4. La Primera Navidad Juntos.

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25 de Diciembre de 2020.
Hora: 6:02am.

-Jenna: Lumos...

Jenna encendió su varita para iluminar la oscura habitación.

Albus se hallaba en una posición muy divertida, que Jenna tuvo que cubrir su boca para no estallar en carcajadas; con la boca ligeramente abierta, Albus frunció el ceño al ser apuntado con la luz y se giró sobre sí mismo cubriéndose la cabeza con la sábana. Scorpius por su parte, dormía plácidamente boca arriba y no se inmutó con la luz de la varita de Jenna; aún dormido se veía apuesto y elegante, y ella tuvo que hacer un gran esfuerzo para dejar de contemplarlo.

-Albus: Jenna...

La chica se sobresalta y se vuelve hacia Albus.

-Jenna: ¿Sí? (susurra nerviosa)

Al apuntarlo nuevamente con la varita notó que su amigo solo murmuraba en sueños, suspiró aliviada y sonrió enternecida; se alejó de su amigo para no despertarlo y salió de la habitación sin fijarse en el montón de regalos depositados a los pies de cada cama.

Jenna sale de la Sala Común de Slytherin viendo el reloj en una pared; nunca se hubiese levantado tan temprano si no fuera para hacer algo realmente importante.

Se dirigió aún en pijama al Sótano del Hogwarts, y en lugar de llegar hasta los barriles que ocultaban la entrada a su Sala Común, se paró frente a una pintura de un cuenco de frutas. Jenna ubicó con un dedo la pera en el cuenco, así como Lysander le había dicho, y comenzó a hacerle cosquillas; provocando entonces que la pera, empezara a retorcerse y a reírse, lo que hizo reír a Jenna también; y a continuación, la pera se transformó en un pomo de puerta color verde, revelando la entrada a la Cocina del Colegio. 

Jenna la tomó, algo nerviosa y entró.

Contempló entonces una enorme habitación de techo alto, tan grande como el Gran Comedor que se hallaba sobre el lugar; además, cinco mesas idénticas a las del Gran Comedor, colocadas de igual forma en la misma posición; con montones de brillantes ollas de bronce y sartenes amontonadas alrededor de las paredes de piedra, y una gran chimenea de ladrillo en el otro extremo; aunque eso no fue nada comparado con el montón de pares de enormes ojos curiosos que se posaron sobre la chica.

Habían al menos unos cien Elfos domésticos; algunos aparentemente más ancianos que otros, con ojos azules, verdes o cafés; con narices como la que había visto en Kreacher como un hocico de cerdo, algunas tan finas y largas como un lápiz, otras redondas como un tomate o un limón; todos con las mismas orejas de murciélago, algunos más altos o más bajos, pero la mayoría debía llegarle a Jenna por el pecho; llevando un delantal con el escudo de Hogwarts.

Todos habían detenido su trabajo para observar a la recién llegada. Jenna quedó paralizada y solo logró articular dos palabras:

-Jenna: Feliz Navidad.

Los Elfos domésticos se sobresaltaron abriendo más los ojos y haciéndole a Jenna unas exageradas reverencias, respondiendo a su vez.

-Feliz Navidad.

-Feliz Navidad, señorita.

-Feliz Navidad.

Uno de ellos, el cual Jenna supuso que era mujer, ya que debajo del delantal con el escudo de Hogwarts llevaba puesta una bonita falda de pliegues, se acercó a Jenna y se dirigió a ella con una voz muy aguda.

-¿La señorita desea algo? ¿Quiere algo de beber? ¿Un poco de agua, chocolate, té...?

-Jenna: Oh no, no... (gesticula con las manos negando)

EL LEGADO y El Asedio de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora