En dos semanas había pasado de ser "la patética de la nueva" a la facilona de todo Spring Sydney High School, prácticamente estaba a la altura de Allison, pero yo me negaba al contrario de ella.
Ahora no era sólo Ashton el que me metía mano así porque sí, sino que había otros siete chicos que lo hacían. Al parecer Ashton me vendió muy bien cuando hablaba de nuestros supuestos cinco polvos, la gente comenzó a conocerme y Allison cada día me odiaba más, sin embargo su grupito corista decía que les caía bien. No era mutuo.
Cada vez tartamudeaba menos, Jamie me estaba ayudando y Dylan también, con quien en esas dos semanas hice bastante amistad.
Yo, condenadamente tonta, ayudé de nuevo a Ashton hacía una semana cuando me lo encontré arrastrándose al portal de mi casa con moratones por todo el cuerpo, y de nuevo dijo que se había acostado conmigo, desde entonces no volví a hablar con él, pero evidentemente siguió metiéndome mano, y ya no sólo era manosearme el culo, si no que la cosa había ido a más. Incluso una vez me encerró con él en el cuarto del conserje e intentó besarme, pero como me negué atacó a mi cuello, dejando una horrorosa marca encima de la clavícula, que insistía en no marcharse, por mucho maquillaje que me echara, seguía ahí, persistente.
Llevaba cinco minutos mirándome al espejo, observando la marca de mi cuello, tenía un aspecto horroroso, un color entre morado y marrón, y cuando la tocaba me dolía un poco. Se había pasado cuatro pueblos, no sé muy bien en qué estaba pensando cuando me lo hizo, en realidad ni siquiera sé si verdaderamente estaba pensando en algo o sólo eran puros reflejos.
El sonido de algo chocar contra la ventana de mi habitación hizo que me sobresaltara, la abrí extrañada y vi a Ashton tirando piedras hacia mí.
- ¿Qué luz es esa que se asoma por la ventana? -recitó-. ¡Ah! ¡Es el Oriente y Julieta es mi Sol! Amanece tú, Sol… mata a la envidiosa Luna que siempre está enferma y por eso vive pálida de dolor, pues que tú, doncella en belleza, la aventajas… ¡Es ella!, sí… es ella… ¡ay!… ¡es mi amor! Si supiera que estoy aquí… Habla y no dice nada… pero qué importa: veo que hablan sus ojos y son a ellos a los q...
- ¿Eres gilipollas? No hace falta que me contestes, sí, eres gilipollas. -le interrumpí, centrándome en cada palabra para no tartamudear.
- Vaya, ahora no tartamudeas, ¿eh? -le saqué el dedo corazón y volví a cerrar la ventana, otra piedra chocó contra la ventana.
- ¿Qué cojones quieres?
- Te recito un pasaje de Romeo y Julieta...¿y lo único que se te ocurre preguntarme es que qué cojones quiero? -dijo con aires de burla.
- Oh, no, perdona. -me aclaré la garganta-. ¿Qué es un Montesco? La mano… ¡no!, ni es el pie, ni el brazo, ni la cara, ni cualquiera otra parte de un joven tan bello como él… ¡Si fuese otro tu nombre! ¿Qué hay en un nombre? -intenté acabar la estrofa, pero acabé soltando una carcajada estruendosa, que tapé enseguida poniendo mis manos en mi boca.
Ashton negó con la cabeza, también riéndose.
- ¿Bajas? -preguntó.
- Son las once de la noche y mi madre está en casa, no me va a dejar bajar ni de coña.
- Oh, vamos, salta por la ventana, tampoco está tan alto.
- Son dos pisos, me voy a matar. -me quejé.
- Bajas por la hiedra, y si te caes yo te cojo, venga. -dijo.
- No. Paso olímpicamente.
- ¿Por qué no? Va a ser sólo un rato.
- Te recuerdo que llevas un mes haciéndome la vida imposible, me has hecho llorar dos veces, por tu culpa todos los tíos del instituto me meten mano porque tú me vendiste como la facilona y no te conozco de nada, eres un completo extraño.
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Without you I'm a lost boy. {a.i}
Fanfic— Sin ti sólo soy un niño perdido. Septiembre 2014 — En proceso. © angels_is_a_penguin