Respira, una, dos, tres veces, pero eso no es suficiente para calmar su ira, los hombres a su alrededor miran el escenario con lujuria, sus uñas enterradas con fuerza en el reposabrazos, ella esta más que molesta, está esqueada, los gritos del público aumentan a medida que el discurso del "presentador" se vuelve más obsceno. La chica sobre el escenario, con los tobillos y muñecas atadas, tiene los ojos cristalizados, Daniela sabe perfectamente que ella no esta ahí por voluntad propia.
La ira aumenta y levanta sin pensar su paleta antes de que la última oferta sea la ganadora -¡90 millones!-. Su voz desgarra su garganta, las lagrimas que la chica del escenario había aguantado se deslizan por sus mejillas, el corazón de Daniela late con una lentitud dolorosa, no hay otra oferta y finalmente es la Señorita Calle quién gana a la codiciada virgen. Transfiere la gran suma de dinero y sin su seguridad se dirige para buscar a María José, como la había llamado el estupido presentador probablemente machista, de hecho era algo estupido pensar que él no lo era.
Ella camina detrás suyo con la cabeza gacha, las esposas en sus manos probablemente dejaran una fea marca, se siente asqueada al ver como los hombres que aún quedan en el lugar la miran con lujuria, uno de sus chicos de seguridad la empuja para que camine más rapido y lo ve unos segundos con el ceño fruncido, luego suspira y espera a que abran la puerta del auto.
El cabello de la chica es más oscuro que el suyo, esta visiblemente descuidado y la ropa que ella había llevado durante toda la subasta tiene algunas manchas de sangre, observa con una mueca de desagrado el estado en el que se encuentra y aún así, María José, es realmente una chica hermosa. Algo que no podría negar es que la más baja estaba asustada, temblando, tenia una pequeña idea del mar de cosas que podría estar pasando por su cabecita. El camino hasta su departamento paso en completo silencio, no era una sorpresa, después de todo habia pagado por ella como si fuese un simple objeto.
Rick las había acompañado hasta la entrada del departamento, le habia entregado una llave y se marchó sin mirar atras, camino arrastrando a la chica hasta la sala de estar y fue ahí donde le quito las esposas, examinó el daño en sus muñecas y procedió a desinfectar las heridas. La escolto hasta su habitación y ahí la empujo al baño, ella se quedo sentada sobre la tapa del retrete esperando algún tipo de instrucción, sin embargo le dio la espalda para buscar un cambio de ropa y que pudiese quitarse de encima, al fin, la asquerosa vestimenta de la subasta.
Cerro la puerta del baño susurrando un leve -Duchate-. Y camino hasta la cama para sentarse en ella, busco en el bolsillo interior de su chaqueta su teléfono, al encontrarlo lo examinó por encima y luego marco un número de memoria, dio el segundo tono cuando contestaron -¿Calle?-. La voz le provoco una pequeña sonrisa pero tan rapido como aparecio se esfumó -¿Puedo pedirte un favor? Ocuparas mi tarjeta así que no te preocupes por eso-. Su mejor amiga tardo unos segundos en responder, sentía un nudo inmenso en la garganta, dios, estaba nerviosa -¿Vale? ¿Qué exactamente?-. Solto un suspiro y se obligo a si misma a responder pese a que no encontraba su voz.
-Quiero que compres ropa de mujer, no sé la talla exacta, entonces necesito que vengas a mi departamento. Sin hacer preguntas, Galindo-. Espero nerviosa la respuesta, si ella decidía no aceptar tendria que enviar a Rick a hacer al trabajo, porque después de todo, y aunque no lo pareciera, él tenía un buen sentido de la moda. Escucho un leve suspiro en la otra línea y jugo con los bordes de su chaqueta -Esta bien, pero como sea algo peligro yo me salgo, Daniela, ¿Oiste?-. Penso unos segundos que es lo que su amiga consideraba como peligroso, finalmente sonrió -Lo que sea, solo ven rápido-. Lanzo el teléfono a un lado penas ella corto, dio un rapido vistaso a la puerta del baño cerrada y se levanto para cambiarse de ropa, después de todo el traje azul no era exactamente lo más cómodo.
