49. La Música del Silencio.

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Los chicos del Coro compartieron una divertida carcajada.

Dentro del aula designada para sus ensayos, siempre reinaba un ambiente armonioso. Más allá de sus voces, compartían un sentimiento de hermandad que les permitía discutir con el otro sin temor a tomárselo personal. A Kenneth le encantaba estar allí, a pesar de ser uno de los que menos interactuaba en el grupo.

El Hufflepuff afinaba las cuerdas de su guitarra preparándose para el ensayo de aquella tarde que aún no iniciaba, mientras sus compañeros se relajaban un poco entre pláticas.

Lastimosamente no era un grupo numeroso; el profesor Flitwick siempre mencionaba lo mucho que deseaba que más alumnos pudieran apreciar aquel precioso arte y se emocionaba cada vez que un integrante nuevo se sumaba.

La Ravenclaw Eddien Carmichael, aún con la preparación para sus ÉXTASIS y sus obligaciones como Premio Anual, siempre se hacía un tiempo para participar en aquella actividad que tanto le había apasionado desde que entró a Primer año en Hogwarts. Anthony Holland era un Hufflepuff compañero de curso de Eddien y era uno de los pocos chicos junto a Kenneth y Edward Boot, un Ravenclaw de Cuarto curso, en participar del Coro. Linsay Cattermole, de Segundo curso, y Katreen O'Hare de Primero, eran ambas Gryffindor y las más pequeñas del equipo, cuyas tiernas voces eran un complemento perfecto que no podía faltar en aquel grupo.

Por su parte, Lorraine McCormack, Prefecta de Gryffindor de Sexto curso, era la única que presumía de tener familia dentro del mundo de la música, siendo hija del famoso guitarrista de la banda Las Brujas de Macbeth; decía llevar el talento en la sangre. A diferencia de Heidy Parkin y Alphonse Broadmoor, Hufflepuff y Slytherin respectivamente, ambos de Cuarto curso; quienes habían roto la tradición familiar de ser jugadores de Quidditch para dedicarse a su mayor pasión que era el canto y la música.

El único Slytherin del grupo, era tan introvertido o más que Kenneth, dedicándose únicamente a ejecutar el piano cuando le correspondía y escribir una que otra partitura, sin participar en las animadas conversaciones del resto. Aún con su apatía, era un miembro tan importante como el resto para el grupo de Coro, al igual que la nueva integrante del equipo que justo ese día se encontraba ausente.

-Anthony: Oigan, ¿y dónde está la Otaku?

-Eddien: Hoy no podrá acompañarnos (apenada). Me repitió muchas veces que me disculpara con todos de su parte.

-Linsay: Es muy dulce.

-Anthony: Sí, la Otaku es una lindura (sonríe con picardía).

-Heidy: Deja de llamarla así, Tony (pone los ojos en blanco).

-Anthony: ¿Qué tiene? A ella no le molesta.

-Linsay: (Hace una mueca) La palabra es muy fea.

-Lorraine: Eres de lo último, Tony (lo mira con fastidio).

-Anthony: No exageren, no significa nada malo.

-Edward: Otakus son aquellos afinicionados a esas caricaturas Muggles de Japón, eh... ¡Ánimes!

-Anthony: Exacto, solo eso.

-Edward: (Pensativo) Aunque también he escuchado que son personas extrañas y que no se bañan.

Un murmullo general de desaprobación por parte de las chicas recorre el aula. Kenneth niega levemente, con una ceja alzada; por supuesto que aquella información era falsa.

EL LEGADO y El Asedio de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora