lo famoso que había sido en el pasado el padre de su amigo Albus. Ahora que estaban de vuelta en Londres, sentía que estaba donde debía estar, ya que en su país natal no le quedaba nada más; todos tenían su vida ya hecha, incluso el padre de Jenna; aunque sabía que la quería, la distancia había hecho su trabajo.

La chica recoge el correo, toma las cartas que eran para ella y deja el resto en la mesa. Sube a su habitación. Al entrar, encuentra el desorden que había dejado hacía ya casi 3 meses, cuando había empacado todo apresuradamente para partir a su país y se había marchado sin mirar atrás.

Jenna arroja todo el desorden acumulado en su cama al suelo y se tira en sobre ésta, no tenía ánimos de nada. Había cumplido 15 años un mes antes, su cuerpo ya no era tanto como el de una niña y su largo cabello caía en ondas a un lado de la cama. Necesitaba dormir, quería dormir, pero no tenía sueño.

Escucha entonces un picoteo en su ventana y al levantar la cabeza sobresaltada ve a una hermosa y pequeña lechuza blanca con alas doradas; Owl. Jenna se apresura a levantarse y abrirle para que entre a su habitación.

La lechuza entra ululando y volando muy emocionada alrededor de su dueña.

-Jenna: Yo también estoy contenta de verte, bonita (le sonríe enternecida).

EL LEGADO y El Asedio de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora