Capítulo 2

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Tzuyu era una chica normal que aún se encontraba termiando sus estudios, pero en Corea debido a un intercambio gracias a sus buenas calificaciones. Tenía una rutina simple pero tranquila, levantarse, ir a la universidad, estudiar, ser amable y agradable con quien quiera hablarle, estudiar, llegar a su casa, estudiar y finalmente dormir, aunque había veces en que debía reemplazar lo último para estudiar un poco más.

Tener que hacer sus deberes y aprender en un idioma distinto al natal podía ser difícil, así que intentaba ser aplicada. Por lo mismo sus converzaciones no duraban mucho, aún habían cosas que le costaba manejar, pero su trabajo duro y fiel diccionario ya le habían permitido poder desenvolverse con mayor comodidad.

Así se autodenominaba Tzuyu, alguien normal.

Pero todos sabían que no era tan así, que ella no era alguien común.

Partiendo porque la taiwanesa vive en uno de los departamentos más exclusivos de la cuidad, siendo frecuentado por idols, actores y gente reconocida y poderosa. Segundo, era notablemente superdotada, sus notas eran sobresalientes en la carrera de medicina aún sin manejar el idioma a la perfección, aunque ella atribuye todo a su arduo estudio, a pesar de que después del test necesario se comprobó que su cerebro funcionaba de una manera increible. Tercero, Tzuyu es increiblemente atractiva, chicos y chicas volteaban a verla a menudo y no con alguna intención lasciva, aunque algunos sí, pero la mayoría simplemente se sorprendían de que existiera alguien tan magnificamente bella caminando tranquilamente por el campus de una universidad.

Su celular sonó, una llamada de su madre, rodó los ojos luego de contestar.

-¡Hija!- Dijo con esa voz chillona que a veces la hartaba- Al fin terminé el trabajo aquí, esta gentuza no puede vivir sin mi ¡Se inventan trabajo para tenerme cerca! Aunque los entiendo

-Claro, me alegro- Respondió sin emoción Tzuyu.

Sus padres eran separados, siempre tuvo una mejor relación con su padre, pero su custodia pasó a la mujer con la que hablaba al teléfono, aunque ya es mayor de edad. No es como si su madre la maltrara en algún sentido, nunca la había golpeado o hablado de forma grosera, de hecho solía ser bastante cariñosa y la mimaba mucho. Pero si había algo que Tzuyu odiaba de su madre, era claramente su ego.

La mujer era una importante diseñadora en Taiwan, sus trabajos eran ampliamente reconocidos y esto la hacía actuar a menudo de forma altanera, intentando pasar por encima del resto arrastrando a Tzuyu en eso igualmente, pero la menor simplemente no era así.

Su padre era algo más sencillo, también tenía un buen trabajo, pero no por eso tenía las mismas actitudes de su ex esposa, cuando se dieron cuenta que no eran el uno para el otro quiseron cortar por la paz antes de crear algo doloroso de recordar para todos.

-¿Crees que te pueda visitar un día de estos? Te extraño, y doy por hecho que tú también extrañas a tu linda, hermosa, preciosa y tierna madre ¿No?

Tzuyu cuando la escuchaba así se irritaba y quería sólo silencio para aliviar su dolor de cabeza, se prometió a sí misma nunca comportarse de esa forma y poner en su lugar a todos los presumidos que se sobrepasaban con ella, a su madre le seguía debiendo respeto y otras cosas por lo que podía aguantarla.

-Sí, te extraño, pero no lo sé... he estado estudiando mucho, no hay tiempo libre- Tzuyu intentaba poner excusas.

-Oh, mi estudiosa bebé... me haces sentir tan orgullosa- Tzuyu sonrió un poco- Aunque era obvio que serías así de maravillosa siendo mi hija, lo que tienes de mortal seguramente viene de tu padre, aunque para mi sigues siendo perfecta- Tzuyu dejó salir una risita esta vez.

Sabía que el hábito de su madre ya no podría ser corregido, y la mayor también sabía que actitudes le molestaban a su hija por lo que intentaba controlarse, aunque a veces pensaba que era estúpido pues ella es perfecta.

-Gracias mamá, ya debo irme a mi siguiente clase... adiós, cuidate

-¡Tu igual! Te quiero mucho, intenta llamarme más seguido, te extraño

El caracter de la mujer podía ser tan complejo que se sentía sola, pero su autoconvencimiento la hacía pensar que el resto simplemente no era digno de estar cerca de ella, a veces lamentaba ser tan exigente con sus cercanos, pero Tzuyu era su hija y tenerla cerca de ella siempre le encantaba.

-Lo intentaré, también te quiero, adiós

Su madre cortó como de costumbre, nadie le corta a la señora Zhou, ni siquiera su hija.

Tzuyu dio un suspiro mirando sus libros, se encontraba en la biblioteca y en realidad su siguiente clase era dentro de una hora más, pero era suficiente charla con su madre por ese día, aparte de no ser una fanática de hablar por teléfono.

Iba a seguir estudiando, pero considera que es momento de un descanzo pues no puede pasarse todo el día en ello, así que caminó fuera de la biblioteca dispuesta a pasearse por la cafetería y beber algo acompañado de un rico dulce, le gustan esas cosas.

Mientras bebía de su café y sacaba trocitos de pastel veía la televisión, pasaban show's musicales para darle música de fondo al lugar. A Tzuyu se le hacía algo gracioso toparse con uno o dos de aquellos de vez en cuando en el lugar donde vive, agradece no ser una gran fanática que esté siempre a su pendiente.

Los grupos le gustaban, los admiraba con una pequeña sonrisa pues le gustaba la forma en que se mostraban al público. Es algo predeterminado, pero es mejor que tener a un engreido ¿No? Sabe perfectamente que detrás de cámaras ellos no deben ser tan así, porque nadie es perfecto evidentemente, no se considera alguien justa para juzgarlos, se contenta con admirar su música y sus habituales historias de superación personal.

Sus clases siguientes transcurrieron con normalidad, se juntó con sus dos únicas amigas coreanas y luego a su departamento. Era algo lujoso, incluso tenía un comedor en la planta más baja. Tzuyu usaba las escaleras, le gustaba mantenerse algo en forma así que dejaba de lado aquel ascensor que estaba a la entrada y pasaba por aquel comedor en busca de las escaleras.

En lo atravesaba el lugar divisó a una de las artistas que seguía, Minatozaki Sana de Twi-Once Entertainment. Recuerda como en una de las últimas entrevistas que vio sobre ella le había prometido una vez más a sus fans que sólo tenía ojos para ellos, sean chicos o chicas ella los ama más que a nada. No pudo evitar igualmente sonreir, Sana veía con ojos brillantes y enamorados a la chica con la que cenaba en el lugar, ya las había visto antes y se sentía feliz por ella.

Esperaba que nadie perturbara su relación, ni siquiera esos niñitos y niñitas que se metían de mala forma en el edificio.

Llegó a su piso, se dio una ducha y se fue a dormir conforme por otro gran día.

Deja de seguirme, por favor - NatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora