El Torneo

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Uno tras otro todos derrotaron a sus primeros oponentes. Incluso a pesar de la alta participación, la realidad era que la mayoría de los aventureros inscritos eran novatos sin apenas experiencia en combate real, y con poco poder de combate. 

Aquello sirvió como un calentamiento, una clase práctica que la mayoría aprovecharon para adaptarse a sus nuevos juguetes recién adquiridos.

El torneo comenzó justo después. A pesar de que aún quedaba gente bastante débil, el nivel promedio había aumentado considerablemente. 

Los primeros cuatro combates no tuvieron nada de interés, la mayoría eran débiles y bastante mediocres. Solamente un hombre llamado Stu, que pertenecía al grupo de Sharks, destacó ligeramente sobre el resto. Era un tipo alto de melena corta gris, que esgrimía un estoque ligero y se valía de la velocidad para combatir. Se clasificó derrotando fácilmente a una mole de mucho músculo y poco cerebro. 

En la segunda tanda de combates de aquella ronda se enfrentaría Ratz a un oponente que, según se rumoreaba, había derrotado a su rival anterior sin moverse. Su nombre era Vaughn. Sin embargo aquello no preocupó lo más mínimo al hechicero, quien henchido de orgullo y confianza, saltó al escenario a dar lo mejor de él. Había sobrevivido al infierno de las arañas, había aprendido nuevos hechizos, tenía nuevo equipo... No podía perder.

El combate acabó en siete segundos. En solo aquel tiempo Ratz ya estaba fuera del combate.

Todo había pasado tan rápido que costaba entender la situación. Nada más empezar, Ratz había formado su mejor ataque, una inmensa esfera de color azul hecha de pura energía, y lo había lanzado directo hacia su oponente. Sin embargo este había logrado, de algún modo, hacer que el ataque regresara al propio Ratz.

El hechicero no esperaba aquella respuesta, y tras encajar aquel ataque y salir despedido, quedó descalificado por salir del escenario de combate, y casi inconsciente.

Cuando se hubo recuperado ya habían pasado otras dos rondas. Para este punto, Ratz no era el único vencido, pues la mayor parte de compañeros de Sharks había sido descalificada. Tan solo quedaban tres miembros contando a Stu y al propio híbrido, que conforme subía al escenario, aprovechaba para reírse de Ratz.

-No sabía que llevabas a gente tan lamemtable contigo, Dean. Shajajaja. -Como si no hubiera perdido a más de diez hombres a esas alturas, Sharks se reía como el auténtico vencedor de aquel torneo. La única cosa que pasaba por su cabeza era que él era el mejor, y que sin importar si sus compañeros llegaban lejos o no, todo estaría bien siempre que él ganara.

Sharks tuvo un enfrentamiento sencillo, pasó de ronda sin complicaciones. Su fuerza, gracias a sus genes de tritón, era considerablemente superior a la de los aventureros promedios. Además, era hábil en combate y bastante poderoso.

Uno a uno todos los demás miembros del grupo de Dean pasaron también la ronda. Seguían apareciendo rivales sencillos, por fortuna, sin embargo pudieron ver a varios sujetos muy poderosos lucirse en los combates de aquella ronda.

Además del propio Damir, quien ya había demostrado su poder, existía otra persona de Damiria participando en aquel torneo. Su nombre era Claudia, una guerrera que ocupaba el rango de Teniente en el ejército de Damiria, y que continuamente protegía al príncipe como su guardia personal.

Era una muchacha rubia, de ojos claros, y piel blanca, que portaba una armadura azul celeste y utilizaba un inmenso escudo, además de una espada larga y ancha. Tenía una fuerza considerable para su aspecto tan delicado y femenino, como la demostró impactando el escudo de hierro forjado contra la cara de su último oponente, la cual acabó incrustada en el suelo del escenario de combate.

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