Estaba terminado de ponerse la camisa cuando la puerta del baño se abrió, deslizó la fina tela por sobre su cabeza y termino de acomodarla, ella no iba a voltear semi-desnuda y asustar a María José, claro que no. Volteo a verla mientras ataba su cabello en una coleta alta, la ropa que ella llevaba le quedaba un poco grande, no demasiado y se veía cómoda con lo que tenía puesto -Disculpa, María José, ¿Tu ropa quedo en el baño?-. La chica asintio algo asustada y se hizo a un lado, dejando via libre hacia la puerta, mordió el interior de su mejilla con asco, ella le tenía miedo, no quería pensar en todo lo que habia pasado para terminar así. Acomodo en una bolsa la ropa que estaba tirada en el suelo, salio con ella en una mano y utilizo la que le quedaba libre para tomar la muñeca de la más baja por sobre sus heridas.
La hizo sentarse en un sofá individual y dejo la bolsa a un lado de la mesita de centro, la puerta del departamento se abrio y una chica alta, rubia y bien vestida, aunque de un modo bastante cómodo, apareció. Se acercó para saludarla antes de percatarse que la chica en su sofá estaba temblando con los ojos aguados, María probablemente había malinterpretado la situación y corrió hasta el sofá para ponerse de cuclillas frente a ella -Oye, oye, respira, ¿Si?-. Quito los mechones de cabello marron oscuro que ocultaban su rostro y volteo a ver a su mejor amiga -Paula, ¿Puedes ir a tirar eso?-. Señalo la bolsa a sus espaldas y la rubia asintió, al parecer entendiendo un poco la situación, solto un suspiro y le entrego su billetera -Ve a compar la ropa, te envío todo en unos minutos-. Ella le dedico una mirada similar a una advertencia y se retiro.
-María José-. La llamo en un tono dulce y acaricio su mejilla, permitiéndose apreciar de cerca sus facciones -Te juro que no te hare daño, de hecho, puedo prometerte que nunca lo haré, puedo incluso decir que voy a protegerte, pero necesito que tú confíes en mí. Sé que es difícil por las cosas que probablemente tuviste que pasar y no estoy insinuando que te conozco porque no es así-. Quitó la mano que tenía en su rostro para entrelazar sus dedos con los de María José, se llevo una pequeña sorpresa al notar que su mano probablemente podría tapar las propias -Tú..., m-me compraste-. La voz entrecortada y rota de la más baja fue como una daga directo a su corazón -Solo porque no podía soportar la idea de que alguno de esos idiotas te quitase todo, no estoy aquí para dañarte, pequeña. No eres un objeto o algo similar como para poder hacer eso, tienes sentimientos, no podría soportar la idea de que te terminaras de romper cuando puede haber hecho algo para evitarlo-. Soltó la mano de la chica y se levanto para sentarse junto a ella en el otro sofá.
-No te compré porque quisiera retenerte María José, quiero que seas libre, quiero que vuelvas a tener esa libertad que probablemente te robaron hace tanto. Voy a ayudarte a encontrar a tu familia y que el mal nacido que te secuestro no vuelva a tocarte un pelo-. Ella la miraba incrédula, con los ojos brillosos y su mente probablemente en un lugar lejano -O dejo de ser la agente Calle-. Intentó sonreir y que entendiera que todo iba enserio, pero no podia pedirle que procesara toda la información en tan poco tiempo.
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Caché || One Shots
FanfictionPequeñas historias sobre Calle y Poché, algunas inspiradas en canciones. Ninguno de los One-shot inconclusos que se encuentra en este libro será finalizado.