Prólogo.

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Ashton se encontraba sentado ante mí, tenía un ojo morado, el labio partido, su ceja sangrando y varios rasguños más en su cara, abdomen, brazos y espalda. Soltó un gemido en forma de queja cuando pasé el algodón por su ceja, retirando parte de la sangre.

                    — Ash... —por aquel entonces estaba enfadada con él, o eso intentaba, porque cada vez que le miraba a los ojos lo único que era capaz de pensar era que lo quería a mi lado el resto de mi vida. El problema era que la intensidad de las peleas en las que se metía Ashton probablemente interfiriera en mis planes, esto tendría que acabar, y no veía un momento mejor que aquel para hacerlo—, algún día esas peleas te van a pasar factura. —tragué saliva intentando sin éxito aflojar el nudo que se había formado en mi garganta—. Sé que toda la mierda en la que estás metido no es cosa mía, ya te he dicho que todo esto me supera y yo... creo que...—ahí iba— deberíamos... deberíamos dejar lo que sea que sea esta relación extraña.

Ashton me miraba asustado. Sus ojos estaban cargados de miedo. No podía verlo así, sabía que podría derrumbarme en cualquier momento, dejé el algodón en la mesa de al lado y me giré dispuesta a irme. Odiaba llorar, y aún más cuando había gente delante, y muchísimo aún más cuando era Ashton quien estaba delante.

Sentí cómo me agarraba la muñeca con fuerza, no demasiada, y me atrajo hacia él haciendo que chocase con su pecho, hizo una mueca de dolor y me encogí por dentro, era doloroso verle así, cuando normalmente no podía pasarse cinco minutos sin sonreír y eso me encantaba, porque tenía la sonrisa más bonita del mundo entero.

                    — No te vayas. —dijo seco—. Por favor. —sujetó mi mentón y me besó como si su vida dependiera de ello. Sus labios sabían a sangre a causa de la pelea, sentí como una punzada de dolor en mi estómago—. Sin ti sólo soy un estúpido niño perdido. —susurró.

Without you I'm a lost boy. {a.i}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora