Capítulo 8

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Tzuyu por una semana pudo volver a su rutina, sus amigas la llenaron de preguntas sobre qué era lo que estuvo haciendo por míseros dos días, de hecho ellas se veían muy decepcionadas de que haya acabado tan rápido, más que la misma taiwanesa.

La verdad es que la normal chica estaba conforme con que acabara, Nayeon a veces lograba ser desagradable y muy ególatra para su gusto. Pero en ella quedó el sentimiento de intriga, se preguntaba si estaba bien viviendo sola unos pisos más abajo, aunque su equipo estuviera siempre con ella.

Se preguntaba si no se sentirá mal de dejar la escuela, si esos comentarios en realidad no le afectan o lo hacen más de lo que parece. Se preguntaba cómo irían con la nueva canción, de qué estilo sería, si ya estaría practiandola.

Cuando menos lo pensaba comenzó a investigar sobre ella, sobre su música, su trabajo y también buscó entrevistas. Sonreía para sus adentros, era tal cual como se hizo fan de Sana, sólo que ahora no tardó tanto en hablarle, aunque más bien fue la contraria quien le habló.

Quería conocerla más, su trayectoria, que saliera de la rutina de historias de chicos que llegaron, entrenaron y debutaron. Si bien los post cuentan su experiencia en Black-Blink, es casi el único dato predebut del que se tiene confirmación certera, la verdad es que casi nadie conoce realmente a Nayeon. Cada artículo sólo hablaba del presente, de su salto a la fama, su linda y sincera personalidad, pero nadie trata su historia de superación o familia.

Era algo extraño para Tzuyu, pues hay fans capaces de investigar todo eso en sólo un día, es aterrador, pero la realidad.

Estaba más seria que de costumbre, pasó a la misma cafetería de siempre y molesta veía como Nayeon aparecía, se supone que ella visitaría también ese lugar donde a menor estaba. No la malinterpreten, no es por la presumida chica, pero visitar un show musical desde la parte de un idol debió ser bastante interesante.

-Que frustración- Murmuró viendola dar una mini entrevista- Hora de estudiar...- Decidió enfocarse en lo suyo.

Ya era casi de noche, un día atareado trayendola de un lado a otro, dos días fueron suficientes para atrasarla en algunas materias y quedar colgada con algunos temas, sobretodo cuando el idioma es distinto. Llegó a su departamento directo al gran comedor, cenaría, se ducharía y a la cama.

Pero no, las cosas no son como ella quiere, o al menos no esa vez.

-¡Chewy unnie!- Exclamó Nayeon haciendole señas a la mesa, captando algo de atención.

Puso una expresión molesta, estaba cansada y no quería hacer nada más que comer y dormir, pero se acercó arrastrando pasos sólo por amabilidad y cordialidad.

-No me digas así- Respondió cortante- Qué quieres- La menor frunció el seño.

-Te estoy invitando amablemente a cenar junto a mí, no es necesario ser tan grosera- Corrió su silla y preparó otra dandole ligeros golpesitos- Anda, sientate, es como una disculpa por no cumplir con lo que te dije

-Nayeon, estoy muy cansada, sólo quiero dormir

-Oh, pero comer algo te puede ayudar

-Nayeon, ya te dijo que no- Llamó Suga viendo de reojo a la más alta.

-Me voy

Tzuyu ni siquiera se molestó en escuchar la respuesta de la artista, sólo sentir esa chillona voz lograba hacerle doler la cabeza, era mejor cantando que hablando.

Al llegar a su cuarto se lanzó a su cama, era tan suave y cómoda que no pasó mucho hasta que se durmió.

Sus sueños fueron extraños, alegre música que la tenía sonriendo como pocos logran, una suave voz que parecía curar todos sus problemas. Era un sueño común, solía estar en un concierto de Sana coreando sus canciones junto a Jihyo, pero esto era distinto.

Estaba en un parque, una suave melodía y alguien cantando en su oído dulcemente, no podía contener su felicidad. Quería saber quién era, con cuidado intentó voltearse y ver el rostro de tal ángel con tan bella voz.

-¿Te gustó, Chewy unnie?- Dijo dulcemente Nayeon.

-¡Que mier...!- Despertó de golpe- ...da- Se levantó con cuidado, se durmió con ropa- Pesadilla...

Se fue a dar una ducha y cambiar su atuendo, tenía una expresión de desagrado y un sabor amargo en su ser, ese tonto sueño sólo la había puesto de pésimo humor.

Luego de estar completamente arreglada bajó a desayunar algo, pues no entraba tan temprano como para irse sin comer. Buscó la mesa que siempre toma, una que está pegada a una pared y es sólo para dos, aunque ella prefiere estar ahí sola con sus libros y audífonos.

Los camareros ya la conocían, con sólo una mirada y amable sonrisa que les daba Tzuyu sabían que servir. Al rato de estar leyendo llegaron con una bandeja, le sirvieron su café y trocito de pastel, realmente ama lo dulce.

-¿Qué haces, unnie?- Esa voz que tan normal se le estaba haciendo escuchar.

-No te importa- Respondió de forma cortante.

Ella suele ser muy amable con todos comunmente, odia comportarse como en ese momento, pero Nayeon la hacía actuar así y no lo entendía.

-¿Sigues enojada porque no pudimos pasar las dos semanas juntas?- Tzuyu alzó la vista.

Las palabras a pesar de ser desagradables venían con un tono sincero y entristecido. A la menor la adornaba uno de esos lindos pucheros que está tan acostumbrada a hacer, Tzuyu comienza a pensar que es un hábito en ella actuar así.

-De qué hablas, ni siquiera quería estar contigo esas dos semanas- Fue algo agresiva, comenzó a sentirse mal- Lo siento... sólo no es mi día- Nayeon frunció sus labios y miró al suelo.

-Está bien, no importa- Miró el pastel- ¿Me das?

-¿Te dejan?

-No, per-

-Entonces no- Nayeon frunció el seño molesta.

No hubieron más palabras, la menor seguía mirando molesta el pastel, como si él tuviera la culpa de todo lo malo que le pasa al mundo. Esa expresión concentrada, labios un poco abultados y ojos destellantes, Nayeon se había sentado en la silla de en frente en algún momento y Tzuyu finalmente sonrió un poco luego de verla a ella y la hora en su celular.

Movió el plato hasta dejarlo frente a Nayeon, aún quedaba un poco más de la mitad del pastel. Se puso de pie y guardó sus cosas, la menor la miraba atenta.

-Me voy a la universidad, puedes quedartelo, adiós

Deja de seguirme, por favor - NatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora