El Bosque

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-Entonces, ¿por dónde? -Todos se encontraban mirando el mapa de la pared, pensando por dónde irían a Damiria.

Damiria estaba detrás del bosque cercano, un bosque dividido en dos por la montaña que lo atravesaba por el centro. La zona norte del bosque era llamada "Jackal Woods", mientras que el lado sur del bosque era apodado "Goblin Woods". Parecían nombres muy reveladores, zona norte chacales, zona sur trasgos.

El otro camino era sin duda el peor: La montaña.

Al margen de la historia sobre los hechiceros y criaturas que allí habitaron, era un terreno complicado de por sí. Una pequeña cadena montañosa de dos mil metros de altura, que recorría casi diez kilómetros desde el punto de ascenso hasta el de descenso. Era impensable.

El maestro del Templo Central acudió a despedir a los aventureros, algo arrepentido por el trato que les había dado. Al ver la situación y sus dudas, pensó que agradecerían algún consejo.

-Ejem. -Carraspeó forzosamente para llamar la atención antes de hablar. -Sin duda, la mejor ruta es... -Sin dejarle acabar de hablar, Dean, que estaba absorto en sus pensamientos hasta ese momento, interrumpió al anciano.

-"Goblin Woods". -Al haber hablado sin ningún ápice de duda, el grupo entero sonrió al oírle. Estaba decidido, aquella sería la ruta. Con aquello claro, regresaron a la biblioteca a preparar su partida.

El maestro se frustró al ser ignorado, pero no pudo evitar sonreír al oír la respuesta de Dean, que coincidía con la que él iba a dar.

Sin embargo uno de los soldados comentó con el maestro sus inquietudes.

-Esto... Señor... Esa zona está en conflicto, los trasgos últimamente han aumentado su agresividad, y se rumorea que se debe al nacimiento de...

-Suficiente. -Interrumpió el anciano. -Ese chico ha analizado la situación a la perfección, estarán bien. Además, incluso con eso en mente, probablemente aún sigue siendo la mejor ruta...

Su objetivo estaba claro, y no demorarían en salir hacia allá.

-Bien, ya lo tengo todo. -Dijo Dean terminando de empacar unos libros que había considerado interesantes, insertándolos en el inventario.

-No dejaré de dar las gracias por el "Inventario" nunca. -Añadió Ratz, mientras metía el quinto barril de vino en su inventario. Todos rieron al ver sus prioridades tan claramente definidas.

-Creo que deberíamos ir primero a la posada, por el camino del Este. Mi compañero Burck estará ahí esperándome.

-Sí, era nuestra idea. -Respondió Buba, que estaba limpiando su armadura. -También hay alguien esperándonos allí.

Todos se apuraron por terminar lo que hacían y ultimar preparativos, y salieron directos a la taberna. En menos de veinte minutos estaban allí, sin mayor contratiempo que algún lobo agresivo o algún oso perdido por el camino.

En la puerta esperaba Burck, preocupado. Nada más ver a Dean salió corriendo hacia él.

-¿Cómo ha ido? -Preguntó, pero la única respuesta de Dean fue un gesto de negación con la cabeza, dejando claro que no había logrado averiguar nada.

-Hay que seguir moviéndose. Nuestro siguiente objetivo es Damiria, creo que podría ser una ciudad fundada por un antiguo aventurero que obtuvo respuestas.

Mientras, a su lado, Buba y el resto se reencontraban con la última persona de su equipo. Era una joven de pelo negro y largo, coronado sobre la cabeza con una diadema y un lazo. Su cara era delicada y tierna, con unos grandes ojos violetas como protagonistas indiscutibles, y su cuerpo era delgado, aunque bien definido. Era bajita, debía medir un metro cincuenta y cinco, llevaba un extraño vestido ajustado y portaba un arco. A su espalda llevaba un carcaj de cuero, y de su cintura colgaba una pequeña daga también.

-Esta es Angie. -Dijo Buba señalándola, presentando así a su compañera a los nuevos miembros.

-Es un placer. -Respondió rápidamente Burck.

-Un placer. -Dijo al instante Dean.

Casi habían respondido a la vez. Casi. Sin embargo Dean, que normalmente habría sido el primero en responder siempre, tardó un instante en hacerlo. Aquello era algo imperceptible para cualquiera que no le conociera un poco, por supuesto lo fue para Angie, pero era un detalle que no escapó de Burck.

EriandorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora