Capítulo 3.

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Siendo sincera, no sabía en dónde coño me había metido, no había corrido demasiado, pero no veía el camino con los ojos borrosos, así que acabé apoyada en la pared de un callejón, sentada en el suelo abrazada a mis rodillas, me sentía patética, tal y como Ashton había dicho.

Lo peor era que tenía razón.

Era patética, y lo seguiría siendo, pero si me hubiese enrollado con Irwin, a los ojos de los demás pasaría de ser "la patética de la nueva" a "la chica que compartió saliva con el maravilloso Ashton Irwin una vez en su vida". Y el segundo título me parecía mejor.

Eso me hacía llorar más.

Mi llanto aminoró dos minutos después, no me permití llorar durante más tiempo, era algo estúpido, en cierto modo, ¿lloraba por unas palabras que había dicho un desconocido cualquiera? No, lloraba porque sabía que él tenía razón y lo sabía todo el mundo. Incluida yo.

- ¿Wendy? -escuché que alguien me llamaba, alcé la cabeza, al ver que era Jamie, la volví a bajar y me abracé más fuerte aún a mis rodillas-. ¿Estás llorando por lo que ha dicho ese gilipollas? Te prometo que un día de estos le apretaré los testículos de tal forma que se le van a salir los ojos de las órbitas, y luego voy a hacer que se los coma como si fueran gominolas.

- ¿Los ojos o los testículos? -dije con un hilo de voz.

- Hm.. uno de cada.

Reí sin ganas, negué con la cabeza y me sequé las lágrimas con el dorso de la mano derecha. Tendió la mano para ayudarme a que me levantase, yo acepté y me sacudí el pantalón con las manos.

- Venga, volvamos al partido. -sugerí, con la voz más aclarada.

- ¿Seguro que estás bien? Puedo llevarte a casa si quieres.

- Estoy bien. -suspiré. Jamie alzó una ceja-. Estoy bien, te lo prometo.

- Vamos, anda.

Volvimos al gimnasio, nuestro equipo iba perdiendo por dos puntos, Dylan estaba apoyado en sus rodillas y luego comenzó a ir a por la pelota, Ashton tenía la pelota, tiró a canasta pero no encestó.

- Qué pena, Ashton hoy está teniendo mala suerte. -dijo uno de los hombres sentados detrás de nosotras-. Se le ve... distraído.

- Espero que cuando venga el ojeador juegue como siempre. -dijo el hombre sentado a su lado-. Ese tal Dylan Jones es muy buen jugador también. Ha marcado tres hoy, está en racha.

Decidí dejar de poner la oreja en esa conversación ajena y centré mi vista en el partido, Dylan marcó un triple, y nos pusimos en cabeza, pero enseguida el equipo del Eagle High School marcó otras dos canastas.

Cuando Ashton le pasó el balón a un chico alto y rubio, su mirada se encontró con la mía, la bajó durante dos segundos y luego volvió a mirarme, ahí en medio, parado en el centro de la pista.

Sonó la bocina que indicaba que el primer tiempo había acabado, iban empatados a quince.

Ahora era el turno de las animadoras, bailaban una canción bastante pegadiza que reconocí prácticamente enseguida, We are young de 3OH!3.

Ashton siguió mirándome, y ya bajé la mirada, no se la aguantaba más. En cierto modo me intimidaba tener su mirada sobre mí, me removí nerviosa en mi asiento hasta que noté que dejaba de mirarme. 

Empezó el segundo tiempo, hubiese mentido si hubiera negado que, cuando estaba mirándome, estaba esperando una disculpa por su parte.

No sé, un "lo siento, no era mi intención hacerte llorar". O tan solo un "perdona". Pero nada, absolutamente nada. 

Without you I'm a lost boy. {a.i}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora