.-Almas gemelas-.

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El bar estaba extrañamente vacío, era mitad de semana, no pasaban de las dos y yo me encontraba ahí, con la cabeza apoyada en la barra y entre unas cuantas botellas, el bartender me mira algo curioso, como si esperase que borracha le contara la razón de mis penas.

Me levante, era suficiente el tiempo que había pasado ahí y, aunque nadie me esperaba en casa, no quería seguir más en ese deprimente lugar, no estaba acostumbraba a beber, así que realmente se me hizo muy difícil caminar hasta la salida, no había llevado auto.

Cuando logre tomar un taxi era difícil pronunciar una frase bien, pero finalmente estaba frente a la pequeña cabaña donde vivo, estuve, creo, quince minutos intentando abrir la puerta, no lo lograba, pero cuando lo conseguí me lance al sofá y me dormí ahí.

La mañana siguiente mi cabeza dolía de un modo horrible, busque una pastilla con desesperación y al no conseguirla me fui al baño para ducharme, mi vida se volvió una aburrida rutina hace un año, al menos un día de la semana lo pasaba en un bar distinto, donde tomaba hasta casi perder por completo la conciencia.

Me arregle, aunque hoy no trabajo, si alguno de mis trabajadores me viera, soy dueña de una empresa de modelaje, mi mundo se acabaría en un segundo si alguien me viera así de borracha, tome las llaves de mi auto y salí de la pequeña cabaña.

No es como si necesitara beber para olvidar algo, después de todo, del beber no me hará olvidar esas cosas, mi madre me llamo a mitad de mañana para comer juntas, no quería aceptar, desde hace tres años nuestra relación madre-hija, cambio de un modo drástico, pero insistió con que debía contarme algo importante.

Estaba caminando hacia una heladería, a veces me gustaba perder mi tiempo de este modo y no frente a una computadora, compre un helado de lúcuma y me senté fuera, veía a la gente pasar, hace al menos seis años mi vida cambio, herede la empresa de mi padre y el trabajo consumió al menos un año de mi vida, mi padre no había hecho un buen trabajo y yo me encargue de sacar adelante la empresa de modelaje.

Odio estar en el ojo publico así que usualmente, Paula, mi secretaria es quien me representa fuera de la empresa, lo que lleva a mucha gente a pensar que ella es la dueña, lo que en realidad no me importa mucho, termino mi helado y me levanto.

Las mañanas no siempre son buenas aquí, usualmente hace un frió horrible y yo pocas veces me levanto de buen humor. Paula me llama y me recuerda que tengo una reunión con unas chicas, media hora más tarde estoy de nuevo en mi casa.

Cambio de canales sin encontrar algo que me interese, termino por ver nuevamente la Sirenita. No logro concentrarme en la película, mi madre de pronto me llama y tiene algo realmente importante que decir, cuando mi padre murió ella fue mi apoyo, pero cuando Maria Jose llego a mi vida ella se negó a aceptarla.

Solté un suspiro y me levante luego de ver la hora, debía ir con ella, tome las llaves del auto, es molesto, hace un año que no hablamos, y ahora debo ir a verla como si nada hubiera cambiado.

Pude sobrevivir a un mar sin viento, pues supe conquistar tu piel y encontré un segundo aliento, me hiciste un favor, me devolviste el miedo, por fin tengo algo que perder si te vas y yo me quedo.

Morat comenzó a sonar en la radio, solté un suspiro, había mucho en esa canción que me traía recuerdos, cuando logre llegar al lugar me encontré con un restaurante que conozco a la perfección, durante mi niñez venia junto a mi padre y la verdad me sorprende que siga aquí.

Me adentre al lugar y ella estaba en la segunda mesa junto al ventanal, rodé los ojos y me acerque "Calle."  Se levanto y me abrazo, fue incomodo "Mamá."  Respondí y me senté frente a ella, había un plato de pasta frente a mi y la mire alzando una ceja "Creí que tendrías hambre."  Asentí y me dedique a comer.

Caché || One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora