28. La Madriguera.

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Jenna no logra acostumbrarse a la molesta sensación, sigue encontrándola desagradable.

Cuando la presión desaparece y Jenna descubre que una vez más puede respirar, se encontra a sí misma parada junto al señor Potter en un camino en medio de un campo. Harry se pone en marcha luego de comprobar que la chica se encontraba mejor. Jenna va algo pensativa, se siente extrañada ante la situación, ¿por qué no se Aparecían directamente dentro de la casa? Decide de inmediato saciar su curiosidad, o como ella lo llamaba: Sed de conocimiento.

-Jenna: Señor Harry... ¿Por qué usted no se Apareció dentro de mi casa? Digo... ¿Por qué en El Caldero Chorreante sí pudo, pero ni aquí ni en mi casa pudo?

-Harry: De poder es posible, Jenna. Pero como una vez me enseñaron a mí: Sería tan grosero Aparecerse dentro de una casa como ir y derribar la puerta principal a patadas. La cortesía indica que debemos darle a nuestros compañeros Magos o Muggles, la oportunidad de negarnos la entrada.

-Jenna: Pero señor Harry, usted sabe que es bienvenido de cualquier manera en mi casa. Y me... me imagino que en la casa de los abuelos de Albus igual.

-Harry: La educación ante todo (sonríe). Hay hogares mágicos protegidos de cualquier forma contra visitas indeseadas. Como en Grimmauld Place, por ejemplo... Solo pasan las personas a las que les revelo la dirección. Y Hogwarts por supuesto, donde nadie puede Aparecerse en ningún lugar de la construcción ni los terreros.

Jenna había leído sobre ello en La Historia de Hogwarts, pero hubo otra duda que la asaltó:

-Jenna: ¿Ni siquiera es posible Aparecerse en el Bosque Prohibido?

-Harry: Está dentro de los limites de Hogwarts, así que asumo que no.

Jenna analiza dudosa la información cuando de pronto se ve distraída al distinguir hacia delante una casa muy alta; se veía bonita y bien pintada con colores alegres.

Al acercarse más, Jenna logra verla mejor y se da cuenta que la altura de la casa se debía a que los pisos superiores seguramente había sido añadidos luego de la construcción de ésta. Aquí y allá habían añadido varias habitaciones hacia arriba y la casa parecía sostenerse en pie solo por arte de magia.

Al menos unas cinco chimeneas coronaban el techo. Cerca de la entrada, clavado en el suelo, había un letrero torcido que rezaba "La Madriguera". Junto a la casa había un cobertizo y junto a éste, un gallinero repleto de gordas gallinas marrones. La entrada estaba adornada por arbustos que se movían perezosamente aunque no hubiera viento. Era una vista fascinante y los ojos de Jenna brillaban de admiración.

-Harry: Lo sé, es una maravilla (sonríe también admirándola).

Jenna asiente con emoción. Saca entonces su Celular y le toma una foto a la fantástica casa. Harry la mira curioso y sonríe.

-Harry: Rodeemos la casa. Dentro todo es un caos, todos están atareados por la boda. Seguro te pedirán algo de ayuda, Jenna.

-Jenna: Me encantaría ayudar en lo que pueda (sonríe entusiasmada).

-Harry: Muchas gracias, Jenna. Sé que serás muy útil. Albus se encuentra en la parte trasera. Te ayudaré con eso (dijo tomando el baúl de la chica).

Ella asiente y ambos rodean la casa.

Llegan al patio trasero; Jenna visualiza un jardín muy grande y bonito, cuyo césped parecía recién podado. Habían árboles con troncos nudosos junto a los muros; en los arriates plantas exuberantes que no había visto ni siquiera en los Invernaderos de Herbología y un gran estanque de agua verde lleno de asquerosas ranas.

EL LEGADO y El Asedio de la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora